El
parlamento griego es la última esperanza…
Lunes 13 de
Julio de 2015 20:15
Cuando el primer ministro de Bélgica, Charles Michel, anunció que el
Eurogrupo y Grecia han alcanzado un acuerdo sobre el programa de rescate
a Grecia, un escalofrío recorrió la piel de muchos europeos. ¿Es
posible que lo ocurrido en los últimos días fuera solo un sueño? ¿De qué sirve
la democracia si lo expresado por todo un pueblo puede ser despreciado de esta
forma? ¿Es Tsipras un traidor? ¿O es un hombre débil que como afirmaban algunos
periodistas griegos estaba sumido en crisis de pánico ante el panorama de tener
que salir de la UE? ¿O quizás algún tipo de “amenaza” mucho más peligrosa que
no conocemos justifica lo que parece una rendición del presidente griego?
¿Acaso Tsipras guarda alguna carta oculta?
No lo sabemos… aún. Pero la verdad, como el agua, busca el camino para
salir a la superficie. La solución de la crisis actual se había alcanzado en la
reunión entre el primer ministro griego Alexis Tsipras, la canciller
alemana Angela Merkel, el presidente francés François Hollande y el
presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.
Los detalles del acuerdo alcanzado entre Grecia y el Eurogrupo
Una de las claves del acuerdo alcanzado entre Grecia y el Eurogrupo sobre
el programa de rescate prevé un nuevo fondo de privatizaciones por un
valor de 50.000 millones de euros, a través del cual Alemania quiere garantizar
el pago de la deuda. Es decir, poner a la venta en país…
En total, el volumen del tercer programa de rescate se sitúa entre 82.000 y
86.000 millones de euros, de tres años de duración. No obstante, antes de
aplicarse en la práctica, la condición necesaria es que el Parlamento griego
adopte para el miércoles todas las leyes sobre el programa de reformas,
incluida la subida del IVA, la reforma de pensiones, la privatización de la
propiedad estatal, una nueva normativa sobre la quiebra de empresas, y la
garantía de independencia de la agencia nacional de estadísticas.
Tsipras tiene que presentar inmediatamente la dimisión, pues ha aceptado
unas condiciones muchísimo peores que las originalmente impuestas y que dieron
lugar al referéndum. Una vez desaparecido Varoufakis (ahora empezamos a
comprender por qué), vuelven a aparecer los vendepatrias incapaces de gestionar
su país en una situación de claudicación, exactamente igual a como si hubieran
perdido una guerra. El que no se haya dado cuenta de esto sencillamente no se
está enterando de nada.
Si hay que liquidar activos eso solo se puede hacer para beneficio del
deudor (pues son suyos), no del acreedor. Al menos en el caso de un país
soberano. China y Rusia habrían sido mucho más generosos y condescendientes que
los europeos a la hora de recuperar la economía griega. De hecho un giro hacia
los BRICS les liberaría inmediatamente de las deudas con los europeos. Poco
puede importar el bloqueo económico que hagan a Grecia, pues sus exportaciones
son ridículas y se podrían girar sin ningún problema hacia esos países. Además
sería una lección histórica a los burócratas del capital, que aprenderían de
golpe con un sonoro tortazo en toda la jeta. Comenzando por los alemanes, que
verían quebrar sus bancos uno detrás de otro en cascada.
Varoufakis estaba jugando muy bien todas esas cartas, como demuestra el
hecho de que se lo hayan querido sacar de encima antes de firmar la
claudicación. Al final saldrán igual del euro, porque hoy como ayer, la deuda
sigue siendo impagable, pero parece ser que quieren hacerlo en pelotas.
Nadie deja que opere una liquidación contra su patrimonio sin haber negociado
primero una quita y ajustado bien las valoraciones. En caso contrario lo que se
sufre es un saqueo.
Grecia ha sufrido en las últimas horas un golpe de Estado terrorista que
pone a todos los europeos de rodillas. Quizás así se esperaba evitar otros
tipos de golpes de Estado al estilo Maidán o similar… Pero el resultado es el
mismo: un pueblo despreciado y una Europa ocupada por sus enemigos de siempre
escondidos en las covachas de los bancos.
Acuerdo con sabor a derrota para Grecia: durísimas reformas a cambio de
seguir en el euro y posible alivio de la deuda
Por Pablo García
Catorce horas de reunión del Eurogrupo y 17 horas de cumbre de jefes de
Estado y de Gobierno en la zona del euro han desembocado en un acuerdo que
permite seguir a Grecia en el euro y obtener un préstamo superior a 80.000
millones de euros durante tres años a cambio de durísimos sacrificios y pocas
victorias. Entre ellas sobresale la mención a la deuda pública helena. Seis
meses después de su victoria electoral, Alexis Tsipras y su equipo han
negociado a cara de perro desde el sábado con los demás países del euro y han
acabado cediendo en casi todo lo que no querían, que es más de lo que la Troika
pedía hace solo dos semanas: se recortan las pensiones, se liberaliza el
mercado de trabajo, se apuesta por privatizar masivamente para financiar la
deuda. Únicamente, se contempla una reestructuración de la misma como concesión
a Grecia. Un acuerdo sellado con tinta germana, como prueba el que Tsipras no
ofreciera, como suele, una rueda de prensa sino que hablara solo a los medios
en breves declaraciones a la salida de la cumbre.
Además de la cumbre con los líderes de la zona del euro, durante las horas
de reunión hubo cinco encuentros paralelos para tratar de lograr un acuerdo
sobre los puntos más complicados. Tres de ellos se celebraron entre François
Hollande, Angela Merkel y Donald Tusk. A otro de los encuentros bilaterales
acudieron Hollande y Tsipras mientras que una tercera reunión bilateral fue la
celebrada entre el ministros de finanzas galo, Michel Sapin, Wolfang Shauble y
su homólogo griego Evclidis Tsakalotos. Finalmente el francés dejó al alemán y
al griego en una bilateral en la que se cerraron muchas cuestiones. Durante
estas reuniones paralelas, los presidentes del resto de países echaban partidas
a videojuegos en el ordenador o una siestecilla rápida en los despachos, según
Reuters.
El tiempo dirá si el del 13 de julio es un pacto histórico o inservible. Es
el acuerdo más complicado de cuantos se han firmado desde que la crisis
financiera atenaza a la Unión Europea. Obtener la estampa de los 19 líderes –en
realidad 17, porque los primeros ministros esloveno y lituano abandonaron antes
el edifico – ha supuesto un esfuerzo ímprobo. Varias fuentes señalan que
entrada la noche hubo un intercambio de violentos exabruptos entre el primer
ministro holandés Mark Rutte y su homólogo italiano Matteo Renzi, partidario de
suavizar las demandas. También de gritos y recriminaciones entre Schauble y el
gobernador del BCE, Mario Draghi. Atenas recibirá un tercer paquete de rescate
los próximos tres años dotado de una cantidad que oscilará entre los 82.000 y
86.000 millones de euros. Y tendrá que aprobar como muy tarde el miércoles un
paquete de acciones prioritarias en el Parlamento heleno, la Vouli.
Visiblemente agotados, los líderes fueron compareciendo tras anunciar el
acuerdo minutos antes de la apertura de las bolsas. Los primeros fueron Donald
Tusk, Jean-Claude Juncker y Jeroen Dijsselbloen.
El polaco valoró la “confianza
recuperada”. Angela Merkel, que ha liderado en todo momento a los partidarios
de más austeridad, abundó en esa línea y lanzó una advertencia a Grecia. “Los
periodos de gracia y plazos de devolución serán discutidos una vez se produzca
una valoración exitosa del programa de reformas griego”, condicionó la
canciller sobre la deuda a reestructurar. “Hay aún cuestiones abiertas”,
confirmó exhausto Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo. Al final, el alivio
de la deuda, la parte que aún no está concretada, marca la fina línea entre la
humillación y una derrota digna para los griegos.
Del Eurogrupo, el cónclave informal que congrega a los 19 ministros de
Economía y Finanzas de la zona euro, había salido mediada la tarde del domingo
un documento durísimo de cuatro páginas que causó una enorme indignación en las
redes sociales y en gran parte de la prensa mundial. Se aprobó 17 horas después
prácticamente íntegro, excepto la referencia a la salida de Grecia del euro de
forma temporal como alternativa. Un epígrafe que introdujo el ministro de
Finanzas germano Wolfgang Schäuble. El presidente de Francia, François
Hollande, vendió la retirada de este punto como una victoria propia,
minimizando la severidad de las medidas que ahora tiene que legislar el
Ejecutivo de izquierdas griego: “¡Había países que querían un Grexit y mucha
gente en Alemania también, pero yo me he opuesto a esta solución!”, clamó.
Conseguido el acuerdo, Hollande y Tsipras se fundieron en un abrazo.
Merkel avisó de que ahora las cosas tienen que ir “paso a paso”, puesto que
primero Grecia debe aprobar por ley seis reformas prioritarias, que podrían
resumirse en una subida del IVA y una reforma tributaria de calado; otra
reforma –léase tijeretazo- en las pensiones; una autoridad fiscal
independiente; dotar de total independencia a la oficina estadística griega; y
una reforma judicial que facilite el concurso de acreedores y la trasposición
de la directiva europea bancaria. Y después serán algunos parlamentos
nacionales, como el Bundestag, los que ratifiquen el acuerdo.
Estas medidas servirán “para restablecer la confianza perdida en Grecia”,
según el lenguaje al que recurren quienes proceden de la Troika. Una confianza
que se quebró, según los socios del euro, con el desafío insólito que Tsipras
lanzó hace dos semanas y consumó hace una, la convocatoria de un referéndum.
Las tornas han cambiado una semana después. Si los griegos rechazaron las
reformas de la Troika, ahora tragarán con otras más dolorosas.
La estrategia del primer ministro griego de luchar palmo por palmo, punto
por punto, fracasó. La realpolitik no tuvo compasión con Grecia, a quien
la opinión pública europea empieza a reconocer como víctima de la Troika y las
instituciones. Lo que se vio el fin de semana es que Atenas carecía de aliados
en la zona del euro a pesar de que Francia hizo de dique de contención.
Portavoces del Gobierno heleno indicaron que sus negociadores alemanes
quisieron hacerles entrar en razón: “Nos dijeron que Schäuble era invencible”.
Durante las negociaciones, Grecia se cerró en banda en torno a cuatro
puntos: el Fondo Monetario Internacional debía de quedarse fuera del tercer
programa de rescate a partir de 2016. No lo consiguió; pidieron eliminar el
fondo de privatizaciones de activos del país: fracasaron en su intento, pero al
menos lograron que éste se instale en Grecia y no en Luxemburgo; pelearon con
éxito por la reestructuración de la deuda, aunque se quedan sin quitas. Y
trataron de asegurarse que el BCE garantizara la liquidez a su banca insolvente
y para pagar los pagos ya vencidos y que vencen ahora (1.400 millones adeuda
Grecia al FMI, más de 3.000 millones debe abonar al BCE el 20 de julio). Esto
último a priori parece confirmado a tenor de las declaraciones de los
líderes de la UE.
Las reformas acordadas
Uno de los puntos que más conflicto ha generado durante las negociaciones
ha sido la creación de un fondo para gestionar los activos que vayan a
privatizarse. Este fondo tendrá su sede en Grecia pero estará bajo la
supervisión de las instituciones europeas. En él se incluirán los activos
susceptibles de ser privatizados y tendrá un valor de 50.000 millones aunque
todavía no han especificado cómo lo lograrán ya se contemplan varias fórmulas.
En él se incluirán activos de todos los sectores: desde las compañías públicas
como la red eléctrica a sociedades municipales de gestión de aguas pasando por
porciones de la suculenta costa griega debidamente recalificada.
Las propuestas del Eurogrupo son inclementes hasta para abordar el capítulo
de la reestructuración de la deuda, la única victoria parcial de Tsipras.
Concede una consideración a “posibles medidas adicionales para suavizar el pago
de la deuda, incluido el asegurar que las necesidades de financiación se
mantengan a un nivel sostenible si fuera necesario”, y menciona “periodos de
gracia y plazos de devolución más largos”. Pero descarta cualquier quita –suspensión
del pago de la deuda- y, más severo aún, el comunicado introduce “serias
preocupaciones” ante la insostenibilidad de dicha deuda “debido al relajamiento
de las políticas durante los últimos doce meses”, de los que Syriza lleva seis
en el Gobierno. La deuda pública en realidad no ha variado demasiado desde la
llegada de
la coalición de izquierdas al poder, situándose en alrededor del
180% del PIB.
El documento de la reunión informal de ministros va engullendo reforma tras
reforma. Se reclaman iniciativas “ambiciosas” en el mercado de productos, en
línea con recomendaciones de la OCDE como la apertura de los comercios el
domingo y un programa para liberalizar completamente negocios y productos
básicos como las farmacias, la leche y el pan. La privatización de la compañía
eléctrica estatal tampoco es ajena a la Troika.
Nada es ajeno a los acreedores de hecho. Las pocas medidas emprendidas por
el equipo de Tsipras tras su victoria electoral se las obliga a dar marcha
atrás: una “revisión de la negociación colectiva y el despido colectivo” que
supone una reforma laboral en toda regla; pero también la contratación de miles
de empleados públicos despedidos –como los del sector de la limpieza- y quién
sabe si la apertura de la televisión pública tras su cierre. Holanda pidió
revisar la apertura del ente público pasadas las cinco de la mañana del lunes,
sin éxito.
El Eurogrupo ataca además cualquier atisbo de soberanía: “[Grecia] no
debería de volver a políticas del pasado no compatibles con los objetivos del crecimiento
sostenible”. La pérdida del poder ejecutivo por parte de las autoridades
helenas queda más que patente en otros apartados. “Para normalizar
completamente los métodos de trabajo con las instituciones, el Gobierno deberá
consultar y acordar con las instituciones –la Troika- cualquier iniciativa
legislativa en áreas relevantes y con la debida antelación en consultas
públicas o parlamentarias”. Desenredando el lenguaje técnico de la Troika, esto
viene a decir que Atenas tendrá que pactar con sus acreedores cualquier
referendo a posteriori.
Tsipras vuelve con un fardo tan pesado que muchos especulan ya con la
implosión de Syriza. Un oficial griego lo veía con ojos distintos la madrugada
del lunes en Bruselas: “En Grecia todos saben que Tsipras ha negociado un
acuerdo pésimo. Pero saben también que nadie como él ha plantado cara a la
Troika. Yo no daría por muertos ni a Syriza ni a Tsipras”.
#EstoEsUnGolpe: ¿Por qué el acuerdo de rescate de Grecia es un 'golpe de
Estado'?
El nuevo acuerdo de rescate ofrecido a Grecia, que incluye medidas como la
entrega de 50.000 millones de euros de los activos públicos griegos a un
fideicomiso independiente con sede en Luxemburgo, está siendo fuertemente
criticado en las redes sociales. Cada vez más gente se une en Twitter a la
tendencia contra la austeridad bajo el 'hashtag' #ThisIsACoup, lo que significa
#EstoEsUnGolpe.
La "draconiana" lista de exigencias impuesta por los líderes de
la eurozona al Gobierno griego a cambio de un rescate europeo ha provocado una
reacción violenta en los medios y redes sociales contra Alemania y, en
particular, su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, escribe 'The
Guardian'.
La tendencia #EstoEsUnGolpe se originó a partir de un tuit de Sandro
Maccarrone, profesor de física de la ciudad de Barcelona: "La propuesta
del eurogrupo es un golpe de estado encubierto contra el pueblo griego".
En cuestión de horas, recibió 200.000 tuits y llegó a ser el segundo 'hashtag'
más importante en Twitter en todo el mundo, y el más popular en Alemania y
Grecia. El 'hashtag' también contó con numerosos seguidores en Finlandia, cuyo
gobierno está abierto a la idea del 'Grexit'.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, por ejemplo, tuiteó bajo el citado
'hashtag': "Grecia quiere estar en Europa, quiere pagar deuda y negociar.
Pero quiere también respeto, democracia y derechos humanos. Yo estoy con
Grecia". El líder del partido español Podemos, Pablo Iglesias, también
quiso dar su opinión: "Todo nuestro apoyo al pueblo griego y a su gobierno
frente a los mafiosos".
Numerosos usuarios recordaron que Alemania fue víctima de duros préstamos
al acabar la Primera Guerra Mundial. "Alemania aplasta a Grecia y
envía un mensaje a España, Portugal e Italia", tuitearon otros. A menudo
las publicaciones incluyeron fotos con el rostro del ministro de Finanzas
alemán, Wolfgang Schäuble, marcado con una esvástica o imágenes de la ocupación
de Grecia por Alemania durante la Segunda Guerra Mundial.
La tendencia recibió importante respaldo cuando Paul Krugman, premio Nobel
de Economía en 2008, la elogió en su blog de 'The New York Times': "El #ThisIsACoup es
exactamente correcto", escribió el economista. "Esto va más allá
de la dureza, es venganza pura, la destrucción completa de la soberanía
nacional, y no hay esperanza de alivio", aseveró el prestigioso
economista.
Varoufakis: “Ves figuras muy poderosas mirarte a los ojos y decirte:
‘Tienes razón, pero vamos a machacarte’”
Yanis Varoufakis ha hablado por primera vez desde que dejó su puesto como
ministro de Finanzas griego. Lo ha hecho en una entrevista en la publicación
NewStatesman. Una entrevista en la que hace un repaso a su experiencia
personal, pero al tiempo da una mirada sobre la negociación y las fuerzas que
mueven la Unión Europea, que no dejan de ser reveladoras.
“Los ‘poderes
reales’ son como temías…”
En el sentido personal, Varoufakis, después de dejar su cargo, dice sentirse “liberado”. “Dormía dos horas cada día durante 5 meses… También liberado por no tener que mantener ya esta increíble presión por defender una posición que encontraba difícil de defender…”. Pero asegura que la experiencia de estos meses de extremadamente duras negociaciones con la Troika le han resultado positivas…, incluso en lo negativo.
En el sentido personal, Varoufakis, después de dejar su cargo, dice sentirse “liberado”. “Dormía dos horas cada día durante 5 meses… También liberado por no tener que mantener ya esta increíble presión por defender una posición que encontraba difícil de defender…”. Pero asegura que la experiencia de estos meses de extremadamente duras negociaciones con la Troika le han resultado positivas…, incluso en lo negativo.
Por ejemplo, Varoufakis hablar de lo que llama una especia de poderes
‘oscuros’… En concreto, reconoce que le gustó “la información oculta que uno
consigue (al ocupar un puesto así)… que se confirmen tus peores temores… Tener
“los poderes reales” hablándote directamente, y ver que son como temías…, que
la situación es peor de lo que imaginabas!”. Y cuando el periodista le pregunta
a qué se refiere, Varoufakis responde: “la completa falta de escrúpulos
democráticos en nombre de los supuestos defensores de la democracia de Europa.
El sobreentendido de la otra parte de que estamos en la misma lógica analítica…
(Y aún así) tener a figuras muy poderosas mirarte a los ojos y decirte “Tienes
razón en lo que dices, pero vamos a machacarte en cualquier caso”".
Una situación que le lleva a declarar que en sus discusiones no entraban
nunca en conversaciones económicas, en debates… y da a entender que lo que él
llama a menudo “la otra parte” no escuchaba: “tu planteas un argumento que
realmente has elaborado, para asegurarte que el coherente y lógico, y lo que
tienes enfrente es sólo un mirada vacía… Podría lo mismo haber cantado el himno
nacional sueco”.
“Quizás los países endeudados no debiéramos tener elecciones y firmar donde
nos digan”
Las buenas
palabras y la comprensión, incluso desde “los más altos niveles” del FMI, dice
Varoufakis, llegaban sólo “a puerta cerrada”, nunca a la luz pública. Y centra
en Schäuble, el ministro económico de Merkel, esa falta de diálogo. Según el
griego, el alemán le dijo “No discuto el programa…, esto fue aceptado por los
gobiernos previos y no podemos consentir que una elección cambie nada”. El
argumento de Schäuble es que son 19 países en el euro y que hay elecciones todo
el tiempo por lo que si se cambiara cada vez que hay un cambio de gobierno los
acuerdos en la Unión no valdrían para nada.
Varoufakis confiesa que entonces le dijo: “Bien, quizás los países
endeudados simplemente deberíamos dejar de celebrar elecciones”. Y el propio
exministro griego ratifica irónicamente su idea: “Sí, esa sería una buena idea,
aunque resulte difícil. Así es que o firmas encima del espacio en blanco o
estás fuera”.
Da a entender también Varoufakis que Merkel jugaba el papel de ‘policía
bueno’ frente al de Schäuble…, que ella aseguraba a Tsipras que “encontraremos
una solución, no dejaré que nada malo ocupa”, mientras su colega de economía le
decía a él, “o te subes al caballo, o estás muerto”.
“Desde el primer momento los otros países endeudados fueron nuestros más
acérrimos enemigos”
El periodista pregunta a Varoufakis si buscaron la alianza con los otros países endeudados, y el exministro griego contesta de manera rotunda que “no, y la razón es muy simple: desde el primer momento esos países dejaron muy claro que eran los más acérrimos enemigos de nuestro gobierno…
El periodista pregunta a Varoufakis si buscaron la alianza con los otros países endeudados, y el exministro griego contesta de manera rotunda que “no, y la razón es muy simple: desde el primer momento esos países dejaron muy claro que eran los más acérrimos enemigos de nuestro gobierno…
Y la razón es que naturalmente eso les aniquilaría
políticamente, porque tendrían que responder a su población por qué no
negociaron como nosotros estábamos haciendo”.
Sobre su relación con Podemos, reconoce que “siempre tuvimos una buena
relación con ellos”, pero que no podían hacer nada, y que cuanto más apoyaba
Podemos a Tsiriza, “más adverso se mostraba el ministro de Finanzas de ese país
con nosotros”.
También da a entender Varoufakis que sólo Alemania tiene voz en Europa.
Reconoce que el gobierno socialdemócrata francés, por ejemplo, en ocasiones
intentaba “usar un lenguaje muy juicioso”, pero que “al final, cuando Doc
Schäuble respondía y se determinaba la línea oficial, el ministro de finanzas
francés acababa por doblegarse y aceptar”.
“Nuestra Eurozona es lugar muy inhóspito para la gente decente”
Sobre la salida de Grecia del euro, el llamado ‘Grexit’, Varoufakis reconoce que estuvo en la mesa desde el día uno, y que tenía un pequeño equipo de cinco personas trabajando en qué hacer en ese caso, pero al tiempo reconoce que una cosa es prepararse para la teoría y otra preparar al país para una decisión ejecutiva de ese tipo.
Sobre la salida de Grecia del euro, el llamado ‘Grexit’, Varoufakis reconoce que estuvo en la mesa desde el día uno, y que tenía un pequeño equipo de cinco personas trabajando en qué hacer en ese caso, pero al tiempo reconoce que una cosa es prepararse para la teoría y otra preparar al país para una decisión ejecutiva de ese tipo.
Se declara Varoufakis contrario al cierre de los bancos en Grecia, el
‘corralito’, que él apoyaba una respuesta ‘enérgica’ que incluiría imprimir sus
propios euros, o al menos anunciar que lo iban a hacer, pero dice que llevó a
cabo la implantación del ‘corralito’ cumpliendo órdenes y coordinándose con el
Banco Central Europeo y el Banco de Grecia.
Por último, Varoufakis regresa al cierre de la entrevista a su idea inicial
sobre las fuerzas oscuras, para dejar una frase contundente: “nuestra Eurozona
es lugar muy inhóspito para la gente decente”.
Desmontando mentiras: Los griegos trabajan 671 horas más al año que los
alemanes
¿Cree en el mito de que los griegos trabajan poco, se jubilan pronto y
pagan menos impuestos? Los datos recién publicados por la OCDE hacen saltar por
los aires los tópicos: el país europeo donde los empleados trabajan más horas
es Grecia y donde menos, Alemania. La diferencia entre ambos es de 671 horas al
año, lo que equivale casi a un 50%.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha
divulgado un 'ranking' mundial a partir del número de horas que se trabajan por
país. Contrariamente a lo que se creía hasta el momento, Grecia se sitúa en
cabeza en el continente europeo con una jornada laboral de 2.042 horas anuales
por empleado, reporta 'El
País'.
Los países en los que menos horas al año se trabaja son principalmente los
del centro y norte de Europa. En cinco estados se trabaja menos de 1.500 horas
al año: Francia, Dinamarca, Noruega, Holanda y Alemania. Este último cierra la
lista con solo 1.371 horas anuales de trabajo, lo que supone casi un 50% menos
que Grecia.
Otros mitos relacionados con la situación en Grecia tras los años de
recesión también quedan en entredicho. La cadena española La
Sexta informaba
recientemente de que el número de impuestos que se pagan en el país heleno
es superior al de otros países europeos. Los griegos "recaudan
más impuestos que en España, aproximadamente un 45% del PIB son ingresos
fiscales y en España no llegan al 38%, contrariamente a lo que se piensa de que
nadie en Grecia paga impuestos", explica Alejandro Inurrieta, director de
la Escuela de Finanzas de Madrid.
Asimismo, Grecia destaca por sus bajas pensiones y, contrariamente a lo
generalmente extendido, la edad de jubilación no es muy distinta de la de otros
países europeos: según el citado experto, se da "entre los 60 y los 65
años, es flexible, en función de la pirámide de población que tenga y la
situación del empleo en Grecia, que es tan mala o incluso peor que en el caso
español".
Análisis ¿Por qué lo has hecho, Alexis?
Por Paco Bello
No es un buen momento para escribir, y todo lo que ahora diga va a tener
poco valor para mí mismo en esta nube, pero no importa demasiado. Me encantaría
decir que nos han fallado todos, que la esperanza en la política institucional
ha muerto por simpatía en España, y que los políticos de Grecia no solo no han
estado a la altura de su pueblo, sino que han traicionado directamente a
aquellos a los que de paso han destrozado anímicamente y a nivel de confianza
por generaciones, o que hemos fallado nosotros, nosotras, los y las que nunca
hemos querido entrar en política de alfombras, o que los que mandan de verdad
han dado el golpe de gracia a los que solo asistimos como espectadores a su
tragicomedia, pese a que el drama servido no es una ficción y pese a que en
cada acto nos golpean más fuerte. Pero no es, por desgracia, tan sencillo como
todo eso, aunque sí sirva como base.
Esperaba, porque debo ser increíblemente ingenuo, que a lo que aspiraba el
gobierno heleno de Syriza era a una expulsión controlada del euro. Y lo
esperaba porque consideraba que lo que ayer resultaba inaceptable, hoy seguiría
siéndolo, máxime después de convocar a tu propio pueblo a referéndum. También
porque para evitar males mayores, era más sencillo vender a la población que
ellos no eran los responsables del sufrimiento provocado por un ‘Grexit’
impuesto desde fuera, que cargar con lo contrario. Y también porque era mucho
más factible y prudente esa salida con el apoyo de la UE que sin él. Lo que sí
parecía definitivo, de una u otra forma, era que la única opción ética, e
incluso pragmática, si se pensaba mínimamente en las mayorías, era recuperar la
soberanía nacional, por traumático que pudiera resultar a corto o medio plazo.
Aunque también debo decir que nunca me he tragado las bravuconadas del ministro
alemán Schäuble respecto a su pretensión de expulsar a Grecia del euro sabiendo
que, para la Alemania de Merkel, en realidad eso es un tabú, porque la Eurozona
no es una opción, sino una cárcel de la que el gobierno de Alemania es el
director de prisiones.
Ya se ha llegado a un acuerdo, las bolsas suben y los mamporreros del
sistema financiero nos dan lecciones. No hay que ver más que a Mariano el
estadista cómo se suelta en twitter.
Lo que ha aceptado Tsipras no es mucho peor, es muchísimo peor que lo que
sometió a votación de su pueblo y que fue rechazado. Ahora en el Parlamento
tendrá que someter a aprobación lo pactado con los buitres de la Troika y
lograrlo con los votos de los PP, PSOE y Ciudadanos de Grecia (ND, PASOK y To
Potami), porque además de su propio socio de gobierno (Griegos Independientes)
muchos de los miembros de su propio partido votarán en contra, así como los comunistas
del KKE y los nazis de Amanecer Dorado. El ministro de Trabajo, Panos
Skurletis, ante el nuevo panorama, ya ha declarado que probablemente
adelantarán las elecciones a este mismo otoño, aunque hasta entonces, y esto no
lo ha dicho Skurletis, se forme un ‘gobierno de unidad’ junto a los partidos
pro-europeos (pro-mafia).
Seguro que hay mucho visionario que ya tenía claro lo que iba a ocurrir. Yo
solo tenía dudas, todas las dudas. Y es que esto que ha ocurrido abre
definitivamente un cisma a nivel de opinión pública, y puede acabar de mil
maneras distintas: 999 de ellas son pésimas, pero una puede ser positiva, y
ninguna de ellas es la ideal para nadie, tampoco para los que se pretenden los
amos del mundo.
Esto es un extracto de lo que ha escrito hace unas
horas el Nobel Paul Krugman en su blog del NYT:
Supongamos que consideras a Tsipras un imbécil incompetente. Supongamos que
quieres ver a Syriza fuera del poder a toda costa. Supongamos que, incluso, ves
con buenos ojos la idea de empujar a esos griegos molestos fuera del euro.
Incluso si todo eso fuera cierto, esta lista de exigencias del Eurogrupo es
una locura. La etiqueta de Twitter ThisIsACoup es exactamente correcta. Esto va
más allá de la venganza pura, la destrucción completa de la soberanía nacional
y la falta de esperanza de alivio. Probablemente pretende ser una oferta que
Grecia no pueda aceptar; pero aun así, es una traición grotesca de todo lo que
el proyecto europeo se suponía que representa.
No puede expresarse de otra forma, porque el panorama es meridiano.
Los gobiernos Europeos dan forma al brazo ejecutor de la mayor organización
criminal que ha existido. Pero eso cada día escapa a menos gente. El caso es
que Tsipras ha aceptado lo inaceptable.
Y ahora, aunque a mí me costará días de incredulidad interna asumirlo, ya
se puede decir. Una persona decente hubiera dimitido antes que aceptar
semejante expolio económico y tan brutal condena social, o mejor, hubiera
consultado a los griegos, tratándolos como adultos (que es lo que son) responsables,
y esta vez sí con una pregunta que mereciera la consulta: si iban a por todas o
no. Tsipras, por miedo, por coacción, por equivocación o por un paternalismo
que nadie le ha pedido o por propia voluntad, ha jugado con su pueblo, un
pueblo que, al menos en el caso griego, ha demostrado ser muchísimo mejor que
sus gobernantes.
V
a a costar mucho reponerse, y van a sucederse infinidad de preguntas que
sobrepasan el ámbito griego. Pero hoy no tendremos respuesta, aunque lo
ocurrido no saldrá gratis a nadie, y la incertidumbre es la única certeza que
podremos aventurar de momento. Tsipras y la UE han subido la apuesta. Si gana
definitivamente la banca es lo que tendremos que ver muy pronto, y si es así,
nos espera un futuro muy oscuro, mucho más que nuestro presente.
Fuente: Iniciativa Debate, Eldiario.es, RT y agencias
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