jueves, 1 de enero de 2015

LA TRANSICION ESPAÑOLA SE DISEÑO EN LA SEDE CENTRAL DE LA C.I.A.

(VUELTO A PUBLICAR  POR LA EXTRAÑA DESAPARICION DE ESTE ARTICULO  DEL LUGAR EN EL QUE ESTABA).


Este LIBRO nos recuerda que “la CIA interviene en la instalación de las bases militares estadounidenses en nuestro suelo, la transición del franquismo a la Monarquía, el golpe de Estado del 23-F o la definitiva integración del Estado español en la estructura de la OTAN”.
 


La "democracia" después de la muerte de Franco no era una opción lograda por el "pueblo" era una obligación impuesta desde Washington (la misma obligación en Portugal , Grecia, ....el paquete incluye claro está la OTAN.


"La CIA apadrinó al socialista Felipe González" y este es ahora "asesor de Capriles" (corrupto de Venezuela)  entre otros



FELIPE GONZALEZ JEFE DEL PSOE, COMO QUE SIGUEN LOS PASOS DEL PP, LA ÚNICA DIFERENCIA ES QUE ESTA ASESORANDO A LOS CORRUPTOS DE VENEZUELA, ENTERATE DE LOS FINANCIAMIENTOS IDEADOS POR URIBE Y FELIPE GONZALEZ, LA FOTO EN LA ULTIMA REUNION EN BOGOTA COLOMBIA.


En su libro "La CIA en España, el periodista de investigación Alfredo Grimaldos asegura que la llegada al poder del socialista Felipe González como presidente del Gobierno español en 1982, fue en realidad la alternativa "diseñada y controlada" por la CIA para mantener la tutela sobre España.
El libro de Grimaldos, publicado en el 2006, afirma que el actual Partido Socialista Obrero Español (PSOE) fue un partido que no surgió de una verdadera base social, sino que fue recreado, moldeado y financiado por la CIA norteamericana" a través de fundaciones del Partido Socialdemócrata de Willi Brandt de la República Federal Alemana: "Los servicios secretos norteamericanos y la socialdemocracia alemana se turnan celosamente en la dirección de la Transición española , con dos objetivos: impedir una revolución tras la muerte de Franco y aniquilar a la izquierda comunista. Este fino trabajo de construir un partido "de izquierdas" para impedir precisamente que la izquierda se haga con el poder en España, es obra de la CIA, en colaboración con la Internacional Socialista".
Alfredo Grimaldos ha publicado un nuevo libro: "Claves de la transición 1973-1986 para adultos" (Editorial Península). Su libro empieza con la frase siguiente: "El franquismo no es una dictadura que finaliza con el dictador, sino una estructura de poder específica que integra a la nueva monarquía".

En entrevista publicada por el periódico Público.es, Grimaldos responde una pregunta sobre: ¿Hasta qué punto la CIA tutela la Transición? 
"Cuando Nixon llega a España en 1970 se encuentra con un Franco muy mayor. Nixon se vuelve preocupado. Para ellos era muy importante mantener la Península Ibérica en su sistema de alianzas. Entonces, le dice a Vernon Walters, su hombre de confianza, que venga a España para ver qué va a suceder después la muerte del dictador. Franco se dio cuenta enseguida de lo que pasaba y le dijo a Walters que está todo atado y bien atado, que el Ejército se pondrá de parte de Juan Carlos I y que su principal monumento no es el Valle de los Caídos sino la clase media española que hará de colchón para impedir una revolución".
Grimaldos hace pedazos la imagen oficial que se ha tenido de la Transición en España, señalada constantemente como referente ejemplar del paso de una dictadura hacia la madurez de la vida democrática y en ese contexto, el papel desempeñado por aquel joven luchador, inteligente, carismático, elocuente, a quien el diario Pravda, siendo todavía órgano del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, llenara de elogios en la parte final de los 80 por su "flexibilidad y pragmatismo".
Resulta entonces que ese faro de luz llamado Transición ¿Fue construido sobre la falsificación y el engaño? 
Dice así el testimonio, publicado en el libro de Grimaldos, del general Manuel Fernández Monzón, enlace de los servicios secretos del franquista Luis Carrero Blanco con la CIA: 
"No es verdad lo que se ha dicho de la Transición. Como eso de que el rey fue el motor. Ni Suárez ni él fueron motores de nada, sólo piezas importantes de un plan concebido al otro lado del Atlántico. 
Todo estuvo diseñado por la Secretaría de Estado y la CIA".  

Recientemente el ex candidato presidencial venezolano y gobernador del estado de Miranda, Henrique Capriles Radonski, informó a través de su cuenta de Twitter que se reunió en Bogotá, Colombia, con el ex presidente del gobierno español Felipe González, quien fuera "íntimo amigo" del ex presidente venezolano Carlos Andrés Pérez y promotor de políticas neoliberales en España y en América Latina.

Entrevistado por una estación radiofónica del Uruguay, el analista James Petras respondió así a una pregunta sobre si Felipe González está asesorando a Henrique Capriles:
"Felipe González trabajaba con Álvaro Uribe, el asesino, narco-presidente de Colombia. Felipe González apoyaba los grupos pro escuadrones de muerte de Centroamérica, cuando estuve en España y Grecia, pude ver como los partidos derechistas de El Salvador y Guatemala recibían el apoyo de Felipe González. 

Entonces, el hecho de que esté con Capriles no me sorprende porque Felipe González no está vendido, es alquilado. Cualquier gobernante o dirigente de la derecha puede contratarlo por una cuota. Se necesitan por lo menos 300.000 dólares para recibir los ‘consejos’ de Felipe González. No es simplemente un reaccionario, sino que además es uno de los más corruptos e inmorales, en toda la historia de la política socialdemócrata europea".

Introducción

Los hombres de la CIA (Central Intelligence Agency)

Están detrás de casi todos los principales acontecimientos políticos y militares de nuestra historia reciente. La sede central de la Agencia, en Langley, tiene poco que ver con el edificio donde entra y sale a su antojo Faye Dunaway en la película “Los tres días del Cóndor”.
Es un gigantesco bunker desde donde se han diseñado cientos de operaciones desarrolladas en España por los servicios de inteligencia norteamericanos desde la posguerra mundial hasta hoy.
Las recientes escalas en aeropuertos españoles de aviones de la CIA, con prisioneros que son trasladados a centros de tortura distribuidos por varios países de la órbita norteamericana, constituyen sólo un eslabón más de la cadena de actuaciones clandestinas que la Agencia inició en nuestro país durante la Guerra Fría.
La sólida infraestructura que hoy permite continuar trabajando a sus hombres aquí comenzó a construirse a principios de los años cuarenta.

La CIA interviene en la instalación de las bases militares estadounidenses en nuestro suelo, la transición del franquismo a la Monarquía, el golpe de Estado del 23F o la definitiva integración del Estado español en la estructura de la OTAN.
 

La permanencia de la dictadura franquista, durante casi cuatro décadas, y la evolución controlada hacia un sistema parlamentario están condicionadas por la actividad de los espías norteamericanos.

En esa oscura tarea de mover los hilos desde la sombra colaboran con los servicios estadounidenses miembros del Ejército español, destacados políticos y diplomáticos, empresarios, hombres de la banca y personajes del mundo de la cultura y el periodismo. La mayor parte de los colaboradores de la CIA tienen poco que ver con la imagen tópica, peliculera y novelesca de los espías: son individuos «normales», perfectamente integrados en su entorno social. Muy distintos son los oficiales de operaciones, situados en los puntos neurálgicos de la red.

En España, durante todo este tiempo, han dirigido el espionaje norteamericano curtidos oficiales de la Agencia, expertos en acciones encubiertas, como los sucesivos jefes de la estación de la CIA en Madrid, situada en la embajada de la madrileña calle de Serrano, Robert E. Gahagen, Néstor Sánchez, Ronald Edward Estes, Richard Kinsman o Leonard Therry. Todos ellos arrastran ya un largo historial operativo cuando llegan aquí. Han desarrollado la mayor parte de sus carreras en Latinoamérica y su biografía profesional está marcada por una sucesión de golpes de Estado y de operaciones desestabilizadoras en Bolivia, Brasil, Uruguay...

Y habla sobre la inmunidad que posee la agencia, cómo revelaron los más de 100 vuelos ilegales recientes en territorio español.
Además, su presencia se mantiene.
Grimaldos nos aporta los nombres de los políticos, periodistas, banqueros y empresarios que han estado y siguen estando al servicio de la agencia de Washington en España.

El autor ofrece la trayectoria y perfil de los agentes más destacados en la península desde la Segunda Guerra Mundial, los datos de sus hombres de confianza en el franquismo, en la transición, en el partido socialista, en la derecha e incluso en la izquierda.
También repasa las principales operaciones de la CIA que han ayudado a modular nuestra historia y llevarnos a la situación actual:
El apuntalamiento del franquismo tras el final de la guerra mundial a cambio de convertir España en una zona de libre circulación para la CIA, la Operación Lolita para colocar a Juan Carlos de Borbón como sucesor de Franco, los preparativos militares previos al 23-F, la toma del control del PSOE en Suresnes en 1974 o la disposición diligente del PNV como tontos útiles al servicio de la agencia para combatir el comunismo en España durante el franquismo.

Este trabajo es demoledor porque desmantela muchos de los tópicos interesados que se mantienen en la sociedad española, como la animadversión entre el franquismo y los gobiernos estadounidenses.
Algo totalmente falso, la CIA fue fundamental en el apoyo al régimen franquista y la cesión de soberanía hacia la agencia por parte de la dictadura española fue absoluta:
“Los militares norteamericanos empiezan a ganar adeptos en las filas del Ejército español, cada vez más colonizado, y los hombres de la CIA financian, sin ningún recato, a los propios servicios de información de Franco, para tenerlos completamente bajo sus órdenes. (…)

Ambos tienen el mismo enemigo: “el comunismo ateo”. También podemos saber a través de esta obra, el papel español en la red Gladio  (terrorismo de estado), el plan creado por la CIA para evitar que en los países de la Europa Occidental, la izquierda llegara al poder democráticamente, en especial en Italia.

Y los vínculos de esa red con la guerra sucia contra ETA, y la complicidad de los gobiernos de UCD y de Felipe González.

Descubrimos sorpresas como el papel de la CIA para promover a Manuel Fraga en la transición española como la figura liberal que necesita el país en ese momento o la intervención de EEUU para lograr que Marruecos se adueñe del Sahara mediante la “Marcha Verde” con la complicidad del entonces príncipe Juan Carlos.

Otro capítulo espectacular es el titulado “Isidoro y Mister Pec”.
En él se desvela el apoyo activo de Carrero Blanco a Felipe González y su equipo para viajar al congreso de su partido en Suresnes y la preparación conjunta de ese congreso con los servicios secretos de Carrero (SECED) con el objetivo de permitir el desarrollo del PSOE como estrategia para ahogar al comunismo del PCE:

La CIA creo la transición tanto en España como en Portugal, y algunos "ACTORES" principales que colocó y apoyó en este evento "teatral":
En Portugal uno de tantos emisarios de la CIA era Mario Soares.
En España Felipe Gonzalez, Enrique Múgica, Jorge Semprun, Mariano Rubio, Javier Solana...y tantos más...
El PSOE es un Partido histórico, pero durante las cuatro décadas que duró el franquismo desapareció de la faz del Estado Español.
Sin embargo, los servicios de inteligencia de los EEUU, habían previsto y preparado su "refundación" mucho tiempo antes de que se produjera la muerte del dictador.
¿A qué intereses obedeció la resurrección "asistida" de esta organización?
¿Cual fue la factura que hubo que pagar a norteamericanos y alemanes por los "servicios prestados"?
En otro capítulo magistral donde se relata con detalle y profusión de datos, fechas y nombres del asalto al viejo partido socialista por quienes tendrían como misión cumplir las órdenes de la CIA en España, alguna de ellas varios años después, como la entrada en la OTAN e incluso ponerse al frente de ella.
Basta con saber el detalle de que en la década de los ochenta había en España unos mil quinientos hombres vinculados a la agencia, entre colaboradores habituales y ocasionales, además de los elementos incrustados en las instituciones oficiales o privadas.
No olvida tampoco Alfredo Grimaldos otro capítulo de la historia de España donde el protagonismo de la CIA es importante, el 23-F, un “golpe de Estado que cuenta con el visto bueno del Imperio y con la bendición papal”, es decir, Estados Unidos y el Vaticano.
Así sabemos que “la 16.ª Fuerza Aérea de Estados Unidos pone en acción todos sus dispositivos cuatro días antes del 23 de febrero” y que el día del golpe, el control aéreo norteamericano, sus pilotos y las tropas de las bases estadounidenses en España se encontraban en máxima alerta desde primera hora.
A todo ello, hay que añadirle importantes claves sobre el escándalo de la intoxicación por aceite de colza , el papel de la Comisión Trilateral y sus miembros en España o la participación de la CIA en la lucha contra ETA.

España, 60 años a las órdenes del Pentágono :

Domingo.29 de septiembre de 2013 - 

La presencia militar de Estados Unidos en nuestro país comenzó con la firma del convenio que autorizaba el uso de las Fuerzas Armadas norteamericanas de cuatro bases: Torrejón, Zaragoza, Morón y Rota.

La presencia militar de Estados Unidos en España cumple 60 años tras la firma el 26 de septiembre de 1953 del primer convenio que autorizaba el uso por las Fuerzas Armadas estadounidenses de cuatro bases, Torrejón, Zaragoza, Rota y Morón, aunque ya sólo siguen utilizando estas dos últimas.

El primer convenio militar entre ambos países se firmó ese día en Madrid entre el entonces ministro español de Asuntos Exteriores, Alberto Martín Artajo, y el embajador norteamericano, James Clement Dunn. El acuerdo fue fruto de la decisión del presidente de los Estados Unidos, Dwight Eisenhower, que había sido elegido en 1952, para firmar un convenio de defensa con España, dirigida entonces por el general Francisco Franco.

Según este acuerdo, España recibió 524,2 millones de dólares para la modernización de sus Fuerzas Armadas, mientras que nuestro país autorizaba la presencia de un dispositivo militar sobre una línea diagonal suroeste-nordeste que incluía cuatro bases, Torrejón de Ardoz (Madrid), Zaragoza, Morón (Sevilla) y Rota (Cádiz), además de una serie de instalaciones de apoyo.

Debido a las numerosas modificaciones de ese convenio original, en la actualidad las Fuerzas Armadas estadounidenses sólo utilizan Rota y Morón.

Esos cambios en el acuerdo de 1953 comenzaron a producirse incluso durante el régimen de Franco, con una reforma importante, ocurrida con motivo de la firma del nuevo convenio bilateral en 1970, y por el que las instalaciones permanentes de las bases militares españolas que se habían venido utilizando conjuntamente pasaron a ser propiedad plena de España, que autorizaba a Estados Unidos al uso de ciertas facilidades en ellas.

No sólo se produjeron modificaciones en el convenio en época de Franco, sino que también los gobiernos del PSOE y del PP han ido dando otra redacción al tratado, el más importante el que se produjo en 1988 con el Ejecutivo de Felipe González, según señalan fuentes militares.

En septiembre de ese año, el ministro de Exteriores español Francisco Fernández Ordóñez y el secretario de Estado norteamericano George Shultz acordaban renovar el tratado pero con una importante modificación, que en su momento enturbió las relaciones entre las administraciones de Felipe González y el entonces presidente estadounidense, Ronald Reagan.

El motivo fue la exigencia del Gobierno socialista de la salida de la base Torrejón de los 72 cazabombarderos F-16 que formaban el Ala Táctica de Caza 401 de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF). La base de Rota albergará cuatro destructores de la US Navy que formarán parte del escudo antimisiles de la OTAN.

Otro punto controvertido de este convenio de 1988 fue la presencia de armas nucleares en nuestro país, aunque ambas naciones llegaron a un acuerdo tácito por el que Estados Unidos se comprometía a no introducirlas a bordo de aviones o buques y España no preguntaba si las llevaban o no. Si la USAF salía de Torrejón en mayo de 1992, ese mismo año lo hacía de la base de Zaragoza, en este caso por un motivo distinto, el cierre de instalaciones por motivos económicos y de reorganización.

En la actualidad quedan dos bases de utilización conjunta, Rota y Morón, que en el último año han cobrado un nuevo protagonismo. La primera de ellas -en virtud de los acuerdos alcanzados por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y la Administración Obama, y firmados por el actual ministro de Defensa, Pedro Morenés, y su homólogo Luis Panetta el 10 de octubre del 2012- albergará a partir de marzo del próximo año a cuatro destructores de la US Navy que formarán parte del escudo antimisiles de la OTAN.

Concretamente, se trata de los USS Ross, USS Donald Cook, USS Porter y USS Carney, que incluyen a 1.100 marinos y a sus familias. Por lo que respecta a Morón, el Consejo de Ministros del pasado 19 de abril 2013 autorizó la presencia en la base de un destacamento de 500 marines y ocho aeronaves durante un periodo de un año para proteger instalaciones y personal destacado en los países del norte de África y del Sahel.

Las cuatro bases han sido fundamentales a lo largo de estos últimos años para los despliegues estadounidenses en conflictos como las guerras del Golfo contra Irak, Afganistán o el conflicto de Libia. -

Alfredo Grimaldo Feito, (Madrid 1956), es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Comenzó a escribir en algunas de las publicaciones que aparecieron después de la muerte de Franco como «Alternativas», «España Crítica» o «Tricolor». En 1977 se integró en el equipo de redacción de Ediciones de la Torre y publicó el libro: «Contra el Pacto de la Moncloa». Redactor de los diarios Liberacion y La Tarde de Madrid dirigió la revista Area Crítica. Ha escrito numerosos artículos relacionados con la Transición en revistas como Interviú, Actual, Motivos de Actualidad o Articulo 20.

Sólo seis meses después de la Revolución de los Claveles, el 14 de octubre de 1974, se celebra en la ciudad de Suresnes, cercana a París, elXIII Congreso del PSOE, que va a llevar a un tal «Isidoro» hasta la cúpulade la organización. Desde el 14 de julio pasado, Franco sufre una compli-cada flebitis y se ha llegado a temer por su vida. La situación que se está creando en la península Ibérica resulta muy preocupante para los norte-americanos, se les ha ido de las manos el asunto portugués y van a impedir, a toda costa, que la historia se repita en España.

Felipe González es el joven abogado sevillano, casi desconocido incluso para algunos de sus compañeros, que se enmascara tras el nombre de guerra de «Isidoro».
Consigue suceder como secretario general del partido al veterano militante socialista Rodolfo Llopis, (1) que no reconoce las resoluciones adoptadas en Suresnes.
El congreso ha sido convocado por un grupo de jóvenes militantes desgajados de lo que, en adelante, se conocerá como PSOE (Histórico). En realidad, Nicolás Redondo era la figura menos discutida para acceder a la Secretaría General, pero el sindicalista vasco se niega a presentarse a la elección, a pesar de ser propuesto mayoritariamente para ocupar el cargo que está en liza.

González y otros miembros de la nueva dirección del partido han conseguido llegar a Francia gracias al apoyo prestado por el propio Servicio Central de Presidencia de Gobierno. Los oficiales del organismo de inteligencia creado por el almirante Carrero Blanco son los encargados de proporcionarles los pasaportes.
 «En un restaurante de la calle madrileña de Santa Engracia,(2) hablamos con González, en presencia de Enrique Múgica, para garantizarle su viaje a Suresnes», señala el entonces capitán del SECED Manuel Fernández Monzón.(3)
«Otros compañeros se entrevistaron con Nicolás Redondo, y él entendió enseguida que debía ceder el puesto a un secretario general más joven y con otras características. Cuando Felipe González volvió de Francia, después de haber sido elegido, un comisario de Sevilla le detuvo, creyendo que había dado un pelotazo. Se llevó una bronca tremenda y tuvo que soltarle enseguida, claro.»

Otros dos miembros relevantes del SECED, Andrés Cassinello y José Faura, mantienen una larga entrevista con Felipe González y con Alfonso Guerra, inmediatamente después de que el clan sevillano se haga con los mandos del PSOE.


«Entre 1964 y 1975 estuve precisamente en la información del mundo universitario, muy estrechamente relacionado con la política entonces clandestina. Y lo que viví fue que, a partir de cierto momento, la dictadura propició el resurgir del PSOE, para ahogar al PCE», declara el comisario Manuel Ballesteros a la periodista Pilar Urbano.(4 «A los socialistas no se les detenía, a los comunistas, sí. Estando yo en la Brigada Social, esa era una indicación de los mandos.
Más aún:
La policía no sólo miraba para otro lado, haciendo la vista gorda, sino que a veces ayudaba a pasar la valija con la propaganda y los documentos internos del partido que los de Rodolfo Llopis (el PSOE del exterior) enviaban de allá para acá.»
A finales de los setenta, con Adolfo Suárez como primer ministro,
Ballesteros aparece detrás de algunas acciones criminales de guerra sucia contra ETA protagonizadas por el Batallón Vasco Español.
Posteriormente, el Gobierno de Felipe González le recupera para nombrarle nada menos que jefe del MULC (Mando Unificado de Lucha Contraterrorista ), durante la época de actuación de los GAL.

Meses antes de la celebración del Congreso de Suresnes -que se financia con fondos provenientes del Partido Social demócrata de WillyBrandt-, el comandante Miguel Paredes, del SECED, y el inspector Emi Mateos, destinado en la Jefatura Superior de Policía de Bilbao, ya han empezado a trabajar en lo que llaman
Operación Primavera: una serie de contactos con algunos miembros del PSOE del interior, para ver cuáles son sus planteamientos políticos. Especialmente con Nicolás Redondo y Enrique Múgica.

«En el SECED nos propusimos empezar a reunirnos con ellos -recuerda el entonces comandante Paredes-, para ver hasta dónde llegaba su izquierdismo, su ímpetu revolucionario, su afán izquierdista... y tratar de acercarlos hacia posiciones más templadas, menos radicales, más en la línea de la moderación pragmática que les recomendaba Willy Brandt.»(5)

Los encuentros entre los agentes del SECED y los socialistas continúan, y a ellos se incorporan algunos militantes más. «Después de cada encuentro redactábamos un informe para el Servicio», continúa Paredes su relato. «Nuestra impresión entonces era que el líder ideológico, el que pensaba más largo, más rápido y con más calado era Pablo Castellano. El mayor peso moral lo tenía Nicolás Redondo. Felipe González nos pareció un conversador ágil, brillante, con «charme»...
Pero, de pronto, sacó un largo Cohiba, lo encendió con parsimonia y se lo fumó como un sibarita.

A mí ese pequeño detalle me chocó, me extrañó. Era un trazo burgués que no encajaba con sus calzones vaqueros, ni con su camisa barata de cuadros, ní con su izquierdismo...
En mi informe oficial no mencioné esa bobada del habano ni lo que me sugirió. Pero en mi agenda privada de notas sí que escribí: «Felipe González, el sevillano, parece apasionado pero es frío.
Hay en él algo falso, engañador. No me ha parecido un hombre de ideales, sino de ambiciones».


Y prosigue el antiguo agente del SECED:
«El Ministerio de la Gobernación tenía entonces la facultad de conceder o denegar el pasaporte a un ciudadano.
Ellos lo habían pedido muchas veces y siempre les habían dicho que no.
Me dieron una lista en la que figuraban los nombres de Enrique Múgica, Eduardo López Albizu, Nicolás Redondo, Ramón Rubial, Alfonso Guerra, Pablo Castellano, Felipe González y otros dos militantes asturianos. 

El Gobierno lo dudó mucho, le dieron mil vueltas, que sí, que no... Al final se aceptó bajo la condición de que, al volver a España, devolvieran enseguida esos pasaportes. Y lo hicieron. Tardaron mucho pero los devolvieron. Aunque no todos: Felipe González se lo quedó. A Múgica, por el retraso, le hicimos pagar una «multa» especial: invitarnos a comer a base de bien. Y lo hizo. En la Paniére Fleurie de Rentería».(6)

Los delegados que asisten al Congreso de Suresnes representan, oficialmente, a tres mil militantes del interior, pero, en realidad, esa cifra hay que rebajarla a menos de la mitad. Durante los últimos años del franquismo, el PSOE es poco más que una sigla. El mayor peso de la resistencia contra el régimen lo han llevado los comunistas. En definitiva, lo que se produce en 1974 es una refundación del partido creado por Pablo Iglesias, con el
modelo portugués como telón de fondo. En el país vecino no existía ni siquiera un partido socialista histórico y hubo que inventar uno. Su primer secretario general, Mário Soares, tenía contacto con la CIA desde los años sesenta. «Exiliado, en 1973 recibiría ayuda para fundar bajo el patrocinio del Gobierno de Bonn un «partido socialista portugués», escribe Joan Garcés en su excelente libro
«Soberanos e intervenidos».

«Derrocada la dictadura en 1974 por el MFA (Movimento das Forzas Armadas),
Soares regresaba a Portugal, donde pronto pediría y recibiría ayuda clandestina directa del Gobierno de Estados Unidos y sus aliados europeos (RFA, Reino Unido y Francia), e indirecta a través de empresas y fundaciones alemanas y de otros países.»

La escasa incidencia del PSOE en la realidad política española de los primeros años setenta la reconoce el propio Francisco Bustelo, uno de los militantes elegidos como miembros de la Comisión Ejecutiva del partido en Suresnes.

Sin embargo, todo cambia a partir de ese congreso:

«Las embajadas en Madrid empezaron a recibir entonces instrucciones de que se pusieran en contacto con nosotros. Acompañé a González a visitar a algunos embajadores, entre ellos el estadounidense, y tuve que entrevistarme con otros funcionarios norteamericanos de menor categoría.
A los norteamericanos les causé buena impresión. Durante los años siguientes me solía llamar el consejero político de esa embajada, persona muy enterada de lo que sucedía en España, para que comiésemos juntos».(8)

En la dirección surgida de Suresnes hay tres grupos fundamentales: los vascos, con Redondo, López Albizu, Múgica y Benegas; los andaluces, con González, Guerra y Galeote, y los madrileños, con Castellano y Bustelo.
 «Los vascos, o mejor dicho, Redondo, que era su peso pesado, decidían, por tanto», señala Francisco Bustelo. «Si apoyaban a los andaluces, como hicieron en Suresnes, González tenía el poder asegurado. Redondo sabrá por qué lo hizo.»

Felipe González controla el partido a partir de ese momento e, inmediatamente, pasa a convertirse en un personaje público de primer orden, con un papel estelar en la gran maniobra de actualización controlada del régimen franquista.

Joan Garcés escribe:



«Una campaña subsiguiente introduciría ante la opinión pública nombres hasta entonces desconocidos que, a poco andar (1975-1976), aislaron y marginaron a los militares de la Unión Militar Democrática y, en general, a quienes eran reacios a que en España entraran la CEE y la OTAN sin condiciones.»(9)



El primer diseño de esta larga operación se remonta hasta la década de los sesenta, cuando el régimen empezaba ya a ceder, inevitablemente, bajo la presión de las luchas obreras y las reivindicaciones populares. El crecimiento espectacular del PCE y la desaparición de los sindicatos y partidos anteriores a la Guerra Civil, especialmente la UGT y el PSOE, hacen temer una supremacía comunista en la salida del franquismo.
Los cerebros de la Transición comienzan a marcarse objetivos muy concretos.

En 1962, el PSOE y la UGT sólo cuentan con unos centenares de militantes en toda España, mientras que en el extranjero, un grupo de viejos socialistas, con Rodolfo Llopis al frente, intentan aparentar una presencia en escena que no va mucho más allá de la asistencia a «contubernios» como el de Munich. Convencidos de que este PSOE no logrará tener la suficiente implantación para competir con ventaja, frente a los comunistas españoles, al final del franquismo, los servicios de información norteamericanos y alemanes se ponen manos a la obra para construir un nuevo partido, más vistoso en lo externo y manejable en lo interno.


CONFIDENTES ESPONTÁNEOS
Algunos socialistas no esperan a que la CIA llame a su puerta y son ellos mismos los que ofrecen espontáneamente sus servicios a los norteamericanos. Es el caso de Carlos Zayas Mariátegui, desde la ASU (Agrupación Socialista Universitaria), quien, según documenta Joan Garcés, «aparece informando asiduamente a la Embajada sobre personas de sensibilidad socialista susceptibles de sumarse a combatir al Partido Comunista si recibieran los apoyos materiales que buscaban.
Zayas señalaba, entre otros, a Joan Raventós Carner en Barcelona, a José Federico de Carvajal y a Mariano Rubio, al tiempo que desvelaba como principal agente del Partido Comunista en Madrid a Federico Sánchez».

Zayas será diputado del PSOE por Huesca en 1977;
Raventós, embajador en Francia, después de haber participado en la famosa comida de Lérida en la que el general Armada les cuenta a Enrique Múgica y a él sus planes golpistas; José Federico de Carvajal llegará a presidente del Senado y Mariano Rubio, a gobernador del Banco de España, cargo del que dimite tras ser condenado por sus prácticas delictivas.
Federico Sánchez (alias de Jorge Semprún), convertido al anticomunismo, Será ministro de Cultura con Felipe González entre 1988 y 1991.

«Federico Sánchez» alias de Jorge Semprún

Una de las claves de las operaciones secretas de la CIA para controlar los medios socialistas españoles en el exilio es la introducción en estos círculos de un antiguo dirigente del POUM, Julián Gorkin. 
A principios de los sesenta, Gorkin es uno de los personajes que impulsa el llamado
«Congreso por la Libertad Cultural» y aparece al frente de distintas publicaciones financiadas por la CIA, como las revistas Cuadernos, editada en París;
Examen, en México, y Encounter, en Gran Bretaña, dentro de un amplio esquema propagandístico de matiz netamente anticomunista diseñado desde Langley.
Más tarde, dirige también la revista Visión, en la que defiende los puntos de vista de las sucesivas Administraciones norteamericanas en relación con Latinoamérica.
El 13 de mayo de 1967, la propia Asamblea General del «Congreso por la Libertad Cultural» reconoce los estrechos vínculos financieros y políticos de este organismo con la CIA. Según Frances Stonor Saunders, el principal impulsor del congreso es el agente de la CIA Michael Josselson.»

Julián Gorkin aparece, además, al frente del llamado «Centro de Documentación y Estudios», que tiene su sede en París. Ocupa el cargo de vicepresidente, mientras Salvador de Madariaga ostenta, a título honorario, la presidencia.
Las líneas generales del Boletín Informativo del centro están caracterizadas por las directrices de acción política clandestina de la CIA en ese momento: se intenta potenciar a la inexistente ASO (Alianza Sindical Obrera) y a la oposición monárquica y socialdemócrata.
Gorkin entra pomposamente en el PSOE en el año 1973, en plena campaña interna de renovación del partido, que terminará con la sustitución de él por Felipe González.
Incluso ofrece una conferencia, el 22 de diciembre de ese año, en los locales de la UGT en París, bajo el título «Motivos de mi afiliación al Partido Socialista Obrero Español».

En varios artículos del Boletín Informativo de Gorkin ya pueden verse los argumentos esenciales que serán utilizados por Felipe González y Alfonso Guerra en Suresnes.
El primer número de ese boletín explica «la necesidad de una izquierda radical que compita, en el campo de la clase obrera, con el Partido Comunista de España, para restarle base y movilidad social».»

Los intentos de los norteamericanos de conseguir que los socialistas acepten la Monarquía y la continuidad del franquismo renovado son múltiples y se realizan a través de las más diversas y curiosas fórmulas, algunas de las cuales resultan un completo fracaso, como el intento de creación de la ASO, que no pasa de ser una entelequia. Todos estos trajines no le pasan desapercibidos al propio Franco.

Escribe Salgado Araujo:(12)

«Hablamos después de las actividades de la CIA en el mundo occidental y, en
especial, en relación con España. La prensa internacional, digo al Caudillo, comenta las actividades de ese organismo. Su obsesión es conseguir que nuestro Estado tolere primero y legalice después la acción de dos partidos, uno de carácter socialista y otro democrático, que deberán tener su expresión en dualidad similar en el campo universitario y sindical.

Para conseguirlo no vacilarán en financiar sistemáticamente a grupos de activistas (que han creado la ASO y la FUDE).
Por ahora no se proponen como objetivo derribar el Estado, sino importunarlo, preocuparlo, no dejarlo en paz para que se arranque al Partido el compromiso de una coexistencia entre lo legal y lo ilegal, con aspiraciones de suceder al Régimen una vez desaparezcan.

Estas objeciones, según la información que doy al Caudillo,
las expone la CIA con toda tranquilidad, a la luz del día, financiando las huelgas de Asturias o los tumultos de Madrid y Barcelona. 

La CIA cree que con esas actividades cumple el deber de preveér el futuro, pues, de lo contrario, al régimen débil sucedería el caos y a éste, el comunismo».

En el intento de creación de la ASO participa un personaje extraño: Josefina Arillaga, vinculada ya en ese momento a la Fundación Friedrich Ebert, del Partido Social demócrata alemán, y considerada, en los propios medios socialistas, como «buena amiga» del entonces jefe del Sindicato Vertical franquista, el falangista José Solís Ruiz.
Arillaga, representante oficiosa en Madrid de Rodolfo Llopis durante varios años, hasta 1973, mantiene estrecho contacto con José Federico de Carvajal, un personaje muy bien relacionado con los norteamericanos, que llegará a presidente del Senado con el PSOE.

La fase final del asalto al viejo y poco implantado Partido Socialista Obrero Español tiene lugar a partir de 1970, en una batalla en la que se Enrique Mújica, muñidor de mil y una conspiraciones, finalmente nombrado «defensor del pueblo» por Aznar

 
DÓLARES «FUNDACIONALES»
 

Una mujer clave en el complejo entramado financiero del renovado PSOE es Carmen García Bloise, que mantiene estrechos vínculos con los socialdemócratas germanos. Parte de los fondos que van llegando al partido se comienzan a canalizar a través de la recién creada Fundación Pablo Iglesias, sucursal de la alemana Friedrich Ebert, pero los cauces de financiación son diversos.

Por ejemplo, en1979 se
desvelará que la UGT ha recibido 200 millones de pesetas de los sindicatos amarillos de Estados Unidos para intentar ganar las elecciones sindicales.

El ex agente de la CIA Philip Agee declara a la revista
Zona Cero, en marzo de 1987:(14)

«Dentro del «Programa Democracia», elaborado por la Agencia, se cuida con especial atención a las fundaciones de los partidos políticos alemanes, principalmente a la Friedrich Ebert Stiftung, del Partido Socialdemócrata, y la Konrad Adenauer Stiftung, de los democristianos.

Estas fundaciones habían sido establecidas por los partidos alemanes en los años cincuenta y se utilizaron para canalizar el dinero de la CIA hacia esas organizaciones, como parte de las operaciones de «construcción de la democracia», tras la Segunda Guerra Mundial.
Después, en los sesenta, las fundaciones alemanas empezaron a apoyar a los partidos hermanos y a otras organizaciones en el exterior y crearon nuevos canales para el dinero de la CIA.

Hacia 1980, las fundaciones alemanas tienen programas en funcionamiento en unos sesenta países y están gastando cerca de 150 millones de dólares. 
Operan en un secreto casi total.

«Las operaciones de la Friedrich Ebert Stiftung (Fundación), del SPD, fascinan a los norteamericanos, especialmente sus programas de formación y las subvenciones que hicieron llegar a los socialdemócratas de Grecia, España y Portugal, poco antes de que cayeran las dictaduras en esos países e inmediatamente después» continúa Agee.
«En Portugal, por ejemplo, cuando el régimen de Salazar, que había durado cincuenta años, fue derrocado en 1974, el Partido Socialista completo apenas habría bastado para una partida de póker y se localizaba en París, sin seguidores en Portugal. Pero con más de 10 millones de dólares de la Ebert Stiftung, y algunas otras remesas de la CIA, el Partido Socialista Portugués creció rápidamente y en poco tiempo se convirtió en el partido gobernante.»

Las fundaciones políticas germano occidentales proporcionan el modelo que el «Programa Democracia» acaba adoptando para resolver uno de los principales dilemas de la política exterior norteamericana: cómo «ayudar» a los partidos e instituciones «democráticos y pluralistas» en países gobernados por dictadores que son aliados y clientes de Estados Unidos.

«Resultaba a menudo muy obvio que la única oposición real a las dictaduras la representaban los comunistas y otros revolucionarios, las únicas fuerzas políticas organizadas, capaces y dispuestas a tomar el poder en un eventual colapso de las dictaduras», señala Agee.

«La experiencia de la intervención germano occidental en Portugal y en otros países resultaba llamativa para los norteamericanos e intentaron repetirla, estableciendo un sistema de instituciones privadas de apoyo a los «amigos en el exterior».

El apoyo de Estados Unidos a las dictaduras podría continuar mientras los «amigos» se preparaban para la «transición del autoritarismo a la democracia». Así, los norteamericanos podrían buscar de antemano el control de todas las fuerzas políticas y neutralizar todo lo que se sitúa a la izquierda de los socialdemócratas.»

El presidente Ronald Reagan es uno de los más entusiastas defensores del «Programa Democracia».

«GOOD BYE», MARXISMO

El 17 de mayo de 1979, durante la celebración del XXVIII Congreso del PSOE,
Felipe González impone que desaparezca el término «marxismo» de los estatutos del partido.
Los militares norteamericanos que tanto preguntaban por este asunto a los oficiales españoles, durante los cursos de formación realizados en Estados Unidos, ya pueden quedarse completamente tranquilos.
Justo de la Cueva, miembro de la comisión mixta de reunificación del PSOE madrileño (proviene del sector histórico), desalentado, deja la militancia en ese momento y declara: «El PSOE va donde diga la CIA a través de Willy Brandt. Hasta en el propio Bundestag alemán acaba de denunciar que la Fundación Friedrich Ebert del SPD recibe dinero directamente de la CIA». Los jóvenes que dieron el golpe de Estado dentro del PSOE en Suresnes, comandados por González, van cumpliendo al pie de la letra el guión que les han preparado. El poder está cada vez más cerca.

El papel que el PSOE tiene que interpretar en la Transición está escrito desde bastante antes de la muerte de Franco, pero se termina de pulir en 1974. El giro a la izquierda de la Revolución de los Claveles coincide con los primeros pasos en público de la Junta Democrática, constituida por iniciativa de Antonio García Trevijano y auspiciada por el PCE. Desde el principio, Felipe González hace todo lo posible para hundir este organismo unitario que reclama amnistía total, la formación de un Gobierno provisional y la celebración de una consulta para elegir la forma de Estado: Monarquía o República.

«Cuando se produce la hegemonía del Partido Comunista Portugués en el proceso político que se vive en el país vecino, el secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, se alarma aún más y viaja a Alemania para entrevistarse primero con el canciller Helmut Schmidt, y después con Willy Brandt,» que continúa teniendo una enorme influencia en la Internacional Socialista.
Les insiste en que apoyen decididamente al PSOE», señala García Trevijano.(18)

«Por eso Felipe González no entra en la Junta, porque se siente respaldado por una potencia superior, por los alemanes y los norteamericanos. Una vez que está seguro de ese apoyo, se traslada a Madrid, donde tiene una entrevista con el Rey y con altos mandos del Ejército, y ahí establecen la estrategia de que hay que ir gradualmente hacia las libertades en España para evitar una radicalización de la situación.

Felipe González es el más interesado en mantener a los comunistas en la ilegalidad. 

A mí me advierte de esta operación nada menos que Claude Chaisson, que luego sería ministro de Exteriores con Mitterrand y entonces era comisario en Bruselas del Mercado Común. Teníamos mucha amistad. Él era miembro del Partido Socialista Francés y estaba bien informado de todo esto.

Ahí fue cuando cedimos y constituimos la Platajunta, a sabiendas de que se estaba haciendo para que entrara en ella el PSOE, que sería el traidor.
Pero más traidor sería si estaba fuera. Y me di cuenta de que Santiago Carrillo, que era muy listo para olfatear por dónde venían los aires políticos, quería seguir completamente la política del PSOE».

En octubre de 1982, Felipe González consigue su objetivo y gana las elecciones por mayoría absoluta. Un año después, José Mario Armero le dedica un elogioso artículo en el que repasa, de forma muy elocuente, los logros del Gobierno del PSOE.
Armero era abogado en España de las más importantes multinacionales norteamericanas y un hombre con muchos contactos en el Departamento de Estado.

También intervino, como mediador, en las conversaciones que condujeron a la legalización del PCE, después de negociar con Santiago Carrillo la aceptación de la Monarquía. 
El 20 de octubre de 1983 escribe:

«La realidad demuestra que hoy en España gobierna un partido socialdemócrata, europeo, occidentalista, pronorteamericano y decididamente atlantista. 

En un año de gobierno, los hombres del PSOE han cumplido un papel realmente singular: la casi destrucción de la izquierda tradicional española, en buena parte marxista y revolucionaria, que seguía una tradición muy distinta a los nuevos derroteros que han tomado los jóvenes dirigentes socialistas. 
Realmente nada tienen que ver con Pablo Iglesias, ni con Francisco Largo Caballero, ni siquiera con Rodolfo Llopis. Y han conseguido sustituir lo que siempre se ha considerado como izquierda por una social democracia, que es un amplio fenómeno donde cabe la libre empresa, la propiedad privada, los europeos, los norteamericanos y la OTAN».
Stiftung y la Konrad Adenauer Stiftung germano ocidentales, manteniendo «una relación de total independencia con nuestra representación diplomática oficial».

                                                Manifestacion ANTI-OTAN: Un grupo de vallisoletanos

« Y han conseguido sustituir lo que siempre se ha considerado como izquierda por una socialdemocracia, que es un amplio fenómeno donde cabe la libre empresa, la propiedad privada, los europeos, los norteamericanos y la OTAN».


Bueno, con el segundo 20N, la elite juega a incorporarse a Europa, como el pueblo sigue siendo franquista hasta la médula, el ejército, la policía, los funcionarios, etc… la nueva correa de transmisión del gobierno mundial prepara un golpe de estado, el rey y el PSOE quieren quitar a Suárez, él se quita antes pero eso no consigue parar el 23f. El PSOE tiene prisa en meternos en Europa, es decir, que todo el tejido industrial (8ª potencia del mundo) y agrícola pase a ser controlado por los de fuera, las empresas españolAs como Rumasa son destruidas y regaladas a los amigos de González. Y se realiza la reconversión (destrucción industrial) y se subvenciona todo lo que sea eliminar agricultura y se penaliza a los que producen más con cuantiosas multas. Todo para los de fuera. Así entra mucho dinero y parece que somos ricos, pero en realidad es la pasta de haber destruido lo que teníamos, y llega la crisis del 92 donde los socialistas dicen que los españoles tenemos que ser camareros de los europeos.

ESPAÑA firma un acuerdo inédito con la USAID, fachada de la CIA. (En la actualidad)

Por: Cristóbal García Vera.

Con la recurrente coartada de la “ayuda” a los países subdesarrollados, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los EE.UU. ha logrado instalarse de forma permanente en la isla de Gran Canaria, a través de una de sus más activas tapaderas. La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional. Más conocida por su acrónimo en inglés USAID.

Hace ahora justamente un año alertábamos, desde las páginas de Canarias Semanal, acerca del desembarco de esta institución norteamericana en el Puerto de Las Palmas, desde donde había comenzado a controlar el envío de víveres al África occidental. Una de las regiones en proceso de recolonización económica y militar que Washington se disputa actualmente con otras potencias occidentales y algunas emergentes como China.

Desde esas fechas, los barcos que han partido desde el Puerto de la Luz hacia el vecino continente con alimentos lo han hecho – por expresa exigencia de la USAID – bajo bandera estadounidense. La misma que acompaña los sacos de comida con los que la Administración Obama pretende incrementar la penetración de las multinacionales yanquis en países que, en algunos casos, están teniendo ritmos de crecimiento anual del 12%.

De esta forma, según reconocía un informe elaborado por la Cámara de Comercio de EE.UU. en España, las Islas han “reforzado su papel como base estratégica para las empresas norteamericanas”.

Ahora, este factor “humanitario” de la estrategia del Imperio, que combina conforme a la coyuntura política la agresión o la amenaza militar, el chantaje, el bloqueo económico y la “colaboración” con los países que se muestran sumisos ante sus planes expansionistas, ha sido convenientemente apuntalado por uno de sus gobiernos vasallos más dóciles.
El pasado 25 de octubre de 2013, el Ejecutivo Rajoy suscribía con la USAID un acuerdo que permitirá operar a los estadounidenses en el Puerto de la Luz durante todo un año. El plazo, sin embargo, es prorrogable, y el propio Gobierno ultraconservador de Madrid ya ha anunciado que trabaja para que la Agencia continúe en Gran Canaria en los próximos ejercicios.

“Estamos muy contentos y seguiremos trabajando con USAID siempre que ellos lo quieran así” -reconoció en este sentido Francisco Quesada, miembro del gabinete de la Secretaría General de Cooperación para el Desarrollo.

 
PERO, ¿QUÉ ES REALMENTE LA USAID?

La USAID, encargada de distribuir la mayor parte de la “ayuda” de carácter no militar de los Estados Unidos, se define como un “organismo independiente” que, paradójicamente, no niega que recibe sus “directrices estratégicas” del Departamento de Estado para reforzar la política exterior de Washington.

Por si el carácter de estas orientaciones no fuera suficientemente diáfano, las propias autoridades del organismo han llegado a reconocer también su apoyo y financiamiento a fuerzas políticas opositoras a los gobiernos “díscolos” de América Latina.

Y es que la USAID no es conocida, precisamente, por luchar contra el hambre en el mundo, sino por actuar como un apéndice de la CIA, utilizando sus ingentes fondos para desestabilizar a los gobiernos rebeldes a los dictados de EE.UU. Esta Agencia comenzó a gestarse en la Oficina de Seguridad Pública (OPS), establecida en 1957 por el presidente Dwight Eisenhower para entrenar fuerzas policiales cipayas en otros países. Pero fue en 1961 cuando John F. Kennedy la creó como entidad dedicada a la “ayuda humanitaria”, convirtiéndose así en el organismo oficial destinado a operar en naciones con “inclinaciones antidemocráticas”. Es decir, en aquellas donde el dominio norteamericano pudiera verse cuestionado.

Diversos investigadores han aportado suficientes datos contrastados sobre la forma en la que actúa la USAID en más de 100 países y, particularmente, acerca de sus operaciones en Latinoamérica. Los propios documentos desclasificados de la CIA revelan que millones de dólares de su presupuesto se canalizan mediante esta agencia hacia una red de instituciones y grupos políticos que son utilizados para llevar a cabo acciones clandestinas.

A través de sus más de cien oficinas en naciones del llamado Tercer Mundo la USAID coopta a organizaciones privadas, grupos indígenas, asociaciones de profesionales, religiosas, etc., y subvenciona a grupos de “disidentes” al servicio de los intereses norteamericanos. Mantiene, asimismo, relaciones con más de 3500 empresas y 300 organizaciones privadas de su propio país y otorga subsidios a pretendidas ONGs igualmente vinculadas a la CIA como Reporteros sin Fronteras.

Solamente en Cuba, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional ha destinado más de 197 millones de dólares al financiamiento de grupos contrarrevolucionarios y diferentes programas de subversión.
Con la arrogancia habitual de una elites que han asumido plenamente la doctrina del “destino manifiesto de ‘América’”, en diciembre de 2009 un alto funcionario de la USAID reconocía también, en declaraciones efectuadas a The New York Times, que la CIA utilizaba el nombre de esa Agencia para no aparecer directamente involucrada en la “donación” de fondos y el establecimiento de contratos.

No puede caber ninguna duda, pues, acerca de la institución estadounidense “de ayuda” que, con el inexplicable silencio de las organizaciones de izquierda del Archipiélago, se ha instalado en Gran Canaria con la aparente pretensión de quedarse definitivamente en esta isla.
Texto tomado de la publicación: www.contrainjerencia.com
 

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FUENTE:
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