12 DIC 2022
Parece mentira que estemos viviendo en el siglo XXI.
Supuestamente el siglo de los mayores avances de la tecnología, del
conocimiento científico en general, de la democracia y de la comunicación.
Si analizamos cada uno de estos conceptos con un mínimo de
rigor nos damos cuenta que ni hay comunicación, ni democracia, ni avances del
conocimiento científico general, ni siquiera avances tecnológicos aplicados a
la humanidad.
¿Qué podemos decir de la comunicación? ¿Qué es lo que nos
transmiten los medios de difusión masiva? En general, noticias enfocadas hacia
lo que el sistema decide que debe difundir y ocultación bajo el epígrafe de
fake-news de las versiones opuestas a las oficiales. No se permite disentir, no
se permite criticar, no se permite la oposición informativa.
La realidad cotidiana del mundo no tiene nada que ver con la
visión que nos dan esos medios masivamente manipulados. Lo que no se quiere
decir o enseñar se obvia y se tapa con ciertos sucesos a veces provocados a
propósito que actúan como la tinta del calamar dificultando la visión a los
peces circundantes. Otras veces se machaca a los ciudadanos con noticias
insulsas, sin recorrido ninguno, dedicando horas y horas “informativas” sin fin
que aburren a un pato de goma con acontecimientos que nunca tuvieron ninguna
relevancia en una sociedad democrática sana.
Y pobre de aquel que ose decir lo contrario. Se le tacha de
“conspiranoico”, “negacionista”, “antivacunas”, “antisistema” y toda una retaila
de “palabros” estudiados y diseñados por los laboratorios de ingeniería social
para descabalgar al que se asome a la ventana pública diciendo algo distinto de
lo que interesa a los que mandan.
¿Y qué podemos decir de la tecnología? La tecnología es la
herramienta que usa una élite dominante para su propio beneficio. ¿Acaso la
población tiene acceso a supertecnologías que le eximirían de trabajar tantas
horas? No. Se utilizan para dominar, controlar y quitar libertades. Sólo sale a
la luz la tecnología que sirve a los poderosos y les permite a su vez forrarse
hasta límites insospechados para seguir dominando. La que no interesa divulgar
se oculta y se utiliza para fines bélicos y de control social, al margen de los
gobiernos y de los ciudadanos.
¿Y qué pasa con la ciencia? Que está dirigida, no se puede
investigar lo que no conviene. Se ha convertido en una religión, en una especie
de creencia mística en la que el dogma se ha impuesto a la razón, la crítica y
la discusión. La ciencia de verdad es controversia, discusión, disensión, para
que destile verdad y conocimiento real. Hoy no se permite esa discusión en
campos como el de la educación, la salud, la sociología y en todos los campos del saber,
en los que los grandes lobbies ejercen un férreo control para evitar la ciencia
libre y el progreso real de las personas. Las mentiras revestidas de ciencia
son las que prevalecen sobre la verdad. Años de manipulación han infiltrado en
la sociedad multitud de sofismas y artículos publicados como científicos en
prestigiosas revistas a las que han pervertido en su limpieza y rigor de antaño.
Donde se ha sustituido la revisión por pares de dichos trabajos por ingentes cantidades
de dinero en sobornos para decir lo que
conviene y no la verdad.
Este tipo de secta político
social se ha manifestado en el desarrollo de la pandemia de covid. Todos los
criterios y mandatos para, supuestamente, combatir un virus con demasiadas
dudas sobre su intencionalidad han sido puramente políticos y no científicos. Dictados
por no se cuantas organizaciones supranacionales corruptas hasta la médula y
por supuestos “comités de expertos” que nunca existieron. Sólo los muy tontos,
los ignorantes y los desinformados se tragaron la sarta de mentiras que
parieron y divulgaron los medios desinformativos al unísono bajo las órdenes de
quienes realmente detentan el poder mundial, esa élite satánica malintencionada
y antihumana.
OMS, ONU, Foro Económico Mundial, Banca Rothschild, Fundacion
Bill y Melinda Gates, Black Rock, Vanguard, Open Society (Del multimillonario
húngaro George Soros) y un sinfín de organizaciones
mafiosas al servicio de los enemigos de la Humanidad son los que crean todos
los graves problemas que tiene en la actualidad el ser humano.
Una sociedad sana y no controlada es capaz de medrar y progresar
por sí misma sin ningún problema, pero cuando esa sociedad está sometida al
criterio de unos pocos que se dedican a exprimirla, explotarla y dominarla, no
hay manera de avanzar.
¿Y donde queda la democracia? Pues no queda por ningún lado,
ni se la vé ni se la espera. Nuestros países se han bañado en una supuesta
democracia de nombre, que no de hecho. En realidad vivimos en una dictadura
perpetua en la que cada cuatro años se hace un paripé en el que creemos que
elegimos libremente y votamos como botarates a una serie de “personajes” elegidos
previamente por el poder superior. Ningún candidato llega a mandatario si no es
aceptado por los de arriba. ¿Para qué votar? Para que se rían de nosotros a la
cara y les demos nuestro beneplácito, para que nos roben nuestro trabajo,
nuestro dinero y nuestras ilusiones. ¿Cuándo un político hizo algo por el
pueblo? Cuando el pueblo se rebeló y empezó a cortar cabezas, porque nadie nos
regaló nada y lo tuvimos que luchar en la calle.
Ahora los poderosos han logrado estupidizar y dividir a la
sociedad para que nunca pueda rebelarse, han usado el miedo y todas las
técnicas de manipulación social para crear una sociedad muerta, donde se han
destruido los lazos afectivos, familiares, los principios morales , la
educación, la cultura, la empatía y la solidaridad. Han convertido a la
sociedad en un rebaño de ovejas asustadas y pisoteadas sin capacidad de
respuesta ante los lobos que las destrozan sin miramiento.
Desde aquí me dirijo a quien quiera ver y oír para que se de
cuenta y reaccione, porque nos va la vida en ello. Apelo a aquellos a quienes
les quede un poco de dignidad y pelotas para no dejarse pisar más. No queda
tiempo. Rebélate y deja de ser una oveja asustada.
EL AUTOR DEL BLOG