Por Germán
Gorraiz López
Según la
agencia EFE, la gran Banca española (Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia,
Popular y Sabadell) obtuvo en el primer trimestre del 2015 un beneficio neto de
4.138 millones € (un 67´5 % % más que en el mismo período del 2014) a pesar del
descenso del crédito de más de 500.00 millones desde el 2008, de la disminución
de las tasas de rentabilidad del 20% del 2008 al 6´5% actual y de una reducción
drástica de los presupuestos para obras sociales, (un 60% menos desde el 2008)
mientras según el FROB, cerca de 167.000 afectados por la venta irregular de
preferentes de Bankia, NCG Banco o Catalunya Banc no podrán recuperar ni tan
siquiera un pequeño porcentaje de su inversión al tiempo que se producirían 100
desahucios diarios ( aumento del 2,1 %) y del parque de viviendas viviendas
vacías que podrían destinarse al alquiler social, un mínimo de 600.000 serían
propiedad de entidades financieras o del Banco malo según un informe de la PAH
(Plataforma de
Afectados por la Hipoteca). De todo ello, se deduce que la Banca
se habría convertido en un parásito hematófago (chinche doméstico), organismos
chupópteros que no viven permanentemente sobre su hospedador o víctima sino que
sólo se acercan a él para alimentarse y tras succionar hasta la última gota de
sangre los abandonan exangües y desahuciados
Tradicionalmente,
la finalidad de la banca era canalizar el ahorro privado hacia la inversión,
pero dada la ausencia de cultura de ahorro doméstico y público, ha originado
que el proveedor de recursos para dinamizar la economía en forma de inversiones
se haya trasmutado en un parásito hematófago que succiona todas las ubres del
Estado para saciar el apetito insaciable de sus accionistas y altos cargos
directivos. La casta dirigente bancaria se habría transmutado así en una
camarilla de poder (equivalente a un miniestado dentro del Estado), que
utilizaría el nepotismo para perpetuarse en el poder con carácter vitalicio,
recurriendo a los llamados “contratos blindados” para asegurarse un retiro
dorado.Así, los casos más sangrantes serían el del ex vicepresidente y
consejero delegado del banco Santander Central Hispano (SCH),Ángel Corcóstegui
quien cobró en 2002 la indemnización récord de 106 millones de euros, seguido
en el ranking de la ignominia por José María Amusátegui, que recibió como
“compensación a su pensión” la friolera de 43,8 millones de € .
Recordar que la
indemnización media de un trabajador por cuenta ajena por despido en España no
alcanzaría los 8.000 €, por lo que el Gobierno de Rajoy se ha visto obligado a
aplicar medidas cosméticas para penalizar los contratos blindados de los altos
directivos que superen los 700.000 euros. Por último, no dudarán en asentar sus
reales en paraísos fiscales (centros offshore) para escapar a los tentáculos de
la Hacienda española. Así, según el informe elaborado por el Observatorio de la
Responsabilidad Social Corporativa, 33 de las 35 empresas que componen el Ibex
tenían presencia en dichos paraísos fiscales (lo que representa el 94 % de las
compañías que operan en el selectivo español y un repunte del 8% con respecto
al 2010), no siendo casualidad que el Banco Santander lidere el ranking de
sociedades en dichos paraísos fiscales, seguido de BBVA.
Así, la
obsesión paranoica de la Banca española por maximizar los beneficios debido al
apetito insaciable de sus accionistas al exigir incrementos constantes en los
dividendos, provocó que muchas de ellas se transformaran en corporaciones transnacionales
y no dudaran en endeudarse peligrosamente en aras del gigantismo, conjugando
las OPAS hostiles en la compra de Bancos extranjeros como plataforma de entrada
en dichos países con el miope aldeanismo de apertura desbocada de sucursales en
otras Comunidades Autónomas. De ello serían paradigma Caja Madrid (adquisición
del 100% del del City National Bank of Florida (CNB) por un monto cercano a los
750 millones de Euros en el 2008) y Caja Navarra (CAN) (apertura de una oficina
de “banca cívica” en Washington en el 2008), proyectos de miope ingeniería
financiera que les llevó a ambas entidades a su desaparición como marca
autónoma (intervención estatal en el caso de Caja Madrid tras convertirse en
Bankia y absorción por Caixabank de la CAN, otrora buque insignia de la marca
NAVARRA), quedando como restos del naufragio los máximos responsables de ambas
entidades en aquellas fechas (Miguel Blesa y Enrique Goñi respectivamente)
imputados judicialmente aunque salvados posteriormente por un Tribunal Constitucional
convertido en guardacostas especializado en labores de salvamento y socorrismo
de altos directivos y políticos implicados en presuntos casos de corrupción.
Estaríamos pues asistiendo a una auténtica plaga de chinches domésticos ante la
que las Autoridades Sanitarias habrían recomendado a la población la adopción
de medidas profilácticas como la fumigación periódica de los nichos donde se
alojan dichos parásitos hematófagos en un vano intento de acabar con ellos.
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