miércoles, 30 de agosto de 2017

Reflexiones sobre el atentado yihadista del 17 de agosto en Barcelona.



Como siempre que suceden este tipo de atentados los medios de desinformación masiva se empeñan en mostrarnos lo solidaria que es la gente común en estas situaciones, lo buenos que son los cuerpos de policía y que todos nos tenemos que unir frente al terrorismo criminal.

Manifestaciones, duelos, velas, solidaridad con las víctimas y un bombardeo interminable en los medios que raya en lo paranoico. Y lo más sub-realista es ver a la castuza política con cara de circunstancias, trajes y corbatas negras haciendo el paripé, minutos de silencio y toda la parafernalia que utilizan para la ocasión. Es como las telenovelas en las que priva lo banal y las poses sentimentaloides para arrancar la lágrima fácil del espectador menos exigente. Si no fuera un asunto tan transcendente y tan trágico me podría producir hasta una carcajada.

Yo tengo muy claro que los buenos están en la gente de la calle y los asesinos están muy arriba del poder económico mundial.

Ahora, pasados los “fastos” de Barcelona ¿qué van a hacer nuestras autoridades para terminar con este arma de terror creada por esa banda de criminales que controla el mundo?.

Ni Francia, ni Alemania, ni Bélgica, ni Reino Unido, ni ningún país que ha sufrido estos atentados hace nada por evitarlo. 

Aquí no sirve para nada ni siquiera el nivel 5 de alerta antiterrorista. Ni siquiera todo el ejército en la calle lo va a evitar si no se ataca la raíz del problema.

Todos saben, a altos niveles políticos y sus servicios secretos quién financia y dirige a estas células de pobres desgraciados engañados que se inmolan matando y clamando por Alá.

Esos terroristas están extraídos del mundo de la delincuencia, de la droga y de los bajos fondos. Ese es el motivo por el que la mayoría de ellos están fichados por la policía. Suelen ser la segunda generación en Europa de inmigrantes de países árabes que están frustrados por no haberse integrado en las sociedades en que viven. Está claro que no tienen ni puta idea de lo que significa la religión islámica ni Alá ni nada que se le parezca. 

Son utilizados por una depravada élite que le importa una mierda la religión, la gente común y cualquier institución que se le oponga. Les lavan el cerebro aprovechando esa falla en sus valores para introducir sofisticadas técnicas de lavado de cerebro que han desarrollado los servicios secretos como el MOSSAD, CIA, MI6 y otros durante años. Se apoyan en todo tipo de herramientas tanto psicológicas como químicas (drogas y desinhibidores como el Glucagon, este último llamado la droga de los yihadistas que se distribuye por toneladas en Oriente Medio en las filas del ISIS, EIIL  o como se le quiera llamar). Les ponen en la calle con dinero y armas y son capaces de matar a su propia familia.

Esta gente con un germen de descontento y frustración son carne de cañón de operaciones de captación llevadas a cabo por servicios de inteligencia oficiales y no oficiales de varios países, unos como promotores: MOSSAD de Israel, otros como financiadores Arabia Saudí y algunos países árabes y otros como colaboradores necesarios: MI6 de Reino Unido y toda la banda de países subyugados y acólitos de la OTAN.  Añado en último lugar a los más pringados dentro de la OTAN que somos nosotros: España. 

Nosotros ni pinchamos ni cortamos, hacemos lo que nos mandan de fuera.

Aquí nadie tiene la valentía de decretar un embargo contra Israel, contra Arabia Saudí y otros países desde donde se sabe que se promueve el terrorismo. 

Claro dejaríamos de vender armas y hacer infraestructuras en esos países. Eso serían perdidas económicas muy grandes y se perderían muchos puestos de trabajo aquí. Y si no les vendemos las armas nosotros lo harán otros.

Podemos pasar por encima de la vida de nuestros ciudadanos y pagar un canon de vidas humanas para que algunos sigan medrando en sus mezquinas empresas. 

Eso sí, apoyamos los embargos contra Rusia aunque jodamos las exportaciones de tomates de Almeria, naranjas de Valencia o aceite de oliva de Andalucía porque tenemos miedo a esos bastardos que nos obligan a hacerlo desde la City Londinense o desde Wall Street.

Apoyamos a los países que invadieron Irak, Afganistan, Libia, Siria, etc. porque a otros les convenía hacer sus geopolíticas. Nosotros ponemos el dinero que sale de los bolsillos de todos los que pagamos al fisco y soldados (que van de “labores humanitarias”, ¡Pero cómo se puede tener tanta desfachatez!) por si nos cae algún contrato migaja que nos dejen los grandes para reconstruir esos países después de matar a muchos de sus habitantes y robarles sus recursos.

Sin embargo a los gobiernos decrépitos e inmorales que salen de la falsas democracias de nuestra decadente Europa les importa muy poco o nada que esos sin-escrúpulos nos manden a sus células terroristas a matar a nuestros ciudadanos. Ellos persiguen sus intereses y saben muy bien por qué lo hacen.

Han sido muy pocos y modestos los periodistas que han sacado casi de puntillas en estos días las culpabilidades de Arabia Saudí, pero ninguno las de Israel ni las connivencias de Europa con estos.

¿Y la ONU? ¿Sirve para algo? 

¿Qué hace la ONU? Callarse como una muerta. Allí al que se mueve le invaden al día siguiente. Los que podían hacer algo Rusia y China ni siquiera se atreven a usar su veto. También tienen intereses…
La única esperanza somos la gente de a pie. 

¿Pero la gente qué hace? Nada tampoco. Desinformada y desunida no sabe, no contesta. Se conforma con poner ositos de peluche en los lugares donde masacraron a algunos de sus semejantes. Dentro de pocos días habrá otra desgracia fortuita o creada “ad hoc” y se olvidará rápidamente del suceso. Noticia tapa noticia, en el argot de los medios.

El día que la gente se entere y sea consciente de donde está puede arder Troya. Pero ya se encargan de que siga inconsciente, borrega y desinformada... a pesar de Internet.

El autor del blog.

viernes, 25 de agosto de 2017

¿Por qué la Policía Nacional española protegió a los yihadistas en 2014?



Viernes 25 de Agosto de 2017

La "Operación Caronte", iniciada por los Mossos d'Esquadra en 2014 contra una célula terrorista yihadista en Catalunya, preparada para matar y que con no pocas trabas pudo ser desarticulada en 2015 por la policía catalana, evidenció la hostilidad del Gobierno de Rajoy y del Ministerio del Interior, dirigido en aquel entonces por Jorge Fernández Díaz, contra el Govern de la Generalitat y sus servicios policiales autonómicos.

Esa organización criminal acabó desarticulada y se practicó la detención de los 10 integrantes de su célula terrorista, además de un cómplice muy especial: un militante neonazi, amigo del líder yihadista, que le había pedido colaboración para acceder a armas y explosivos con la finalidad de atentar contra intereses judíos en Barcelona.

Finalmente, a pesar de los informes policiales la Audiencia Nacional acordó no imputar en la causa a ese excandidato ultraderechista del MSR y miembro de SOM. La razón de su exoneración se debió a que, según el auto del instructor, el neonazi finalmente "no colaboró con los terroristas". No obstante, no le será devuelto el arsenal y munición de guerra ocupado en su vivienda. El resto de la banda aguarda en prisión la celebración del juicio.

Al bloqueo desde el Ministerio del Interior español impidiendo que los Mossos tengan acceso a las redes convencionales de información policial antiterrorista internacional, hubo que añadirle "la intromisión de agentes de la Policía Nacional en un caso abierto, con la única misión de boicotear la investigación antiterrorista que estaban llevando a cabo unidades de información de los Mossos d'Esquadra, que contaban con agente e informadores infiltrados", según la denuncia de la policía autonómica catalana.

Los agentes de la Policía Nacional "alertaron a los presuntos terroristas yihadistas de que estaban siendo investigados por la policía catalana". Pocos días después los Mossos denunciaron los hechos ante la Audiencia Nacional y la Fiscalía. A raíz de esa denuncia estalló una tormenta política entre la Generalitat y el Gobierno central, con duros cruces de acusaciones que fueron ampliamente reflejadas en la prensa de la época.

Los Mossos d'Esquadra, marginados por Rajoy

El Ministerio del Interior se ha negado reiteradamente a atender las solicitudes del Govern de la Generalitat para incluir a los Mossos d'Esquadra en las principales redes de información policial internacional de lucha antiterrorista, tanto Interpol, como Europol, SIENA o SIRENE, así como el español CITCO, el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado.

Distintas fuentes sitúan el conflicto surgido durante la investigación de la "Operación Caronte" como un punto crítico en las hostilidades entre el Gobierno del PP y el Govern de Catalunya en materia policial. "Si el Partido Popular tuviera en sus manos la posibilidad de revertir la hegemonía de los Mossos d'Esquadra en el territorio de Catalunya ya lo habría hecho, dejando a la policía autonómica como un ente folclórico para ser lucido en fiestas de guardar", señalan a coro sindicalistas de la policía autonómica, consultados por Público.

En este sentido, los agentes recuerdan la hostilidad hacia el Govern de Catalunya manifestada reiteradamente por el exministro del Interior Fernández Díaz, quien a mediados del 2015 salía al paso para negar los chivatazos de policías nacionales a presuntos terroristas. Su respuesta oficial transmitía implícitamente su clara desconfianza hacia a la policía de la Generalitat, a pesar de ser un cuerpo policial del Estado español: "La lucha y la política antiterrorista debe ser de Estado, y no se puede dejar en manos de los que no tienen el más mínimo sentido de Estado", dijo el ministro el 14 de mayo de 2015, tras una reunión con sus homólogos de los países del Sahel.

Pronto llegó la oportuna respuesta del entonces conseller de Interior, Ramón Espadaler: "Al ministro [Jorge Fernández Díaz] le sienta fatal que los Mossos sean eficientes en la lucha antiterrorista. Yo, en cambio, me alegro de que los cuerpos de seguridad del Estado sean eficientes en la misma lucha". Pero añadió que el caso del chivatazo "no es una lucha entre la Policía Nacional y los Mossos, no es una pelea, sino una actuación presuntamente delictiva de miembros de la Policía Nacional".

El chivatazo policial a los yihadistas

Los hechos denunciados por los Mossos al Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional, junto a un informe de fecha 24 de noviembre de 2014, donde se considera la actuación de los policías nacionales compatible con un presunto delito de "revelación de secretos" cometidos por funcionarios públicos.

Según la denuncia, cuatro agentes de la Policía Nacional, entre ellos un inspector y un inspector jefe, alertaron en noviembre de 2014 a los miembros de la célula yihadista "Fraternidad Islámica-Grupo para la predicación del Yihad", integrado en el movimiento Yihadista Global y afín ideológicamente al Estado Islámico (DAESH), que estaban siendo investigados por los Mossos d'Esquadra. 

El Ministerio del Interior, a través de la Dirección General de la Policía -entonces bajo el control de Ignacio Cosidó- tenía información de que los Mossos investigaban a un grupo emergente yihadista, que se estaba radicalizando y que operaba en el entorno de Terrassa.

Todo apunta a que los agentes del Cuerpo Nacional de Policía decidieron por razones desconocidas intervenir por su cuenta en la investigación, sin informar a la policía catalana habilitada en este caso por la Audiencia Nacional, y contactar directamente con los integrantes de esta célula terrorista en construcción.

Para ello los agentes de la Policía Nacional se pusieron en contacto con un informador habitual de Mataró, "al que facilitaron tres fotografías de los individuos que eran de su interés, con la finalidad de que el confidente alertara a los yihadistas que estaban siendo vigilados por la policía autonómica". 

El confidente habitual de la Policía Nacional no conocía a los reseñados de Terrasa y cómo localizarlos, pero sí sabía de alguien que le podría ayudar en el encargo. Se trataba de otro español, hijo y nieto de policías, también cristiano converso al islam como el confidente, que sí los conocía

Así, el día 7 de noviembre de 2014 ambos se presentaron en una tienda situada en el número 196 de la calle Sant Damià, de Terrassa, donde trabaja en aquellas fechas uno de los yihadistas integrantes de la célula terrorista.

En ese momento había varios miembros más del grupo reunidos en el local, y entre ellos el agente de los Mossos infiltrado en el grupo, cuyo papel como agente encubierto fue autorizado por la Fiscalía y la Audiencia Nacional el 20 de octubre de 2014.

Ambos informadores de la policía nacional, siguiendo instrucciones de éstos, entraron y se dirigiéndose al grupo, se presentaron y comenzaron advirtiéndoles que sabían lo que estaban haciendo y "que no siguieran por el camino del Yihad, que no era el camino correcto". Además, informaron a los miembros de la célula yihadista "que un jefe de policía [nacional] les había dicho que los Mossos estaban investigando a todos los presentes, y que en unas tres semanas los iban a detener a todos. También les explicó que este policía les enseñó diversas fotografías de los investigados, hechas supuestamente en el curso de vigilancias policiales, para corroborar esta información", según señala el informe de los Mossos.

Tras aquella reunión de "revelación de secretos a investigados por terrorismo" ambos colaboradores de la Policía Nacional pasaron a convertirse también en objetivo de los Mossos d'Esquadra. 

Así el 17 de noviembre de 2014, diez días después, los Mossos detectaron a uno de ellos reunido en un bar con otras dos personas desconocidas, que serían identificadas más tarde como un inspector y un inspector jefe de la Brigada Provincial de Información de Barcelona del Cuerpo Nacional de Policía, según recoge el informe de investigación. Este encuentro fue grabado en vídeo por la policía catalana en colaboración con agentes del Centro Nacional de Inteligencia, el CNI. Esto es, agentes de la policía catalana, trabajando junto a los servicios secretos españoles investigando a inspectores de la Policía Nacional.

Tras la denuncia y la citación de los inspectores ante el juez Santiago Pedraz de la Audiencia Nacional, este finalmente acordó el archivo de la causa al considerar que no había delito.

No obstante, la Generalitat denunció los hechos ante la Fiscalía, aportando los testimonios de los mismos informadores de la Policía Nacional, quienes denunciaron ante la Audiencia haber recibido presiones de estos mismos policías. Uno de ellos fue entrevistado por dos periodistas de El Periódico de Catalunya que recogieron su testimonio en vídeo manteniendo oculta su identidad.

Crisis en la lucha antiterrorista 

Sin duda, más allá del alcance de las consecuencias y actuaciones legales al respecto, este hecho pone de manifiesto un claro conflicto en el seno del Gobierno español a la hora de gestionar la lucha antiterrorista, la relación del Estado con los cuerpos de seguridad autonómicos y los accesos a la información sensible.

Mientras, el exministro Fernández Díaz impedía a los Mossos acceder a los servicios internacionales de inteligencia y de lucha antiterrorista e información policial, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, de quien directamente dependía el CNI, no se opuso a la colaboración de los servicios de inteligencia con los Mossos d'Esquadra, incluso para investigar a la Policía Nacional.

Ahora, el CNI vuelve a estar bajo el control del Ministerio de Defensa, con la ministra Cospedal, y el nuevo ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, ha mantenido el veto a que los Mossos d'Esquadra se integrasen en los servicios de información policial internacional hasta que, a raíz del atentado de Barcelona, prometió que les abriría el acceso a Europol a partir de septiembre.

Fuente: Público

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