20 mayo, 2020.
El domingo de Pascua, el presidente de un país muy ligado al nuestro, Argentina, estaba reunido con los gobernadores de las provincias –equivalentes a los presidentes de las CC.AA. españolas-.
Le pedían la reducción del confinamiento por las consecuencias en la
economía y el empleo. Se habían cerrado 3.000 empresas y perdido 300.000
puestos de trabajo. El mensaje era claro: Más que por el Covid – 19, los
argentinos iban a morir de hambre. El presidente, Alberto Fernández, estaba
planteándose rebajar la rigidez de la medida. En medio de la discusión entró
una llamada telefónica. Finalizada la misma, los gobernadores vieron como
Fernández daba un giro imprevisto, volviendo a ser inflexible en las medidas de
confinamiento ¿Qué había sucedido?
La llamada recibida era de George Soros.
Según Juan Antonio de Castro, coautor
del libro Soros: Rompiendo España, el famoso
especulador ofreció a Fernández 22.000 millones de dólares e interceder
ante al FMI para flexibilizar las condiciones del pago de la deuda; a cambio,
debía mantener el confinamiento, agilizar la tramitación de la legalización del
aborto, facilitar la implantación de la universidad vinculada a la Open Society
–una de las organizaciones de Soros- y la adjudicación de algunos monopolios,
entre ellos, el eléctrico. Le hizo otra oferta que expondremos más adelante.
Deberíamos preguntarnos qué tendrán que ver los intereses de este “buen”
hombre con el confinamiento motivado por un problema sanitario. Igualmente,
habría que preguntarse la relación entre el mundo de sus negocios especulativos
y la legalización del aborto. No deja de sorprender y alarmar que, asimismo,
semejante personaje ofreciera su influencia ante el FMI, uno de los organismos
internacionales más importantes de la gobernanza mundial.
Como podemos ver, las corrupciones patrias son una minucia comparadas con
lo que se cuece en las instancias supranacionales. Curiosamente es en esas
instancias donde los creyentes en la “Armonía Universal” beben los vientos por
entregar las soberanías de los Estados-nación. Algo inaudito, salvo que tengan
línea directa con Dios todopoderoso y les haya soplado que pondrá al frente de
ellas al mismísimo Arcángel San Gabriel. No sé a Uds., pero a mí Christine
Lagarde muy arcangélica no me parece; como tampoco sus predecesores ni su
actual sucesora.
Volvamos a Soros y a su injerencia en Argentina, aceptada con entusiasmo
por su presidente.
Tras la suspensión de pagos de Méjico en 1982, el mundo financiero estableció
nuevas reglas para asegurarse el cobro de las deudas soberanas. Hasta entonces,
el aval de las mismas solía ser las empresas públicas del Estado endeudado. A
partir de aquel momento, apareció una nueva garantía: el territorio; y el lema
utilizado no da lugar a dudas:
“Las empresas en quiebra pagan con su
patrimonio. Los países en quiebra pagan con su territorio”
Como la ejecución de una deuda mediante la apropiación de un territorio
ajeno sería muy impopular y conflictiva, el hecho se disfraza de protección de
derechos, ya sean humanos, democráticos, singulares….
La Patagonia está en la mira. Es una región de vastísima riqueza y
prácticamente despoblada. Se ha creado un movimiento indigenista, el de los
mapuches, reclamando autonomía. Su sede está en Bristol, Gran Bretaña, un lugar
muy indígena, como todos sabemos. La impostura del movimiento llega al punto de
enarbolar una bandera, antes desconocida, para dar mayor simbolismo a su
reivindicación. Incluso la bandera se diseñó en Bristol.
El hundimiento económico de Argentina, consecuencia de las medidas de
confinamiento, va a generar tal volumen de deuda añadida que puede poner en
bandeja una nueva organización territorial del país que, sin plantear la
independencia total de la Patagonia, lleve a la explotación de sus recursos por
los intereses mundialistas, no por concesión –fórmula tradicional- sino
mediante alguna ingeniería jurídica creada al efecto.
El desenlace del confinamiento: una deuda desbocada y una nación
empobrecida, sería el momento ideal para la depredación de este país hermano,
con unos habitantes sin ánimo para oponerse a nada, salvo reclamar un plato de
lentejas que llevarse a la boca.
El escenario descrito, sí encajaría perfectamente con los intereses de este
gran “benefactor de la humanidad”. Claro que nada podría realizarse sin la
complicidad del gobierno y la clase política ¿A dónde irán a parar los 22.000
millones de dólares? ¿Sólo a ayudas sociales?
La situación de Argentina y de España es muy pareja:
Gobiernos y clase política dominante, ambos mundialistas.
Estrechos vínculos de los dos Gobiernos con George Soros.
Hundimiento económico que supondrá un crecimiento enorme del déficit y
arrastrará a los Estados a unas deudas públicas impagables a pesar de, en el
caso de España, posibles subsidios procedentes de la UE.
Regiones ricas reclamando derechos fragmentarios.
Movimientos políticos defensores de privilegios particularistas, uno bajo
el escudo del nacionalismo, otro bajo el del indigenismo.
En ambos casos, estamos ante la intención de cobrar una deuda descomunal
alimentada por políticas ¿irresponsables o cómplices? Es difícil creer en tanta
irresponsabilidad continuada.
Nos había quedado pendiente otra oferta de Soros al presidente argentino,
ésta, muy relacionada con España: La instalación de una planta de la compañía
Grifols. Esta empresa catalana, simpatizante del movimiento independentista,
está participada por George Soros. El pasado 5 de Mayo anunció haber finalizado
el desarrollo de unos “tests”, al parecer más efectivos que otros ya
existentes, para detectar el coronavirus.
Unas de las mayores críticas recibidas por el Gobierno ha sido,
precisamente, su poca “habilidad” para adquirir esta clase de pruebas. Su
encadenamiento de errores ha llamado poderosamente la atención, y la disculpa
de la Ministra de Exteriores de que España estaba poco habituada a comerciar
con China pareció una broma mala, muy mala; España importó de este país más de
29.000 millones de euros en 2.019
¿Puede equivocarse alguien tanto disponiendo de empresas nacionales
experimentadas en este tipo de comercio internacional?
¿Acabará comprando el Gobierno “tests” para hacer pruebas masivas? En caso
de comprarlos, ¿quién será la empresa adjudicataria?
Y ¿el empeño de Soros por legalizar el aborto? Me referiré a él sin entrar
en criterios morales ni religiosos.
Recordemos la famosa fórmula de Bill Gates integrada por cuatro factores,
cuya interacción, según él, sería la responsable de la emisión de CO2.
CO2 = P x S x E x C
CO2: La cantidad de dióxido de carbono emitido a la atmósfera.
P: La cantidad de población
S: La cantidad de servicios que necesita una persona promedio (S/P)
E: La cantidad de energía necesaria por S/P
C: El CO2 emitido por unidad de energía necesaria para atender a una
persona promedio.
Gates abogó en su conferencia de 2010, titulada “Innovando hacia cero”, porque
las emisiones de CO2 se aproximaran, precisamente, a cero. Para ello, sería
necesario que el factor P –población- se redujera, asimismo, a límites cercanos
a cero.
Si Gates aboga por minimizar la variable P de su famosa ecuación,
deberíamos preguntarnos:
¿Qué factores influyen en P?
1.-Las relaciones sexuales entre hombres y mujeres.
2.-Que estas relaciones sean estables.
3.-La disponibilidad de un tiempo razonable para la educación de los hijos.
4.-Un mínimo de recursos materiales vitales.
5.-La esperanza de vida.
6.-La consideración moral acerca del nasciturus (concebido y no nacido).
7.-La consideración moral acerca de los más mayores.
8.-La implantación de los llamados derechos reproductivos.
Aunque pudieran existen más factores, los ocho citados estarían, a mi
entender, entre los de mayor incidencia en la sociedad actual. Quiero volver a
repetir que no hay intención moral en este somero análisis aunque la palabra
moral aparezca en los factores 6 y 7.
¿Cómo se conseguiría minimizar el valor de P? Haciendo que todos los
factores citados tendieran a cero; es decir:
Reduciendo al máximo el intercambio sexual entre hombres y mujeres.
Reduciendo al máximo la estabilidad de sus relaciones.
Reduciendo al máximo la disponibilidad de tiempo para dedicar a los hijos.
Ídem los recursos materiales.
Ídem la esperanza de vida.
Ídem la consideración moral del nasciturus: P tendería a 0 entre quienes defienden que
el nasciturus es sólo un objeto patrimonio de su
madre y, por tanto, la viabilidad existencial de aquél dependería de la
voluntad de ésta, y a 10 entre quienes afirman que el nasciturus es un ser humano individual en
gestación, dependiente de su madre para desarrollarse, pero no propiedad de la
misma, por tanto su voluntad no podría interferir en su curso vital.
Ídem la consideración moral de los más mayores.
Pongamos como ejemplo las declaraciones
de miembros del gobierno Holandés durante la crisis del Covid -19 relativas a
la dedicación que deben merecer los mayores en un sistema de salud: Es evidente que juegan un papel distinto en Italia que en Holanda.
En nuestro país, a partir de determinada edad, los mayores no ocuparían una
cama de un hospital (la cita es una paráfrasis).
La consideración moral hacia los mayores de la sociedad italiana haría que
P tendiera a 10, mientras que la de Holanda, haría que tendiera a cero.
Finalmente, una nula implantación de los llamados derechos reproductivos
(donde se incluye al aborto) supondría que el valor de P tendería a 10,
mientras que en una absoluta implantación de los mismos, la tendencia sería a
0.
Lo que he tratado de mostrar en esta explicación es que la petición de
Soros al presidente argentino para agilizar la legalización del aborto tiene
como objetivo reducir la P (población) de la fórmula de Gates. Una obsesión de
la ideología mundialista, muy bien travestida con el mantra de los derechos; en
este caso, reproductivos.
Al final, en la fórmula de Gates el factor clave no es P, son E (La
cantidad de energía necesaria por S/P) o C (El CO2 emitido por unidad de
energía necesaria para atender a una persona promedio) Sin embargo, su obsesión
es la P.
Es una lástima que alguien con una fortuna de más de 110.000 millones de
dólares, sin contar los fondos de la Fundación Bill y Melinda Gates, en vez de
abogar por la reducción forzosa de la población, y en vez de colectar todos los
años ingentes fondos para aplicar su ideología –porque de eso se trata- no
dedicara el mismo esfuerzo en poner en práctica las patentes de Nicola Tesla,
quien dedicó toda su vida a la consecución de la energía libre, una energía
limpia, barata, prácticamente infinita, accesible a todo el mundo, que
transformaría las relaciones de poder. ¡Ay! Seguramente a estos filántropos no
les gusta esto de cambiar las relaciones de poder. La enorme riqueza
generalizada que subyace tras los diseños para la liberación de energía de
Tesla no puede ser del agrado de especuladores ni de informáticos devenidos en
mesías de la humanidad. La riqueza y el poder cuanto en menos manos, mejor. Es
preferible gastar inmensos recursos en corromper gobiernos, romper Estados,
depredar naciones, pagar a organizaciones inútiles excepto para confundir y
atomizar al ser humano en particularismo inverosímiles y, por supuesto, reducir
esa P, que tanto les molesta, a la mínima expresión. Cosas de la gobernanza
mundial.
El Evento Covid -19 se presenta como la ocasión perfecta para que países
como España y Argentina sean puestos a disposición de gente de esta catadura.
Algo muy difícil de lograr sin la complacencia de quienes ostentan el
“democrático” poder.
PUBLICADO EN: https://www.miciudadreal.es/2020/05/20/nacimiento-y-consecuencias-del-covid-19-parte-4/