La
disyuntiva: o con Teherán o con las satrapías criminales.
Martes 05 de Enero de 2016 13:49
Siguiendo los pasos de Arabia Saudita,
Baréin anunció este lunes la ruptura de las relaciones diplomáticas
con Irán. El motivo para tomar esta medida, según el
Ministerio de Exteriores bareiní citado por la agencia RIA
Novosti, es la "continua
injerencia (de Teherán) en los asuntos del Reino y del Consejo de
Cooperación del Golfo".
"El Reino de Baréin ha decidido
romper relaciones diplomáticas con la República Islámica de Irán
y exige que todo el personal de la sede diplomática (iraní)
abandone el país en 48 horas.
Además, Baréin cerrará su Embajada en Irán", señala el
comunicado.
La decisión de Manama se produce en
medio del aumento de las tensiones entre Irán y Arabia Saudita, que
este domingo cortó los lazos diplomáticos con la república
islámica tras la ejecución de un destacado clérigo opositor chiita
pese a los numerosas peticiones del país persa para que no lo
hiciera.
Baréin por su parte,
suele acusar a Teherán de estar detrás de la ya antigua insurgencia
latente en el pequeño reino insular desde que comenzaron las
protestas de la mayoría chiita contra los gobernantes suníes de
Baréin en el 2011.
Sudán también corta los lazos
con Irán
Sudán anunció este lunes la ruptura
de relaciones diplomáticas con Irán y exige que el personal de la
sede diplomática de la república islámica abandone el país, según
reza un comunicado del Gobierno del país.
"La República de Sudán ha
declarado 'persona non grata' al embajador de Irán y requiere que
todos los funcionarios de la misión diplomática abandonen el país.
También fue decidido el retorno del embajador sudanés acreditado en
Irán", ha declarado el presidente de Sudán, Omar Hasán al
Bashir, citado por la agencia TASS. La
decisión fue tomada siguiendo los pasos de Arabia Saudita y Baréin.
Kuwait retira a su embajador de
Irán
El Ministerio de Exteriores kuwaití ha
llamado a consultas este martes al embajador de ese emirato en Irán,
informa la agencia oficial KUNA. Según la información
disponible, la medida se debe al ataque sufrido la semana pasada por
la Embajada saudita, obra de manifestantes que protestaban por la
ejecución del prominente clérigo chiita Nimr al-Nimr en Arabia
Saudita.
Este ataque supone una
"flagrante violación de las convenciones internacionales y de
los compromisos internacionales de Irán en materia de seguridad de
las misiones diplomáticas", señala el comunicado del emirato.
Protestas que se tornan
violentas
La muerte del jeque Nimr ha desatado
una fuerte reacción de repulsa, no solo entre los altos cargos de
Irán, sino también entre la población. Este sábado manifestantes
incendiaron el consulado saudita en la segunda ciudad más grande de
Irán, Mashhad.
Horas después la embajada saudí en
Teherán también fue objeto de un ataque, cuando manifestantes
lanzaron contra la sede cócteles molotov, y luego irrumpieron en el
edificio y lo incendiaron. La policía usó los gases lacrimógenos
para dispersarlos.
Un manifestante muerto en
protestas anti-régimen en Qatif, Arabia Saudita
La policía de Arabia Saudí ha matado
a un joven y herido a otro durante las protestas populares en la
región de Qatif, en la parte oriental del reino, donde ellos se
manifestaban para condenar la ejecución del prominente clérigo shií
Sheij Nimr Baqir al Nimr y la represión de la minoría shií por
parte del régimen de Riad.
Ali Umran al Daud murió cuando la
policía saudí disparó contra manifestantes en la localidad de
Awamiyah, en la región de Qatif.
Un
niño de ocho años resultó también herido por los disparos de la
policía.
Los manifestantes
gritaron eslóganes contra la familia reinante Al Saúd y pidieron el
derrocamiento del régimen.
Grandes grupos de manifestantes
fueron golpeados y arrestados mientras que las fuerzas de seguridad
rodearon a un grupo de jóvenes saudíes que estaban quemando
neumáticos para protestar por la ejecución de Sheij Nimr.
Testigos
presenciales en Awamiyah y Qatif señalan que las dos regiones están
en un estado de guerra con cientos de soldados saudíes desplegados
en las calles.
Estas fuentes señalan que un centro policial
ha sido incendiado así como varios vehículos y un autobús en
Qatif.
Un miembro de las fuerzas de seguridad fue atropellado
y muerto en la carretera de Anizah al Badaya, cerca de la ciudad de
Qassim.
Protestas en
Bahrein
Asimismo, en Bahrein,
miles de personas salieron a las calles y cantaron eslóganes como
“Muerte a los Al Saúd”. Los bahreiníes llevaban pancartas para
mostrar su condena a la ejecución de Sheij Nimr y advirtieron a Riad
que el derramamiento de la sangre de Sheij Nimr no quedará sin
respuesta.
Las organizaciones pro-derechos humanos han
condenado a Arabia Saudí por no atender a la situación de los
derechos humanos en el reino. Ellos señalan que Arabia Saudí ha
implementado políticas represivas que dañan la libertad de
expresión, asociación y asamblea.
Miles
de iraquíes protestan tras la ejecución de un líder chiita en
Arabia Saudita
"Gobierno, encuentra una solución
porque hoy vamos a quemar la Embajada", era una de las proclamas
que gritaba la multitud.
Miles de manifestantes han llenado este
lunes la plaza central de Bagdad y luego han marchado por la
ciudad para expresar su indignación por la muerte del
jeque chiita Nimr al Nimr, ejecutado en Arabia Saudita el pasado 2 de
enero, informa AFP.
"Exigimos que nuestro Gobierno
cierre la Embajada de Arabia Saudita, eche al embajador y boicotee
todos los productos sauditas y los bienes producidos por los países
aliados a Riad", dijo uno de los manifestantes, Hatem Oraid.
"Gobierno, encuentra una solución porque hoy vamos a quemar la
Embajada", era una de las proclamas que gritaba la
multitud.
A su vez, los diplomáticos
de Arabia Saudita han lamentado la reacción del secretario general
de la ONU, Ban Ki-moon, ante la ejecución de 47 personas. El
veredicto a favor de la ejecución de 47 presos en Arabia
Saudita, entre ellos el prominente clérigo chiita Nimr Baqir al
Nimr, fue pronunciado "de manera justa y sin ningún tipo
de prejuicio racial o religioso", reza un comunicado
oficial de la misión de Arabia Saudita ante la ONU, citado
por Reuters.
Senador ruso: Ejecución de
Al-Nimr no restó la fidelidad de EEUU a Arabia Saudí
Un senador de alto rango ruso polemiza
las declaraciones de las autoridades de EE.UU. tras la ejecución de
medio centenar de personas, incluido el clérigo chií, el sheij Nimr
Baqer al-Nimr en Arabia Saudí.
Era el sábado cuando el mundo islámico
y en particular la comunidad chií, se desoló profundamente al
enterarse de la ejecución del sheij Al-Nimr y otras 46 personas
bajo supuestos cargos de desobediencia a la casa real gobernante,
incitación a la lucha sectaria y terrorismo.
La noticia provocó una ola
de condena y protestas a nivel internacional por parte de
diferentes gobiernos, organizaciones y grupos e incluso desató la
reacción de Washington que se limitó a pedir a Riad que respete los
derechos humanos.
Ante esta situación, el senador
Konstantin Kosachev, quien a su vez es el presidente del Comité de
Asuntos Exteriores del Consejo de la Federación de Rusia, tras
cuestionar dicha posición de EEUU, la ha calificado de “no
constructiva”.
“En este sentido, fue muy curiosa la
reacción de Occidente con sus valores ‘inquebrantables’, porque
mientras la Unión Europea (UE), a través de la jefa de su
Diplomacia, Federica Mogherini, osó a pronunciar una mantra sobre el
incumplimiento por parte de Arabia Saudí de principales libertades
cívicas y políticas, los estadounidenses quedaron fieles a sí
mismos y a los saudíes”, ha escrito este domingo Kosachev en su
cuenta de Facebook.
Asimismo se ha referido a las
declaraciones del portavoz del Departamento de Estado
estadounidense, John Kirby, quien mostró su preocupación por
un posible aumento de las tensiones en la región de Asia Occidental
tras la ejecución del prominente clérigo chií.
A su juicio, en caso de una escalada de
las tensiones en Asia Occidental tras la ejecución masiva en el
reino árabe, los estadounidenses echarían la culpa a países como
Irán y Siria, puesto que el país
norteamericano siempre encubre a los regímenes leales y demoniza a
desleales. “Con todas las
consecuencias destructivas que acarrea esta práctica”, ha
concluido.
5 claves del conflicto entre
dos países que pretenden ser líderes en el mundo musulmán
¿Quién era Nimr Baqir al
Nimr?
Nimr Baqir al Nimr era
un destacado líder espiritual de la minoría chiita en
Arabia Saudita que contaba con gran apoyo popular y mantenía una
postura opositora frente al Gobierno saudita. Su ejecución se
llevó a cabo pese a las numerosas peticiones de Irán para que se
anulara.
Tras la ejecución, el
líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, describió a Nimr
al Nimr como un "mártir" pacífico y advirtió a Arabia
Saudita de que se enfrentará a "la venganza divina".
La cuestión religiosa
Una de las principales desavenencias
entre ambos países consiste en que sus habitantes
profesan diferentes ramas del islam: el chiismo y el
sunismo.
Dos de los lugares más
sagrados para los musulmanes, La Meca y Medina, se encuentran en
Arabia Saudita, lo que le proporciona gran importancia en el
amplio campo de los países sunitas. Irán, por su parte, cuenta
una población predominantemente chiita.
Petróleo
Las economías de ambas naciones tienen
una gran dependencia de los hidrocarburos, siendo Arabia Saudita el
principal productor y exportador a nivel mundial de estos
productos. Las diferencias de Riad y Teherán en este campo surgen en
torno al precio al que deben venderse y a su volumen de producción.
Arabia Saudita, al tener
una población inferior a la de Irán, y también relativamente
más rica, se ve dispuesta a tolerar precios más bajos a corto
plazo, mientras que Irán necesita dinero para dar impulso a su
economía tras años de sanciones.
Conflictos en la región
Los dos países
respaldan a partes opuestas en los conflictos en Oriente Medio.
En Siria, el Gobierno iraní presta su apoyo a Bashar al Assad,
mientras que Arabia Saudita busca su destitución. En Yemen, Teherán
está a favor de los rebeldes hutíes, chiitas,
concentrados en el suroeste del país. Arabia Saudita, por su
parte, presta su apoyo a los partidarios del presidente Abd Rabdo
Mansur Hadi, que abandonó el país tras la caída de la capital. El
país árabe encabeza la coalición que desde hace varios meses
realiza ataques aéreos a gran escala contra las posiciones de los
rebeldes.
El mejor amigo y el peor
enemigo de EE.UU. en el mundo musulmán
Una de las razones del conflicto se
explica por el hecho de que de entre todos los países musulmanes
Arabia Saudita es el principal aliado de Estados Unidos e Irán,
su principal enemigo.
Los estadounidenses tienen desde hace
tiempo bases militares en Arabia Saudita, y hasta el año 2003 una de
ellas fue un gran centro de mando para su Fuerza Aérea en
Oriente Medio. Además, Arabia Saudita forma parte de la
coalición internacional creada por Estados Unidos para combatir al
Estado Islámico.
Irán en cambio ni
siquiera tiene relaciones diplomáticas con EE.UU., que quedaron
rotas en 1980 después de la toma de la embajada estadounidense
en Teherán.
Análisis: El régimen de los
Saud se tambalea después de ejecutar al jeque al-Nimr
Por André Chamy
La monarquía saudita es
hoy una dictadura anacrónica, propietaria de Arabia Saudita, como
en tiempos en que el Congo era considerado propiedad
personal de rey de los belgas, Leopoldo II. Por supuesto,
el régimen saudita sabe que está en peligro y trata de
preservar su poder recurriendo al terror. Pero la ejecución
del jeque chiita al-Nimr puede tener el efecto contrario. Y ya
Irán está dispuesto a respaldar una rebelión chiita en el reino
wahabita.
El jeque Nimr Baqr al-Nimr,
conocido opositor a la petrodictadura saudita, fue ejecutado el 2 de
enero de 2016 por «sedición, llamado al derrocamiento del Estado y
desobediencia al imam del reino y a su gobernador».
El drama de La Meca, la prolongación
de la guerra contra Yemen, la disminución de las reservas
en divisas, estos y otros problemas siguen acumulándose sobre
las espaldas del rey Salman de Arabia Saudita, cuya autoridad se ve
por consiguiente cada vez más cuestionada. Pero, además de la
guerra abierta por el poder, el reino saudita acaba de dar
un paso que tendrá graves consecuencias, tanto en el plano
interno como en el ámbito regional.
En efecto, el rey Salman acaba de hacer
ejecutar a 47 opositores, acusados de haber cometido supuestos
crímenes terroristas. Sin embargo, el único crimen de
muchos de los ejecutados era el de ser chiitas en un reino
wahabita y oponerse la política oficial de opresión aplicada contra
esa parte de la población desde hace muchos años, incluyendo las
presiones de carácter económico.
El jeque al-Nimr era un conocido
religioso vinculado a varias universidades y denunciaba la corrupción
característica del régimen saudita a todos los niveles del poder.
Predicaba la creación de una oposición constructiva y «reflexiva»
que pudiera expresarse libremente sobre las dificultades y defectos
del régimen. Sin embargo, a pesar de sus fuertes críticas,
nunca llamó al derrocamiento del régimen saudita.
El jeque al-Nimr denunciaba la opresión
y la confiscación por un clan de los medios y riquezas del país,
medios y riquezas que los miembros de ese clan dilapidan sólo
en función de la satisfacción de sus propios
placeres y en la realización de proyectos descabellados, poniendo
con ello en peligro la vida entre las diferentes
comunidades. También reprochaba al régimen saudita su total
desinterés, así como su actitud –en su opinión
inaceptable– hacia Ahl El Beit (los descendientes del profeta
Mahoma), que llega incluso al extremo de destruir sus tumbas.
Las autoridades sauditas habían
arrestado a al-Nimr en varias ocasiones, creyendo que lograrían
obligarlo a inclinarse ante ellas, resultado que nunca alcanzaron.
La última vez que lo hicieron fue en ocasión de las
manifestaciones de Al-Qatif (en el este de Arabia Saudita), durante
la llamada «primavera árabe»
y montaron después un expediente donde lo acusaban ¡por actos
terroristas!
Aquel arresto resulta particularmente
absurdo cuando tenemos en cuenta que tuvo lugar
precisamente en momentos en que la propia Arabia Saudita
participaba en una campaña política y militar tendiente a
desestabilizar la República Árabe Siria, pretextando nada más
y nada menos que una supuesta falta de democracia en este último
país.
La ejecución sumaria de al-Nimr fue
dada a conocer en un comunicado del ministerio saudita del
Interior, donde se recordaba «la decisión
de la Corte Suprema emitida el pasado 15 de octubre, donde se citan
como razones principales la sedición, el llamado al
derrocamiento del Estado y la desobediencia al imam del reino y
a su gobernador».
La corte saudita había calificado
entonces al jeque al-Nimr como un «mal que
sólo puede ser arrancado de raíz mediante la muerte».
Desde el momento mismo en que se pronunció el veredicto hubo
numerosas declaraciones de denuncia contra las condiciones en que
se tomó la decisión de condenarlo a muerte, así como
insistentes advertencias dirigidas al régimen saudita sobre las
consecuencias que tendría su ejecución.
El reino saudita nunca ha
tolerado la crítica
Ya a principios de los años 1980,
Khaled Al-Nuzha, un ingeniero de la industria del petróleo, había
reclamado una distribución justa de las riquezas en Arabia
Saudita, lo cual le valió morir bajo la tortura. Por su parte,
el novelista Abderrahman Al-Munif, describía los daños que
provocaba el petróleo en la política y las sociedades árabes,
señalando que esa riqueza arcaica no duraría y que las
ciudades acabarían desmoronándose como castillos de naipes o
«ciudades de sal».
Más recientemente, el bloguero Raif
Badaui, fundador del sitio web Free Saoudi
Liberals, fue acusado de «cibercrimen
de blasfemia» y condenado a 10 años
de cárcel, 1 000 latigazos y 266 000 dólares de multa.
En cuanto al funcionamiento del reino,
el nuevo rey modificó el orden de sucesión al nombrar a
su hijo Mohammed ben Salman como vicepríncipe heredero,
a pesar de su juventud y falta de experiencia.
Recientemente circuló en Arabia
Saudita un texto cuyo autor se presenta como príncipe
y nieto del fundador del reino, el rey Abdelaziz.
Ese documento sugiere al rey Salman que abdique «y
parece que el autor de ese llamado ha obtenido respaldo de sus
pares. Ha dicho en voz alta lo que los sauditas
normales sólo pueden pensar bajito si no quieren acabar en
la cárcel y siendo condenados a recibir azotes»,
indica The Guardian
[1].
El artículo subraya la ausencia casi
total en Arabia Saudita de instancias de mediación política y de
sociedad civil:
«Hasta una asociación caritativa
necesitará esperar durante años para lograr registrarse. Una
asociación que se ocupa de la diabetes tuvo que esperar 17 años
antes de ser registrada. Sólo basta que médicos o contadores
quieran reunirse para que el régimen se ponga nervioso.»
El autor del artículo de The
Guardian, Brian Whitaker, estima que
el carácter autocrático del régimen saudita constituye un
problema fundamental. El monarca no tiene que consultar a
nadie para tomar una decisión y el rey Salman toma decisiones
desacertadas, «lo cual puede tener
graves consecuencias para el futuro del país».
Whitaker señala seguidamente que, para los sauditas, la única
manera de resolver los problemas es gastando aparatosamente.
Y agrega:
«Aunque los sauditas
tienen los bolsillos bien llenos, eso no puede durar
eternamente. El drama de La Meca fue un síntoma revelador:
se gastaron sumas considerables en construcciones de prestigio
y para hacer el peregrinaje teóricamente más seguro…»
Guerras absurdas en Yemen y
Bahréin
El nuevo rey Salman, quien llegó al
trono en enero de 2015, abandonó la prudencia que caracterizaba
a los dirigentes sauditas, los cuales preferían actuar
por debajo de la mesa y evitar el enfrentamiento directo con
aquellos a quienes veían como enemigos. Siempre creyeron que podían
comprarlo todo, ¡incluyendo la guerra y la paz!
Actualmente, el rey Salman está dilapidando desatinadamente las
reservas del reino, además de haber metido al país en una
guerra imposible de ganar en Yemen.
Desde el 26 de marzo de 2015, una
coalición militar encabezada por Arabia Saudita está bombardeando
Yemen [2]. El reino de los Saud dice actuar a pedido
del presidente yemenita Abd Rabbo Mansur Hadi, quien se refugió
en Riad después de haber sido expulsado del país por una
rebelión. El pretexto de Arabia Saudita es que los
rebeldes huthis, blanco de los bombardeos, contarían con el
respaldo de Irán, rival de Arabia Saudita en la región.
Hasta ahora, los bombardeos aéreos sauditas no logran
hacer retroceder significativamente a los rebeldes.
Desde el 19 de marzo de 2015, la
violencia en Yemen y los bombardeos aéreos han dejado
al menos 767 muertos y 2 900 heridos, según la
Organización Mundial de la Salud (OMS), que además señala que el
balance real es mucho más alto. Al menos 405 civiles
han muerto en los bombardeos aéreos, según la ONU, y ya
se cuentan en el país más de 120 000 personas desplazadas
por la guerra, a las que hay que agregar las 300 000
personas que ya habían tenido que huir de sus hogares debido a la
intensificación de los combates. Yemen sufre actualmente una grave
carencia de víveres, de medicinas para los enfermos crónicos y de
combustible.
El presidente Mansur Hadi salió de
Yemen en marzo, luego de ser expulsado de la capital y,
posteriormente, del gran puerto de Adén, en el sur del
país. Las milicias huthis habían tomado el control de la
capital desde septiembre de 2015. Dichas milicias tienen como
aliado al ex presidente Ali Abdallah Saleh, quien dirigió
el país hasta 2012 y abandonó el poder como resultado de
un acuerdo concluido, también bajo la égida de los
sauditas, en medio de la «primavera
árabe».
La realidad es que los rebeldes huthis
han conquistado la mayor parte de Yemen presentándose,
con razón, como «el movimiento de
los desheredados» e iniciando así una
revolución.
Las injerencias externas nunca han
cesado en Yemen. Hace muchos años que Arabia Saudita viene
aplicando una política destinada a debilitar ese país vecino.
Quien único ha sacado provecho de esa injerencia ha sido
el grupo terrorista conocido como AQPA (al-Qaeda en la Península
Arábiga), con sede en Yemen, grupo que ha logrado
imponerse como rama principal de la organización yihadista [3].
Los sauditas imponen esta guerra,
destructora de vidas humanas y de infraestructuras, a un país
ya desangrado. Pero, a pesar de los enormes medios desplegados,
Arabia Saudita no logra avances en el terreno. Está sucediendo
más bien todo lo contrario: las tropas del reino
wahabita sufren diariamente reveses y están siendo atacadas en
su propio suelo. Y los sauditas se ven obligados a
recurrir al uso de mercenarios para enfrentar la resistencia
yemenita. El fracaso ya parece total y no dispone
actualmente de ningún respaldo.
Es importante recordar que la agresión
saudita contra Yemen debía dar inicio a una coalición de los
países sunnitas de la región –con la participación
de Pakistán y Turquía. Pero esta coalición ha ido
reduciéndose y ya cuenta solamente con la participación de algunos
países del Golfo cuyas fuerzas están desgastándose [4].
La intervención directa
de Arabia Saudita en Bahréin no ha resultado mucho más
exitosa ya que la revuelta de la oposición mayoritaria
no decae, a pesar de la maquinaria represiva implantada
allí por los sauditas y sus aliados [5].
La guerra en Siria
Hace más de 4 años que se inició
la guerra en Siria y nadie ignora que nunca habría
tenido lugar sin la activa participación de Arabia Saudita, que
no escatimó en medios para desatarla y mantenerla. Riad
ha puesto todos los medios posibles a la disposición de
todo el que estuviese dispuesto a luchar contra el presidente Bachar
al-Assad.
Cantidades insospechadas de armas de la
mejor calidad son compradas y entregadas indiscriminadamente a través
de las fronteras de Siria con Jordania, con Turquía
y, al principio de la guerra, con Líbano. Los medios
de prensa que cuentan con financiamiento saudita también han sido
puestos al servicio de la guerra contra Siria, sin olvidar
a los mercenarios financiados a golpe de millones de dólares y
sin escatimar en gastos [6]
Últimamente, al comprobar que las
cosas no marchan en la dirección que esperaba
–sobre todo desde la intervención en el terreno de todos
los aliados de Siria (el Hezbollah, Irán y finalmente
Rusia)–, el reino saudita está tratando de hacer fracasar las
soluciones políticas, erigiéndose en organizador de la oposición
que supuestamente debería participar en las negociaciones con el
gobierno sirio.
Y, también últimamente, una
cincuentena de religiosos sauditas han llamado a los países
árabes y musulmanes a respaldar a los actores de la «yihad»
en Siria contra el poder de Bachar al-Assad y sus aliados ruso
e iraní.
El comunicado que la Unión
Internacional de Ulemas Musulmanes publicó en internet el lunes
5 de octubre de 2015 es extremadamente claro: «Exhortamos
a la Umma [la nación musulmana]
a rechazar la intervención rusa
en Siria aportando respaldo moral, político y militar a la
revolución del pueblo sirio» [7].
El llamado porta las firmas de más de
50 religiosos sauditas, entre los que se encuentran varias
figuras del movimiento islamista. Esos ulemas, no afiliados
a las autoridades sauditas, comparan la intervención rusa con la
entrada del ejército soviético en Afganistán, en 1976,
hecho que califican de «invasión».
Este llamado, lanzado desde Doha
–en Qatar– sirve de caja de resonancia a la posición
saudita. Riad ya había denunciado el inicio, el 30 de
septiembre de 2015, de la intervención de la aviación rusa
en Siria en apoyo al gobierno de Bachar al-Assad.
El llamado de los religiosos sauditas a la «guerra
santa» coincide con el de la clase
religiosa oficial de Arabia Saudita, que ya había calificado la
guerra civil en Siria como «yihad».
Los ulemas islamistas se cuidan
mucho de contradecir abiertamente la línea del reino wahabita.
No llaman expresamente a los sauditas a luchar junto a «sus
hermanos sirios» sino que piden apoyo
militar para la oposición, ante la intervención rusa, que califican
de «cruzada cristiana ortodoxa en tierra
del islam».
El mismo día, unos 40 grupos de
supuestos rebeldes sirios, como el Ejército Libre Sirio, respaldado
por Occidente, llamaron a la formación de una alianza regional
para luchar contra «la ocupación ruso-iraní
de Siria».
Se trata del último estertor de la
estrategia saudita.
A todos los fracasos anteriormente
mencionados hay que agregar la mortal estampida de La Meca,
que causó la muerte de 1 800 personas –el balance
inicial de 717 muertos ha ido subiendo de forma
incesante [8].
Varios dignatarios iraníes murieron en
esa estampida. Y también en este caso las autoridades sauditas
se negaron a hablar de ello, mientras circulaban rumores
de que el incidente en realidad fue organizado,
lo cual convirtió el asunto en un diferendo entre
Estados [9]. Pero la moderación que han mostrado
los dirigentes iraníes sobre este asunto no debe
interpretarse como una muestra de debilidad.
La República Islámica de Irán se ha
acostumbrado a no mezclar diferentes temas y contenciosos. Y
los sauditas no deberían tomar a la ligera sus
advertencias. Prueba de ello es el hecho que los iraníes
se negaron a incluir temas como Siria y la propia
posición de Teherán hacia Israel en las negociaciones sobre el
programa nuclear de Irán.
Para sus seguidores, el
jeque al-Nimr ha pasado a la categoría de mártir ya que
pertenece a una corriente de pensamiento y de creencia que considera
el martirio del imam Hussein como el ejemplo de la lucha del
Bien contra el Mal. La ejecución de al-Nimr no tendrá
otro efecto que recordar que el reino saudita aún tiene cuentas
pendientes con los iraníes.
NOTAS
[1] “Saudi Arabia is worried – and
not just about its king”, Brian Whitaker, The Guardian,
29 de septiembre de 2015.
[2] «Las fuerzas
contrarrevolucionarias bombardean Yemen», Red Voltaire,
26 de marzo de 2015.
[3] «Comprendre les origines de la
guerre au Yémen», Le Monde,
17 de abril de 2015. «Les guerres cachées du Yémen », Pierre
Bernin, Le Monde diplomatique,
octubre de 2009.
[4] «Exclusivo: Los planes
secretos de Israel y Arabia Saudita», por Thierry Meyssan,
Red Voltaire,
22 de junio de 2015. «¿Por qué Occidente guarda silencio
sobre la guerra de Yemen?», por Martha Mundy, Counterpunch
(Estados Unidos), Red Voltaire,
6 de octubre de 2015.
[5] «La contrarrevolución en Medio
Oriente», por Thierry Meyssan, Komsomolskaya
Pravda (Rusia), Red Voltaire,
15 de mayo de 2011. «L’incendie est hors contrôle», por Manlio
Dinucci, Il Manifesto
(Italia), Réseau Voltaire,
22 de septiembre de 2011.
[6] «Arabia Saudita apoya el
terrorismo en Siria desde 2012», por Elie Hanna, Al-Akhbar
(Líbano), Red Voltaire,
29 de junio de 2015.
[7] «Des religieux saoudiens appellent
au jihad contre la Russie en Syrie», Eléonore Abou Ez,
FranceTVinfo, 6 de
octubre de 2015.
[8] «Bousculade à la Mecque: le bilan
serait de 1 849 morts mais Riyad se mure dans le silence»,
Russia Today, 20 de
octubre de 2015.
[9] «Confirmado: Arabia Saudita
secuestró colaboradores del Guía de la Revolución iraní»,
Red Voltaire,
13 de noviembre de 2015.
********************************************************************************
********************************************************************************