10 de
octubre de 2015 — El plan para enjuiciar políticamente a la Presidente
brasileña, Dilma Rousseff, como un ataque directo contra el BRICS, se
intensificó el 7 de octubre cuando el Tribunal Federal de Auditoria (TCU, por
sus siglas en portugués) dictaminó de forma unánime que su gobierno manipuló
sus cifras de ingresos y gastos en el 2014 mientras ella hacía campaña para la
reelección.
La decisión
del TCU se dio el mismo día en que el Tribunal Superior Electoral (TSE) votó a
favor de iniciar la investigación sobre las acusaciones de la oposición contra
Rousseff de que había financiado ilegalmente su campaña de reelección, y de
este modo intensifica las demandas de la oposición para que el proceso de
juicio político en contra de Rousseff comience de inmediato.
Ayer los
titulares del The Financial Times, The Wall Street Journal, y el Guardian
de Londres, entre otros, anunciaron a los cuatro vientos la propuesta de juicio
político.
Iniciar el
proceso de juicio político en Brasil, no es tan fácil; hay muchas variables
políticas que tienen que tomarse en cuenta. Pero la intensidad con la que hoy se
discute, tanto en Brasil como internacionalmente, está funcionando para
acorralar a Rousseff mucho más.
Los
tiburones financieros del imperio británico, el Fondo Monetario Internacional y
las agencias de calificación afiliadas, están utilizando la posición de
debilidad de Rousseff como palanca para desestabilizar a Argentina, fuerte
aliado del BRICS, y forzar al próximo Presidente, que será elegido el 25 de
octubre, a revertir las políticas nacionalistas de la Presidente actual,
Cristina Fernández de Kirchner, en particular su rechazo a llegar a un acuerdo
con los depredadores fondos buitre.
El 2 de
octubre, Moody's Investors Service emitió un boletín de prensa en el que miente
al decir que las políticas económicas de Fernández han sido un desastre, y
advierte que el próximo Presidente debe estar preparado para hacer un acuerdo
con los buitres para regresar a Argentina a los "mercados internacionales
de capital" en donde puede tomar nuevas deudas y hacerse
"creíble". La política actual del Gobierno ha tenido el fin de
deshacerse de la deuda. Gabriel Torres ejecutivo de Moody advirtió histérico en
una entrevista con el periódico probritánico Clarín, que para el 10 de
diciembre Argentina ya no tendrá reservas extranjeras, una mentira flagrante.
Al mismo
tiempo, hablando desde la conferencia anual del Fondo Monetario Internacional,
en Lima, Perú, Alejandro Werner, director de la División del Hemisferio
Occidental del FMI, monetarista rabioso, atacó las políticas fiscales y monetarias
de Argentina por ser, dice, que "insostenibles" y se necesita un
"ajuste", dijo, es decir, imponer austeridad,
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