jueves, 30 de mayo de 2019

El ”coctel de genes” que nos envenena


29 de Mayo de 2019  



María Luisa Ramos Urzagaste
 
Los alimentos, el agua y la energía son factores esenciales para la vida, por tanto, quien los controle tendrá poder en el mundo. Así lo entienden las corporaciones transnacionales, que no cesan en desplegar sus garras y para ello usan todos los medios a su alcance.

La tecnología transgénica es un instrumento eficaz de las transnacionales para mantener bajo dominio importantes sectores de la economía. Estas corporaciones están protegidas por el sistema internacional de patentes y no son responsables por la contaminación ni los daños que ocasionan.

En ese entendido, un país que se pretenda 'soberano' tendrá que evitar que la seguridad alimentaria, la salud y el medio ambiente caigan bajo control de esos intereses mezquinos y ajenos.

El problema surge cuando los gobiernos optan por defender y promover objetivos particulares o de grupos, que van en contra de la ruta del bien común, olvidando que fueron elegidos para proteger a la población en su conjunto, en especial a los más necesitados.

Más que un coctel de genes
Los transgénicos u organismos genéticamente modificados son seres vivos, plantas o animales que han sido manipulados mediante ingeniería genética, a los que se ha introducido varios genes de otras especies.

La soja transgénica, por ejemplo, contiene un gen de otra planta que le otorga resistencia a la sequía, un gen del 'bacillusthuringiensis', para que resista a ciertas plagas, un gen de la bacteria 'streptomycesviridochromogenes' para resistir al herbicida glufosinato de amonio y para generar resistencia al glifosato se le ha introducido un gen de la bacteria 'agrobacteriumtumefaciens'.

Esto es apenas una parte de la historia. Se puede agregar, solo como 'curiosidad', que la tecnología transgénica utiliza por ejemplo partes de adenovirus, retrovirus, que se caracterizan por alta agresividad, que cumplen diferentes funciones en el nuevo organismo, entre ellas el de transportar los genes mencionados líneas arriba.

Por tanto, no se trata de simple semillas, lo correcto es decir que la semilla transgénica es en realidad un paquete tecnológico. Esta tecnología implica además el uso de agroquímicos altamente tóxicos, que mata otras plantas, excepto la transgénica, por ser resistente a esas sustancias.

El colosal 'lobby' de las corporaciones
La difusión de la tecnología transgénica en el mundo se debe a que las corporaciones realizan un intenso 'lobby' en gobiernos, universidades, sindicatos, centros de investigación y organizaciones no gubernamentales y así logran su autorización en cada país, pues así lo exige la normativa internacional.

Compran conciencias, juegan con la ignorancia de funcionarios públicos irresponsables, que desconocen los riesgos y que tampoco se interesan en saberlo y la mayoría de los países no cuenta con normativas adecuadas.

Peor aún, algunas autorizaciones se realizan en base a información que las propias empresas privadas proporcionan y no se evalúa todo el paquete tecnológico, sino que se limitan apenas a observar rendimientos de cultivos transgénicos frente a cultivos convencionales.

El glifosato, factor sustancial para provocar cáncer
En febrero pasado, la empresa argentina Bioseres presentó en dicho país la soja HB4, tolerante a la sequía, al glifosato, y al glufosinato de amonio.

Dicho así suena interesante, si es que no supiésemos que se trata de un coctel de nuevos genes en las semillas, cuyo comportamiento nadie ha podido demostrar que sea estable en el tiempo y, por tanto, inocuos.

Como dicen por ahí, las corporaciones 'juegan a ser Dios' manipulando información genética sin medir consecuencias futuras y sumado a eso, el uso obligado de agroquímicos altamente peligrosos.

Mientras que la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC, por su sigla en inglés, dependiente de la Organización Mundial de la Salud) ha clasificado el glifosato como "probable carcinogénico para humanos"; la empresa Bayer, que compró a Monsanto, productora del glifosato o Roundup, lo niega rotundamente.

Se cuentan por miles las demandas contra Monsanto-Bayer, por los daños que ha ocasionado el glifosato.

El jardinero Dewayne Johnson, con cáncer terminal, ganó a Monsanto una demanda por 289 millones de dólares. La juez a cargo del juicio afirmó que encontraron que el glifosato sí representó un peligro sustancial y que había pruebas claras de que la empresa había actuado con mala fe.

Un jurado en Estados Unidos determinó que un herbicida basado en glifosato fue "un factor sustancial" en la aparición de cáncer en Edwin Hardeman, un hombre de 70 años de edad, residente en el condado de Sonoma. Por otro lado, un jurado en California determinó que Bayer debe pagar 2.000 millones de dólares a una pareja pues el herbicida Roundup les provocó cáncer.

No solo cáncer, sino espionaje y experimentos nazis
Bayer, que es dueña de Monsanto productora de glifosato, se vio obligada a presentar disculpas porque su filial investigó ilegalmente a dos centenares de políticos, periodistas y científicos franceses para conocer sus posturas con respecto a los transgénicos y el herbicida glifosato.

Pero la historia de Bayer además se ve salpicada por hechos ocurridos durante el Holocausto bajo la dirección del sádico nazi Josef Mengele en el campo de concentración de Auschwitz.

Eva MozesKor, una sobreviviente del Holocausto, acusó hace algunos años al poderoso laboratorio alemán no solo de haber fabricado los productos que terminaron finalmente con la vida de su hermana, sino también de haber pagado a funcionarios del régimen nazi para participar en los terribles experimentos e investigaciones.

Eva MozesKor y su hermana melliza Miriam tenían apenas 9 años cuando Mengele les inyectó una serie de productos químicos supuestamente fabricados por Bayer como parte de los experimentos genéticos que realizó con un total de 1.500 mellizos.

Intereses empresariales: agroquímicos, anticancerígenos y libros
La empresa Bioceres, dueña de la tecnología transgénica llamada HB4, cuenta entre sus accionistas a Gustavo Grobocopatel y Hugo Sigman.

Grobocopatel es presidente del grupo empresarial Los Grobo con eje en la producción y exportación agroindustrial alimentaria en el continente sudamericano. Es el primer productor de trigo en Argentina y el segundo de soja, no por nada ha recibido el mote de 'Rey de la Soja'.

Por cierto, es el propio multimillonario quien se ocupa de relatar las "bondades" del glifosato. El grupo Los Grobo factura más de 1.000 millones de dólares al año.

El empresario Hugo Sigman tiene negocios que abarcan a las industrias farmacéutica, agroforestal, cultural, vacunas y productos biotecnológicos para uso humano y veterinario, tratamientos para el cáncer, editan libros y producen hasta películas.

¿Biodiésel y alimento para ganado?
El negocio transnacional agropecuario ahora convierte alimentos en combustible, lo cual tiene ribetes antiéticos pues con tantas necesidades de alimentos en la región latinoamericana y en el mundo, se destinan millones de hectáreas para producir "alimento para chatarra".

Técnicamente esos cultivos para agrocombustibles —mal llamado biodiésel—, no serían aptos para consumo humano ni animal.

En el caso de la soja transgénica, luego de extraer los aceites para el agrocombustible, se generan varios subproductos como los pellets y la glicerina. El peligro es que esos subproductos podrían ser utilizados como alimentos para rumiantes.

La lecitina, que es otro subproducto de la soja se usa en aplicaciones como bebidas, margarinas, y aderezos, entre otras. Es decir que el riesgo de que esos cocteles de genes y agroquímicos que inicialmente eran 'solo' para biodiesel lleguen a tu mesa, es alto.

Lamentablemente esta historia no es nueva, pues ya hubo casos en que se usó como 'conejillo de indias' a poblaciones vulnerables, alimentándolas con ayuda alimentaria donada, compuesta por transgénicos no aptos para consumo humano.

Dado que el agronegocio conforma encadenamientos productivos, no debe descartarse que con la soja transgénica para biodiésel busquen "matar dos pájaros de un tiro" y producir además alimentos para ganado y así sostener el negocio de exportación de carne.

Mentiras y deslinde de responsabilidades
Hubo un tiempo en que la propaganda transgénica prometía acabar con el hambre en el mundo, pero esa mentira no pudo sostenerse.

Está más que demostrado que los transgénicos exacerban los problemas ambientales, por el alto uso de agroquímicos.

Los monocultivos que además son en gran escala, promueven la deforestación descomunal, que contribuye al cambio climático.

¿Quién asume las consecuencias del uso de los agroquímicos como el glifosato o el glufosinato de amonio en la salud de la población que consume esos productos o está expuesta a las fumigaciones?

La tecnología transgénica y sus métodos actuales no ha demostrado ser segura. No olvidemos que se manipula información genética de bacterias y virus altamente invasivos, que luego van a parar a nuestros organismos.

La lista de riesgos y dudas es interminable. ¿Entonces por qué promover su uso y consumo si no ha demostrado ser una tecnología inocua?

El Estado debe proteger
El 'lobby' del agronegocio es colosal y el ciudadano común se halla indefenso ante tanto poder, y por ello la responsabilidad de los gobernantes de proteger a sus habitantes es mayor cada día.

Es el Estado, el Gobierno quien debe regular y poner freno a los intereses mezquinos e irresponsables cuando tecnologías peligrosas e inciertas ponen en riesgo la salud, el medioambiente y la economía de los ciudadanos.

Un mecanismo importante es el llamado Principio de Precaución adoptado por las Naciones Unidas. Este principio permite a los países adoptar medidas protectoras ante los riesgos y dudas. Eso implica contenerse y no autorizarlos.

¿O será que quienes se encuentran eventualmente en funciones de responsabilidad gubernamental estarán en capacidad de asumir sus responsabilidades a futuro, sobre sus decisiones de hoy?.
 
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jueves, 23 de mayo de 2019

Masones: la mano que mece la cuna del secesionismo catalán


 (Nótese que este artículo fué publicado por Juan Robles en 2017)


No se puede entender el procès sin la influencia de la masonería. Masones fueron Maciá, Companys y Carod-Rovira (ERC),  y algunos autores aseguran que lo es Oriol Junqueras, el “cerebro gris” de la desconexión.

Juan Robles - 08/10/2017

Aunque dicen no meterse en política y en religión, los masones no han hecho otra cosa desde el siglo XVIII. Se han metido en política para activar procesos revolucionarios y secesionistas.

Y se han metido contra la religión, para perseguir al catolicismo -y a los católicos-. Incluso físicamente: ahí están los 2.500 sacerdotes y religiosos asesinados en el debe de Lluis Companys, que proclamó el Estat Catalá, en 1934, el modelo de Puigdemont, el ícono de la Declaración de Independencia. 

Esas dos constantes confluyen en la actual crisis catalana: que desafía a la unidad de España, y a la legalidad constitucional; y que, a la vez, tiene un sesgo laicista y anticatólico.

Aunque entre los nacionalistas catalanes ha habido políticos de todas las tendencias -derecha e izquierdas, democrata-cristianos como los de Unió, o cristianos de base como los del PSC e incluso Esquerra-, el factor laicista ha estado presente desde comienzos del siglo XX (con la anticristiana Fundación Ferrer Guardia) en una línea que va desde Macià y Companys hasta la CUP o la actual ERC.

Masonería e independentismo: vasos comunicantes
Lo cierto es que masonería e independentismo son vasos comunicantes.
Los masones han apoyado la independencia catalana, como apoyaron la independencia de las provincias españolas de América Latina a principios del siglo XIX.

La independencia de la Corona española en el Nuevo Mundo hubiera sido impensable sin la masonería.

A ejemplo de George Washington, los también masones Bolívar y San Martín hicieron lo propio en Venezuela-Colombia y Argentina-Chile respectivamente. Y esa influencia, incubada en el Cádiz de 1812, se propagó posteriormente en la política española.

Resulta significativo que el logo de ERC fuera un triángulo (masónico) que contenía las cuatro barras de la bandera catalana.
 Francesc Macià y Lluis Companys


Singularmente Cataluña se convirtió, ya en el siglo XIX, en un foco de políticos masones –con personajes tan relevantes como el general Juan Prim.

En la Barcelona del primer tercio del siglo XX, los masones copan las formaciones socialistas, anarquistas y de ERC (Esquerra Republicana).

Esta última se fraguó en las logias barcelonesas. Resulta significativo que el logo del partido fuera un triángulo (masónico) que contenía las cuatro barras de la bandera catalana.

No por casualidad, masones fueron los principales dirigentes de ERC, empezando por su precursor, el abogado de familia con posibles Francesc Layret, y posteriormente los dos políticos más emblemáticos de Esquerra: Macià y Companys.

Durante la II República, catorce consejeros de la Generalitat eran masones y singularmente los impulsores del Estat Catalá: Maciá y Companys.

Durante la II República, catorce consejeros de los distintos gobiernos de la llamada Cataluña autónoma eran masones, y singularmente los que proclaman el Estat catalá, primero Francesc Maciá (1859-1933); y después Lluis Companys (1882-1940).

Este último fue iniciado en la logia Lealtad número 6 en 1922. En 1929 recibió el grado 2º -aunque no se conoce su nombre simbólico-.

Companys proclamó el Estat catalá, el 6 de octubre de 1934 –y un 6 de octubre era la fecha simbólica que barajaron inicialmente los golpistas para declarar la independencia-. 

Y es el ícono de Puigdemont, Junqueras y los golpistas, al que citan constantemente.  El gran mártir del independentismo, condenado a muerte por un consejo de guerra franquista en 1940.
Aunque  Companys fuera, a su vez, un mártir un tanto sanguinario. En coalición con las fuerzas anarquistas inició una persecución religiosa en Cataluña que se saldó con el asesinato de 2.500 sacerdotes y religiosos.

De los más de 8.000 asesinados en Cataluña, sólo 400 fueron sometidos a juicio, el resto fueron ejecutados sin juicio o por tribunales populares.

Él mismo firmó en persona penas de muerte y otras las firmaron por delegación suya, tal como revela Javier Barraycoa en el libro Los (des)controlados de Companys. (editorial LibrosLibres)

De los más de 8.000 asesinados en Cataluña casi 400 fueron sometidos a juicio bajo la autoridad de Companys. El resto fueron asesinados sin juicios o pasando por burlescos tribunales populares.
Posteriormente, los masones, perseguidos durante el régimen de Franco (que puso en marcha el Tribunal de Represión de la Masonería) han apostado por el nacionalismo y muchos de ellos lo han hecho abiertamente por el secesionismo de Cataluña. 

Las logias tienen longa manus especialmente en el Partido Socialista de Cataluña -con su doble juego entre el federalismo y la complicidad con el secesionismo- y en ERC, pero están  representados en casi todos los partidos importantes, como afirma  Javier Barraycoa.
Eso puede explicar por qué la Generalitat ha sido la única institución del Estado español que ha hecho una declaración institucional reconociendo la masonería como colectivo injustamente perseguido con el régimen franquista.

Quien fuera conseller y vicepresidente del Tripartito (2004-2010), José Luis Carod-Rovira (ERC) presentó una iniciativa en el Congreso de los Diputados para pedir que se devuelvan a las logias masónicas los bienes que les incautó el régimen franquista al término de la Guerra Civil.




El líder de Esquerra Republicana de Cataluña Carod Rovira se burla de Cristo con una corona de espinas. 

Carod-Rovira recordó que no sólo en su partido había masones en los años 30, sino que también pertenecían a estas organizaciones destacados dirigentes republicanos y de izquierdas, pues la masonería se asociaba con el progresismo.

Carod se distinguió por pactar con ETA una tregua sólo para Cataluña en 2004 y por mofarse de los cristianos burlándose de la corona de espinas.

El dirigente de Esquerra se distinguió por pactar con ETA una tregua sólo para Cataluña en 2004 (tras una reunión con los terroristas en Perpignan). Y también por hacer escarnio público del cristianismo al ponerse una corona de espinas en un viaje a Jerusalem y hacer bromas sobre la Pasión de Cristo. 

Complicidad con el terrorismo, ataques a la religión, persecución del castellano (criticó que se usara en el pregón de las fiestas de la Mercè, porque el castellano no es lengua propia de Cataluña). Eso era Carod. Y, por supuesto, apuesta por la desconexión. “Los catalanes, incluso para morirnos, necesitamos un Estado” llegó a decir cuando se produjo el accidente del vuelo de GermanWings.

Gestiones ante el primer ministro de Escocia a través de las logias
No es extraño que, en 2007, la Gran Logia de España hiciera gestiones para Carod ante el primer ministro escocés, Alex Salmond, con el fin de analizar las posibilidades de independencia de Cataluña y Escocia. 

Salmond había anunciado, con motivo del 300 aniversario de la unificación del Reino Unido, que convocaría un referéndum en 2010 para la separación de Escocia, y Carod analizaba la posibilidad de convocar un referéndum en Cataluña en 2014, 300 aniversario de la derrota de los Austrias y la llegada de los Borbones.

El gran maestre de aquella logia, José Carretero, se dirigía por carta al responsable de la Gran Logia de Escocia para conseguir la entrevista y decía textualmente “me gustaría aclararle que el Gobierno de Cataluña protege a la masonería: algunos hermanos forman parte de él”.

 Oriol Junqueras, líder de Esquerra Republicana de Cataluña.


Entre esos hermanos, la Generalitat ha tenido a destacados dirigentes como el socialista Pasquall Maragall (presidente), o el republicano (de ERC) Josep Bargalló, que primero tuvo la estratégica e ideológica cartera de Enseñanza y luego fue vicepresidente de la Generalitat (2004-2006). Algunos autores como Vicente Guillamón (autor de Los masones en el Gobierno de España) sostiene que también es masón Oriol Junqueras, actual líder de ERC y personaje clave en el procés.

Y al revés, un destacado independentista ha tratado de llegar a ser Gran Maestro de la Logia de España. Se trata de Ramón Viñals, masón catalán que  en los años 80 fue diputado por ERC.
Viñals, candidato a Gran Maestro de la Gran Logia de España, era uno de los firmantes del ‘Manifiesto por el Estado propio’ para Cataluña, auspiciado por Artur Mas.

Viñals era una de las figuras de distintas ideologías con las que contaba Artur Mas para impulsar el proyecto separatista y la consulta popular del 9-N de 2014.

Fue uno de los firmantes de un manifiesto de 2012, titulado Per l’Estat propi, la cohesió i el progrés social. Manifest de suport al President Mas (Por el Estado propio, la cohesión y el progreso social. Manifiesto de apoyo al Presidente Mas).

Viñals fue candidato contra el abogado Oscar de Alfonso para sucederle como Gran Maestro de la Gran Logia de España, en 2014, pero finalmente fue reelegido éste último.

Significativamente y a sólo unas semanas del referéndum ilegal del 1-O, la Generalitat de Cataluña acogió  el acto de conmemoración del 300 aniversario de la masonería, el pasado septiembre.



Carmen Forcadell, ex líder de Asamblea Nacional Catalana y presidenta del Parlamento Catalán en rebeldía


Presidido por Carmen Forcadell, presidenta de la Cámara autonómica, contó con la presencia del catedrático francmasón Joan-Francesc Pont, miembro de la Gran Logia de Cataluña y de Baleares / Gran Logia Simbólica Española; y con Patricia Planas, psicóloga y miembro de la Gran Logia Femenina de España.

Se trata de dos corrientes irregulares de la masonería. De hecho, la Gran Logia se desmarcó.
Pont es Gran Comendador del Supremo Consejo Masónico de España y además presidente de la Fundación Ferrer i Guàrdia, uno de los más importantes movimientos laicistas, fundado en 1987 como un ariete específicamente anticatólico.

La Fundación Ferrer Guardia debe su nombre al francmasón que fue condenado a muerte por ser uno de los instigadores de la Semana Trágica.

La Fundación se llama así en honor del francmasón Francisco Ferrer Guardia, cómplice del atentado contra Alfonso XIII en 1906; y uno de los instigadores de la Semana Trágica de Barcelona, en julio de 1909, que costó 78 muertos; medio millar de heridos y 112 edificios incendiados (80 de ellos religiosos).

El humo de los templos asaltados y quemados en la Semana Trágica de Barcelona (1909) cubre la ciudad /Wikimedia

Ferrer Guardia fue condenado a muerte por un consejo de guerra acusado de ser uno de los causantes de la Semana Trágica.

La Fundación que lleva su nombre ha disfrutado de generosas subvenciones públicas por parte de instituciones, como la Diputación Provincial de Barcelona, con la finalidad de que promueva la apostasía de la Iglesia Católica, en otras actividades que atentan directamente contra la libertad religiosa.

En su comité de honor figuran destacados políticos catalanes de izquierda, sobre de todo del PSOE –como Pasquall Maragall  o Josep Borrell- y de Esquerra como Carod Rovira-. 

Y varias logias se han significado a favor de la desconexión de Cataluña. Aunque tienen por norma evitar la discusión política, representantes de cuatro logias dijeron recientemente que si Catalunya deviene un estado independiente, se adaptarán  a la nueva realidad política.

Así lo subrayaron Anna Garcia, antigua Venerable Maestra de la Lògia Icària, federada a la Gran Logia Simbólico Española; Ernest Ruiz, Gran Mestre del Gran Orient de Catalunya; Rosa Elvira, exGran Maestra de la Gran Lògia Femenina de España y Miguel Ángel López, miembro del Comité Federal de la Orden Internacional Mixta del Derecho Humano.

No son los únicos.

También apuestan por el secesionismo, los agrupados bajo el nombre de Ágora Masónica, encabezado por Jaime Salinas, un masón de grado 33 y que llegó a ocupar el cargo de Venerable  Maestro de la Gran Logia de España.

El propio Salinas dijo en una entrevista que objetivo de esta asociación es “ayudar, desde el diálogo y la reflexión, a lograr una Cataluña independiente”.

El Gran Oriente de Cataluña tilda de “fascistas” las actuaciones del Gobierno central y a la Guardia Civil de “policía militarizada”.

Y otro grupo, el Gran Oriente de Cataluña, ha tomado partido claramente por Puigdemont y los golpistas al condenar al Gobierno central tildando sus actuaciones de “fascistas” y de practicar con Cataluña “un despotismo tiránico”.

En un comunicado reciente, el Gran Maestro  del Gran Oriente de Cataluña, Ernest Ruiz, junto con su Consejo de Gobierno, criticaba la operación de la Guardia Civil del pasado mes de septiembre contra quienes organizaron el referéndum, que se saldó con 14 detenciones.

Llamaba a la Guardia Civil “policía militarizada del Gobierno español”; aseguraba que la Generalitat es “una institución de gobierno independiente”, y que la catalana era “una  nación con lengua, tradiciones y leyes propias existente mucho antes de que se creara el Estado Español”, frase disparatada, falaz y carente del más mínimo rigor histórico.

Y llegaba a comparar la actuación del Estado central ante el desafío secesionista con la persecución sufrida por los francmasones por parte de regímenes totalitarios.

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