UN IRREFUTABLE
MONTAJE SIONISTA DE FALSA BANDERA
La actual operación
militar del terrorismo judío-sionista contra Gaza, indiscriminada y con el ánimo de matar el mayor
número posible de niños, mujeres y familias palestinas, ha tenido su origen en
una operación diseñada previamente por el Mossad para demonizar y seguir
aplastando al pueblo palestino. La desaparición de tres jóvenes colonos judíos,
su presunto secuestro y asesinato, supuestamente, por dos palestinos
pertenecientes a la organización islámica Hamás ha sido, sin ningún género de
dudas, una maquinada y bien programada operación de falsa bandera.
Hay dos versiones que
tienen, en mi opinión, igual verosimilitud. Una sería la fría ejecución de los
jóvenes por un comando del Mossad o por mercenarios de segundo nivel a sueldo del espionaje judío (es
posible que incluso fuesen de origen árabe para garantizar mejor la coartada,
como ha sucedido con otros atentados terroristas de falsa bandera) y la otra
simplemente se trataría de un montaje con actores, reales o inventados,
contratados para la ocasión, inclusive para escenificar una farsa en el mismo funeral
de los tres jóvenes. Me decantaría más por la primera, pero sin descartar
la segunda teoría puesto que también entra en los manuales de guerra
psicológica de las cloacas sionistas el ejecutar operaciones simuladas con
colaboradores falsos o agentes desinformadores a sueldo del espionaje sionista.
Uno de los detonantes
de esta nueva “false flag” sionista podría haber estado en el reciente
acuerdo entre la ANP (Autoridad Nacional Palestina) y Hamás por el que se
formaba un gobierno de unidad nacional, algo que habría irritado profundamente
al ejecutivo de Israel, por lo que éste habría activado inmediatamente
otra escalada represiva anti-palestina para seguir alimentando al monstruo
sionista. De ahí hasta la masacre militar de Gaza sólo bastaba fabricar,
previamente, un crimen que impactara lo suficiente a la “comunidad
internacional” y al propio pueblo de Israel, valiéndose de un engaño simplista,
miserable, criminal e inconsistente.
En general, y siguiendo
lo que han posteado en este excelente blog, tendríamos nueve (de diez) puntos
indiscutibles por los que se desmantelarían todos los disparates y mezquindades
homicidas del gobierno Netanyahu y sus secuaces, judíos y no judíos:
1. Resulta extraordinariamente
inverosímil que tres jóvenes colonos judíos, dos de ellos menores de edad,
fuesen andando a su casa…haciendo auto-stop, después de terminar sus clases
(Talmud). Ninguna familia judía permitiría que sus hijos adolescentes hicieran
auto-stop en un área que está fuertemente militarizada y es, a todos los
efectos, una “zona de guerra”. El área donde ocurrió el falso secuestro de
Hamás es la llamada zona C de Cisjordania, que se encuentra bajo completo control
militar del Ejército judío y el Shin Bet (la agencia israelí de seguridad” que
se dedica a “actividades contra el terrorismo”, tanto en Israel como en los
territorios palestinos ocupados). Los palestinos no tienen ninguna autoridad
allí y tampoco permiso para acceder a ese área, donde abundan los puestos de
control del ejército hebreo.
2. La versión oficial afirma que los
colonos judíos se introdujeron en un coche conducido por un palestino. Esta
fábula oficial es simplemente ridícula, ilógica e increíble puesto que a ningún
“autoestopista” judío se le ocurriría subir a un coche que no fuese israelí. Es
una premisa completamente falsa y más teniendo en cuenta que, cotidianamente,
los colonos de Cisjordania hostigan de forma permanentemente a los palestinos.
De haber ocurrido el supuesto secuestro el conductor habría sido hebreo (o con
dominio de ese idioma, sin descartar que fuesen mercenarios árabes del Mossad
con autorización del Ejército judío para circular por esa zona) y los tres
colonos hubieran accedido al coche con total confianza.
3. El vehículo Hyundai donde,
supuestamente, fueron secuestrados los tres judíos tuvo, por tanto, que tener
necesariamente placas de matrícula israelíes (de color plata, blanco y verde),
nunca palestinas (color amarillo). La identificación, de este modo, suele ser
mucho más fácil, pero el vehículo fue quemado completamente por los “autores”
del crimen, eliminando sospechosamente, al mismo tiempo, las placas de
matrícula para que no quedasen rastros de las pruebas incriminatorias.
4. El golpe propagandístico para
ejecutar este acto era el idóneo para las autoridades judías. Todo había estado
preparado de antemano. Desde la operación militar para castigar a los
palestinos hasta la creación de nuevas y masivas colonias-asentamientos
ilegales, como justificación al “secuestro-asesinato” de los tres jóvenes
judíos.
5. Dejando de lado que Hamás pueda
ser una organización fagocitada-permitida por el judeo-sionismo, estaba
claro que el secuestro de los tres colonos judíos no podía beneficiar, de
ningún modo, a dicha organización y más con el reciente acuerdo de unidad
palestina que habían suscrito con la formación de Abbas. No hubo
reivindicación alguna de Hamás, no hubo grupo disidente palestino alguno que se
hiciera cargo de la autoría, no hubo demandas de canje de presos palestinos por
los colonos, no hubo peticiones de rescate. No hubo nada más que un, a los
ojos del mundo,
supuesto secuestro y asesinato de colonos judíos a manos de “terroristas
palestinos”, sin más pruebas que dos cabezas de turco designados para el
vodevil judío y una soberana patraña fabricada para el mundo
por el Estado hebreo y su brazo armado criminal, el Mossad, quienes han
propagado, convenientemente, una versión predecible y criminalizadora.
6. Israel primero culpó al EIIL (el
Estado Islámico de Irak y el Levante), otro chiringuito terrorista
fabricado por la CIA en Irak, pero viendo que era una versión para chotearse
fueron más prácticos y acusaron directamente a Hamás del secuestro,
organización que negó cualquier implicación en el mismo. Algo verdaderamente
sorprendente, por cuanto un grupo radical islamista, como es Hamás, siempre se
jactaría de ejecutar un golpe de esas características.
7. La pista predictiva del jefe del
Mossad, Tamir Pardo, anunciando diez días antes del secuestro de los tres
colonos de que se iba a producir un secuestro de jóvenes adolescentes judíos en
la ribera occidental de Cisjordania, noticia publicada en el periódico judío Haaretz, deja a
las claras que había un escenario pre-elaborado para ejecutar una operación de
falsa bandera que, con toda probabilidad, iba a ser supervisada por el
propio jefe del espionaje judío.
8. Minutos después de subir,
supuestamente, al vehículo, uno de los secuestrados, Gilald Shaar, llamó,
presuntamente, a un número de emergencia de la policía israelí, en el distrito
de Judea y Samaria. La conclusión que se deduce de la misma es que subieron al
coche sin tener recelo alguno sobre el conductor, puesto que debía ser judío.
Aparentemente, el conductor hizo un giro inesperado y Gilald comenzó a
sospechar. En la llamada se pudo oír, al parecer, un “estoy secuestrado”, que
fue grabado al igual que otras frases donde se oían gritos y un “¡la cabeza
abajo!”, además de disparos. Cinco horas (nada menos) tardó la policía en
entrar en acción, algo inaudito sabiendo que si tocan un pelo a los suyos no
tardarían ni dos minutos en actuar. Fue un tiempo suficiente para ocultar,
seguramente, los cuerpos de las víctimas, la prueba del delito.
9. El enterramiento de los supuestos
cadáveres se hizo como si hubieran estado destinados a ser encontrados. Los
tres cuerpos aparentemente enterrados fueron hallados en Khirbet Arnaba
(Arnaba Ruins), al norte de la aldea de Halhul, en la periferia norte de
Hebrón, Palestina. Los cuerpos habrían sido enterrados apresuradamente y
superficialmente en un wadi (una corriente estrecha), entre Jaljul y Beit
Kahil.
A partir de aquí la cacería
terrorista judía contra el pueblo palestino ha sido un hecho y todavía las
verdaderas consecuencias están por venir, mientras que la sintonía y
complicidad con las matanzas judías es absoluta por parte de los medios
mundiales controlados por el sionismo, en particular, los españoles (ABC,
LA RAZON, EL PAIS, LA VANGUARDIA, LIBERTAD DIGITAL…), ejemplo de inquina,
desfachatez, abyección y orientada propaganda deformadora al servicio del
militarismo judío. Esta es la cara más homicida de unos “falsimedios” que
presumen de “independencia” informativa. Pero, como dijo con acierto Rafael Correa, presidente de
Ecuador, la única independencia de las grandes corporaciones mediáticas
es la de los dueños de las mismas: banqueros y empresarios alineados con
el expolio terrorista de EEUU e Israel.
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FUENTE:
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