Red Voltaire | 26 de febrero de 2015
Después de
los escándalos ya registrados en México, Nicaragua y Filipinas, la Organización
Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la
Infancia (UNICEF) están siendo nuevamente acusadas en Kenya de haber
administrado productos esterilizantes a pacientes haciéndoles creer que les
estaban vacunando contra el tétanos.
En marzo y
octubre de 2014, la Conferencia Episcopal católica de Kenya, que administra
numerosos hospitales en ese país africano, participó en la campaña de
vacunación contra el tétanos organizada por la OMS y la UNICEF en marzo y
octubre de 2014 para la población de 14 a 49 años. Ante los
insistentes rumores que circulaban en el país, la Conferencia Episcopal
solicitó al ministro kenyano de la Salud, James Wainaina Macharia, una
verificación de la composición de las vacunas.
Ante la
negativa del ministro, la Conferencia Episcopal recurrió al laboratorio AgriQ
Quest Ltd para que realizara la investigación y los expertos pudieron
comprobar que las vacunas contenían entre un 24 y un 37,5% de βhCG
(gonadotrofina coriónica humana o human chorionic gonadotropin), hormona
producida por el embrión humano durante el embarazo así como por la placenta.
El hecho es que un producto portador de esa hormona humana en
la concentración mencionada es ampliamente capaz de esterilizar a las
personas inoculadas.
El ministro
kenyano de la Salud rechazó los resultados de la investigación afirmando
que era imposible introducir dicha hormona en las vacunas utilizadas.
La comisión
parlamentaria a cargo de los temas de salud invitó entonces el ministerio de la
Salud y la Conferencia Episcopal de Kenya a presentarle sus respectivos
trabajos. Y, contrariamente a las anteriores declaraciones del gobierno,
resultó que las autoridades nunca habían verificado las vacunas antes de
utilizarlas.
Finalmente
las autoridades presentaron 10 muestras cuyo análisis resultó negativo
mientras que la Conferencia Episcopal presentó 9 muestras de las que 3
dieron positivo. Así que el ministerio de Salud se retiró del debate.
Monseñor
Paul Kariuki Njiru, obispo de Embu y presidente de la Comisión de Salud de la
Conferencia Episcopal católica de Kenya, acudió entonces a los medios
acusando a la OMS, la UNICEF y el gobierno kenyano de haber inoculado βhCG
a pacientes, de forma deliberada y sin que estos lo supiesen, para esterilizarlos.
La vacuna
del tétanos se administra en 3 etapas y una tercera parte de las dosis estaba
adulterada con βhCG.
La OMS ha
preferido abstenerse de toda reacción al respecto.
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