Se ha tratado de una acción más política que militar,
de resultado táctico deficiente, con el propósito de lavar la cara de un Trump
acosado
Publicado el
14 de Abril de 2018, en El Independiente
Rueda de prensa en el Pentágono sobre el ataque a
Siria. EFE
En este
mundo inundado por las mentiras y las medias verdades, el ataque con misiles efectuado en la noche del 13 al 14
de abril sobre Siria por parte de Estados Unidos, Reino
Unido y Francia no es más que un fake bombing, pura falsedad geopolítica
disfrazada de fines humanitarios.
Para
empezar, la justificación para esta acción se basó en el más que discutible
presunto ataque del gobierno de Bashar Assad con agresivos químicos –sus enemigos empezaron
diciendo que era
sarín y luego pasaron al cloro- contra la población civil de Guta Oriental, en
las inmediaciones de Damasco, en días pasados. Desde la perspectiva de la pura
estrategia militar, no tiene ningún sentido que el Ejército Árabe Sirio
cometiera este error justo cuando estaba terminando de consolidar la conquista
de esta estratégica zona.
De los tres
grupos yihadistas que habían controlado Guta, utilizando a los civiles como
escudos humanos e impedido su evacuación a través de las rutas humanitarias
abiertas por Rusia, Ahrar al Sham ya había evacuado Harasta y trasladado a la
provincia de Idlib a 1.500 milicianos. Mientras que Faylaq al Rahman también se
había retirado de varias poblaciones y Javsh al Islam, el grupo más potente,
estaba finalizando el proceso de negociación de su rendición y desarme en su
bastión de Duma. Es decir, Bashar Assad iba ganando y, por tanto, no tenía
ninguna necesidad táctica de recurrir a un procedimiento que sabía le podría
generar graves perjuicios.
En un
conflicto donde han muerto más de medio millón de personas da la impresión de
que lo único que importa es la forma de morir.
Aún en el
caso hipotético de que el dirigente sirio hubiera ordenado dicho ataque, hay
que subrayar la hipocresía que existe alrededor de las armas químicas, pues, en
un conflicto donde ha muerto ya más de medio millón de personas y otros 12
millones están desplazadas de sus hogares, da la impresión de que lo único que
importa es la forma de morir.
La realidad
es que en esta ocasión, de modo similar a lo acontecido justo hace un año, de nuevo se ha culpado al gobierno
sirio sin haberse realizado ninguna investigación independiente. De hecho, los
expertos enviados por la Organización para la
Prohibición de las Armas Químicas todavía no habían llegado a Guta cuando los misiles
de la coalición franco-británica-estadounidense ya estaban impactando en sus
objetivos.
Además, el
resultado militar no ha podido ser más pobre, dejando en evidencia las
capacidades de las principales potencias militares –inclusive nucleares-
del planeta. Del más del centenar de
misiles lanzados
desde los aviones F-15 y F-16 estadounidenses, los Tornado británicos y
la moderna fragata multimisión francesa –la primera vez que empleaba misiles de
crucero en una operación real- casi tres cuartas partes fueron interceptados o
interferidos electrónicamente por las defensas sirio-rusas.
Y el 25%
restante que logró impactar en los objetivos previstos, lo hizo sobre bases que
habían sido previamente evacuadas, provocando así mínimos daños materiales –y
afortunadamente, ninguna víctima mortal ni civil ni militar, según los últimos
datos.
En definitiva,
da la impresión de que se ha tratado de una acción más política que militar, de
resultado táctico muy deficiente, con el mero propósito de salvar la cara de un
Trump acosado por todos lados, incluyendo la confirmación del
último escándalo sexual –pago a través de un abogado a una conocida modelo-,
pero que al mismo tiempo se ha medido bien los efectos para evitar el riesgo de
escalada entre Washington y Moscú.
Queda
incluso la sospecha de que hubiera cierto contacto con el Kremlin para evitar
dañar intereses rusos, como podría demostrar el hecho de que, pocas horas
antes, los buques y submarinos que Rusia mantiene habitualmente anclados en el
puerto de Tartús se habían hecho a la mar.
Cabe
destacar que Londres ha realizado el
ataque sin autorización de su Parlamento, y que EEUU ha vuelto a esgrimir que se trataba de
una cuestión de interés vital e inminente para su seguridad nacional para así
también sortear la preceptiva autorización del Congreso, lo que es más que
cuestionable teniendo en cuenta las particularidades del contexto sirio,
comenzando por su lejanía física.
Pero si el
Reino Unido siempre ha sido un fiel escudero de cualquier acción bélica
emprendida por Washington, llama más la atención la decidida implicación de Macron en esta operación,
quien no ha dudado ni por un momento en apuntar a Bashar el Assad como
responsable del ataque químico, ni ha flaqueado a la hora de apoyar a la Casa
Blanca, especialmente en las horas previas al bombardeo.
Quizá en
ello haya tenido que ver tanto la caída en picado de su popularidad interna
como la reciente visita del príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin
Salman, que dejó en Francia una estela de importes y jugosos contratos.
No se puede
obviar que Riad, que está llevando a cabo una enorme y costosísima campaña de
lavado de imagen, percibe la
actual situación en Siria como un gran riesgo para su seguridad, pues entiende
que Irán está saliendo victorioso en este escenario, lo que permite a Teherán
completar la expansión de su influencia por Oriente Próximo, situación que la
Casa Saud debe revertir a cualquier precio.
Al final,
los resultados de este ataque trinacional distan de coincidir con los objetivos
perseguidos por los agresores. El gobierno sirio sale fortalecido, como lo
demuestran las manifestaciones de apoyo surgidas espontáneamente tan pronto
como finalizó el bombardeo.
Rusia
aparece como menos provocadora y más respetuosa con el derecho internacional
–junto con Irán, son las dos únicas naciones a las que Damasco ha autorizado a
intervenir en el país, todavía soberano y con derechos plenos, aunque
sistemáticamente vulnerados- que un EEUU con una deriva errática y cuyo papel
de policía mundial es cada vez más cuestionado y dudoso. Por si fuera poco, Putin consolida su
posición como líder
carismático y astuto, ganándose un creciente respeto en amplias partes del
mundo.
Pero quizá
la peor conclusión sea la celebración del bombardeo por los numerosos grupos
yihadistas presentes en el complejo escenario sirio, a los que se les ha dado
alas para continuar con su maniobra de derribo del régimen de Damasco–refugio
de cientos de miles de cristianos temerosos del terror salafista-yihadista-,
que han interpretado el ataque, aunque sea de forma indirecta, como un respaldo
a su estrategia insurgente y radical. De hecho, inmediatamente tras la llegada
de los misiles atacantes, grupos como el Estado Islámico aprovecharon para
lanzar ofensivas en dirección a la capital.
En
definitiva, un fake bombing. No quedará más remedio que acostumbrarse a
que nos sigan engañando, pues, por triste que sea y pena que den los sirios que
lo sufren en primera persona, queda conflicto en Siria para rato. Hay
demasiados intereses geopolíticos en juego.
El coronel Pedro Baños es analista geopolítico. Autor de: Así se
domina el mundo. Desvelando las claves del poder mundial.
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Artículo publicado en:
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NOTA DEL AUTOR DEL BLOG:
Pedro Baños es coronel del Ejército de Tierra y diplomado
de Estado Mayor, actualmente en situación de reserva. Ha sido jefe de
Contrainteligencia y Seguridad del Cuerpo de Ejército Europeo en Estrasburgo.
Ha participado en misiones en Bosnia-Herzegovina (UNPROFOR, SFOR y EUFOR) y hoy
es uno de los mayores especialistas en geopolítica, estrategia, defensa,
seguridad, terrorismo, inteligencia y relaciones internacionales.
En mi opinión es uno de los miembros del ejército español
que tiene la valentía de decir las verdades sin medias tintas sobre cómo se
mueven los hilos del poder mundial. Su libro editado por EDITORIAL ARIEL (del
grupo PLANETA) y que lleva ya 5 ediciones: ASI SE DOMINA EL MUNDO, DESVELANDO
LAS CLAVES DEL PODER MUNDIAL es una magnífica obra, muy bien documentada con
antecedentes históricos y que recomiendo leer a todas las personas que quieran
tener unas nociones bien fundamentadas, objetivas y claras de quien ostenta el
poder mundial. Cuando comencé a leer el libro me reafirmé en las posiciones que
mantengo a este respecto desde hace bastantes años de búsquedas interminables
en Internet. Le tengo que felicitar a este hombre por darme la base y el rigor
necesarios para apoyar mis tesis sobre la geopolítica mundial, que he expresado
a través de cientos de artículos publicados en este blog y que básicamente me
he dedicado a recopilar de diversas fuentes.
Gracias por su libro y ...¡MIS MAS SINCERAS
FELICITACIONES, CORONEL BAÑOS!