martes, 16 de julio de 2019

El trato indignante de Israel a los palestinos



Colono israelí atropella a un niño palestino


Un colono israelí ha atropellado y matado este martes con su coche a un niño palestino, de seis años de edad, en el sur de la ocupada Cisjordania.


Conforme a la agencia palestina de noticias Qudsnet, el menor identificado como Tareq Debanya, perdió la vida por la gravedad de sus heridas en la ciudad cisjordana de Tarqumiyah, al oeste de la ciudad de Al-Jalil (Hebrón), después de que un colono extremista le embistiera con su vehículo a toda velocidad.

En las imágenes difundidas en las redes sociales se ve al niño palestino tendido en el suelo y con graves lesiones en las piernas, manos y en la parte superior del cuerpo, en particular en la cabeza. El conductor se dio a la fuga después, añadió la fuente consultada.

Los colonos israelíes protagonizan, cada vez con mayor frecuencia, este tipo de ataques contra los civiles palestinos. El pasado mes de mayo, un colono israelí atropelló y mató a un ciudadano palestino en la ciudad de Qalqilya, ubicada en la parte occidental de la ocupada Cisjordania.

Parques “solo para judíos” en “Israel”


Una queja ha sido depositada por Adalah, la Asociación de Defensa de los Derechos de los árabe-israelíes, es decir de los palestinos de 1948. Los jueces israelíes deberán pronunciarse sobre un abierto acto de discriminación. La municipalidad de Afula, en la entidad sionista, conocida por su racismo y su negativa a aceptar a residentes no judíos en la ciudad, acaba de declarar que el parque de la ciudad está “prohibido a los no residentes”.

De hecho, nada dice de que no se permitan perros en el parque público de Afula, pero para los árabe-israelies está clara y oficialmente prohibido entrar en él.

A principios de julio, la abogada Nareman Shehadeh-Zoabi y su hijo, que viven en la cercana ciudad de Nazaret y que están acostumbrados a ir a este parque, vieron que tenían prohibido el ingreso.

“El guardia de la entrada me preguntó dónde vivía y se negó a dejarnos pasar cuando le dije que éramos de Nazaret. Una negativa muy humillante”, declaró la Sra. Shehadeh-Zoabi.

El alcalde de Afula, Avi Elkabetz, hizo una promesa electoral y él la ha mantenido. No hay árabes en la ciudad ni en el parque. Y le pidió a sus electores “exhibir con orgullo banderas israelíes en el parque y poner música en hebreo exclusivamente”, informa Adalah.

El mismo alcalde también organizó una manifestación hace unos días contra la venta de viviendas a israelíes de origen palestino.

Afula no tiene el monopolio de este tipo de discriminación contra el 20% de los ciudadanos israelíes, que son árabes.

En marzo de 2018, el gobierno de la ciudad de Kfar Vradim, también en el norte de la entidad sionista, canceló la venta de un terreno cuando se enteró de que el 50% de las viviendas que se construirían allí se venderían a árabes israelíes.

De hecho, cientos de pequeños municipios israelíes han establecido “comités de admisión” autorizados por la ley para rechazar a los candidatos para residir en las localidades sobre la base de los criterios de “conveniencia social y cultural”, con el fin de excluir a los palestinos que tienen la ciudadanía israelí.

En otras palabras, la ley racista de la “Nación Judía” votada en julio de 2018 no cambió en nada la situación. Esta ley, que en su Artículo 7 estipula que los asentamientos judíos deben promoverse como un “valor nacional”, ha multiplicado e institucionalizado estas discriminaciones, que se practican en todos los sectores contra una población que ha vivido en esta tierra desde hace mucho más tiempo que los judíos extranjeros que llegaron de Europa y otros lugares para usurparla y crear el estado racista en 1948.



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COMENTARIO DEL AUTOR DEL BLOG
Resulta bastante indignante observar lo escrupulosa que es la prensa occidental para no difundir noticias como estas.

Es muy curiosa la gran lupa sobre derechos humanos que aplican nuestros “informativos” para denunciar, incluso falsamente, a los dirigentes de los países que no les caen bien como sucedió en su día con Gadaffi en Libia, con Bashar el Assad en Siria,  a los que acusaron de bombardear a sus propios paisanos y sin embargo esa lupa no funciona con Arabia Saudí o con Israel que sistemáticamente violan los derechos humanos tanto a nivel nacional como internacional. 

Lo más grave no es, sin embargo, el hecho de que un grupo concreto de sus fuerzas de seguridad pasen olímpica y sistemáticamente del tratado internacional sobre los derechos humanos, sino que dicha ruptura quede plasmada en una ley de discriminación racial flagrante votada y refrendada por muchos de sus ciudadanos supremacistas como en el caso relatado de Israel contra los palestinos.

Parece mentira que quien se queja hasta la extenuación del holocausto nazi imite a Hitler en su comportamiento actual.

¿Acaso ven la paja en el ojo ajeno y no ven la viga en el suyo? Está claro que no es un caso de esquizofrenia al uso como en principio podría parecer. Yo creo que es un caso de psicopatía muy grave que aplican a aquellos que les molestan en sus delirios de pueblo elegido destinados a dominar la Tierra, tal como se autoproclaman.

Creen que comprando voluntades dentro del campo de la información pueden dar la imagen que se les antoje ante el resto del mundo. Y casi lo consiguen. El nivel de desinformación de la “mass-media” es más que preocupante.

Nadie les levanta la voz porque tanto los comprados como los amenazados se vuelven serviles y se limitan a decir amén. No sólo compran agencias de noticias sino que compran gobiernos y países enteros. Que se lo pregunten a la mayoría de los países que conforman el mundo Occidental: EE.UU., Gran Bretaña, Francia, Paises Bajos, y un largo etc. que no cabe aquí. 

¿Quién manda en todos ellos? Está claro que aquellos de sus paisanos que viven de un sueldo, nada en absoluto.

A lo mejor sería bueno revisar la historia y estudiar a fondo por qué fueron expulsados de España y de otras zonas de Europa en distintas épocas. 

Y como siempre digo, nunca voy en contra del pueblo judío y de sus gentes de a pie, primero porque yo llevo sangre judía y sería estúpido ir contra mí mismo, sino contra aquellos grupos que practican la filosofía sionista, supremacista y excluyente de los que no son como ellos a los que denominan despectivamente “goyim”. Esa perversión les ha llevado a ejecutar atentados contra sus propios ciudadanos judíos en muchas ocasiones (Por poner un ejemplo a bolapluma: El Atentado contra la AMIA en Buenos Aires el 18 de julio de 1994) para que no decaiga y no se olvide nadie del horrible holocausto nazi y de que todo el mundo les persigue. (Recuerdo a los lectores que la banca sionista de los Morgan y compañía desde Nueva York concedieron créditos a Hitler para financiarle sus operaciones de guerra, y existen documentos que lo prueban).

¿Quién sigue creando las guerras y los holocaustos modernos en el mundo? Los simples ciudadanos rotundamente no.

Cada uno que saque sus propias conclusiones, no me creáis nada de lo que digo, investigar vosotros mismos.




martes, 2 de julio de 2019

Falsa bandera para imbéciles



Nos enseña Goebbels que cualquier intoxicación que desee ser efectiva debe adaptar su nivel al más imbécil de sus destinatarios. Y una prueba evidente del creciente nivel de imbecilidad alcanzado por el género humano son las operaciones de falsa bandera perpetradas, diseñadas o auspiciadas por los Estados Unidos, cada vez más burdas y chapuceras. Hace más de un siglo, cuando su codicia imperialista se fijó en Cuba, los Estados Unidos tuvieron que masacrar la tripulación (mayoritariamente de raza negra) de un buque de su armada, el acorazado Maine, para que los imbéciles mundiales tragaran y ellos pudieran apropiarse de Cuba, Filipinas, Puerto Rico, Guam y otras islas estratégicas del Pacífico. Hace medio siglo, cuando quisieron justificar su intervención en la guerra de Vietnam, los Estados Unidos tuvieron que simular ataques contra barcos de su propia Armada, aunque ya no necesitaron matar a sus tripulantes para que los imbéciles tragaran. Hace quince años, a Estados Unidos le bastó con mostrar unas diapositivas de unos bidones arrumbados en un sótano para convencer a los imbéciles de que Saddam Hussein guardaba armas de destrucción masiva. Y ahora les bastan unos desperfectos en los petroleros que cruzan por el estrecho de Ormuz para convencer a los imbéciles de que hay que endurecer las sanciones económicas o declarar la guerra a Irán.

¡Ah, qué nostalgia de un mundo en el que los imbéciles, para tragarse las intoxicaciones, necesitaban que los intoxicadores organizasen pantomimas convincentes! ¡Oh, imbéciles de antaño, cuánto se os echa de menos!

Estos ataques se perpetraron, además, cuando las autoridades iraníes acababan de recibir al primer ministro japonés, Shinzo Abe, con la esperanza de que actúe  como mediador en su conflicto con Estado Unidos. Uno de los petroleros atacados, aunque navegaba bajo pabellón panameño, pertenece a una compañía naviera nipona; y, según ha confirmado el Ministerio de Comercio del Japón, ambos buques portaban cargamentos con destino a este país. Y, en fin, el otro buque atacado contaba en su tripulación con doce marineros oriundos de Rusia, que como todo el mundo sabe es socio preferente de Irán. O sea, los intoxicadores pretenden que nos traguemos que los iraníes, en su empeño psicopático por provocar un conflicto mundial, se dedican a atacar petroleros japoneses o con destino en el Japón, mientras reciben una legación japonesa que puede abrir una vía diplomática en la resolución de sus conflictos; y también que, en su vesania belicista, a los iraníes no les importa poner en peligro la vida de tripulantes rusos, para chinchar a Putin. ¡Olé sus huevos!

Ante una operación de falsa bandera tan burda uno debe hacerse la vieja pregunta que siempre se hacían los latinos: “Cui prodest?”. Y enseguida concluye que beneficia a quienes desean provocar una guerra contra Irán, bien porque lo consideran una amenaza contra sus fronteras, bien porque es la única potencia chiíta que impide la hegemonía saudí en la zona, bien porque la guerra comercial que se está tramando le conviene convertir en un avispero un país que proporciona salida al Índico a Rusia y también al Mediterráneo (a Rusia y a China) con el ferrocarril que está construyendo hasta Latakia, bien porque es la única nación que puede desafiar al imperio del petrodólar (como antes osaron hacer el Irak de Husein o la Libia de Gadafi), si logra normalizar sus relaciones comerciales. 

No sé si los iraníes son más malos que Satanás, como quiere la propaganda; pero, para perpetrar estas torpezas, necesitarían ser además más imbéciles que los que se tragan operaciones de falsa bandera tan burdas.

Juan Manuel de Prada

Fuente: ABC