viernes, 11 de julio de 2014

EL FRAUDE DEL SECUESTRO Y ASESINATO DE TRES COLONOS ISRAELÍES POR HAMÁS



 UN IRREFUTABLE MONTAJE SIONISTA DE FALSA BANDERA



La actual operación militar del terrorismo judío-sionista contra Gaza, indiscriminada y con el ánimo de matar el mayor número posible de niños, mujeres y familias palestinas, ha tenido su origen en una operación diseñada previamente por el Mossad para demonizar y seguir aplastando al pueblo palestino. La desaparición de tres jóvenes colonos judíos, su presunto secuestro y asesinato, supuestamente, por dos palestinos pertenecientes a la organización islámica Hamás ha sido, sin ningún género de dudas, una maquinada y bien programada operación de falsa bandera.
Hay dos versiones que tienen, en mi opinión, igual verosimilitud. Una sería la fría ejecución de los jóvenes por un comando del Mossad o por mercenarios de segundo nivel a sueldo del espionaje judío (es posible que incluso fuesen de origen árabe para garantizar mejor la coartada, como ha sucedido con otros atentados terroristas de falsa bandera) y la otra simplemente se trataría de un montaje con actores, reales o inventados, contratados para la ocasión, inclusive para escenificar una farsa en el mismo funeral de los tres jóvenes. Me decantaría más por la primera, pero sin descartar la segunda teoría puesto que también entra en los manuales de guerra psicológica de las cloacas sionistas el ejecutar operaciones simuladas con colaboradores falsos o agentes desinformadores a sueldo del espionaje sionista.
Uno de los detonantes de esta nueva “false flag” sionista podría haber estado en el reciente acuerdo entre la ANP (Autoridad Nacional Palestina) y Hamás por el que se formaba un gobierno de unidad nacional, algo que habría irritado profundamente al ejecutivo de Israel, por lo que éste habría activado inmediatamente otra escalada represiva anti-palestina para seguir alimentando al monstruo sionista. De ahí hasta la masacre militar de Gaza sólo bastaba fabricar, previamente, un crimen que impactara lo suficiente a la “comunidad internacional” y al propio pueblo de Israel, valiéndose de un engaño simplista, miserable, criminal e inconsistente.
En general, y siguiendo lo que han posteado en este excelente blog, tendríamos nueve (de diez) puntos indiscutibles por los que se desmantelarían todos los disparates y mezquindades homicidas del gobierno Netanyahu y sus secuaces, judíos y no judíos:

 1.  Resulta extraordinariamente inverosímil que tres jóvenes colonos judíos, dos de ellos menores de edad, fuesen andando a su casa…haciendo auto-stop, después de terminar sus clases (Talmud). Ninguna familia judía permitiría que sus hijos adolescentes hicieran auto-stop en un área que está fuertemente militarizada y es, a todos los efectos, una “zona de guerra”. El área donde ocurrió el falso secuestro de Hamás es la llamada zona C de Cisjordania, que se encuentra bajo completo control militar del Ejército judío y el Shin Bet (la agencia israelí de seguridad” que se dedica a “actividades contra el terrorismo”, tanto en Israel como en los territorios palestinos ocupados). Los palestinos no tienen ninguna autoridad allí y tampoco permiso para acceder a ese área, donde abundan los puestos de control del ejército hebreo.

2.   La versión oficial afirma que los colonos judíos se introdujeron en un coche conducido por un palestino. Esta fábula oficial es simplemente ridícula, ilógica e increíble puesto que a ningún “autoestopista” judío se le ocurriría subir a un coche que no fuese israelí. Es una premisa completamente falsa y más teniendo en cuenta que, cotidianamente, los colonos de Cisjordania hostigan de forma permanentemente a los palestinos. De haber ocurrido el supuesto secuestro el conductor habría sido hebreo (o con dominio de ese idioma, sin descartar que fuesen mercenarios árabes del Mossad con autorización del Ejército judío para circular por esa zona) y los tres colonos hubieran accedido al coche con total confianza.

3.   El vehículo Hyundai donde, supuestamente, fueron secuestrados los tres judíos tuvo, por tanto, que tener necesariamente placas de matrícula israelíes (de color plata, blanco y verde), nunca palestinas (color amarillo). La identificación, de este modo, suele ser mucho más fácil, pero el vehículo fue quemado completamente por los “autores” del crimen, eliminando sospechosamente, al mismo tiempo, las placas de matrícula para que no quedasen rastros de las pruebas incriminatorias.

4.  El golpe propagandístico para ejecutar este acto era el idóneo para las autoridades judías. Todo había estado preparado de antemano. Desde la operación militar para castigar a los palestinos hasta la creación de nuevas y masivas colonias-asentamientos ilegales, como justificación al “secuestro-asesinato” de los tres jóvenes judíos.

5. Dejando de lado que Hamás pueda ser una organización fagocitada-permitida por el judeo-sionismo, estaba claro que el secuestro de los tres colonos judíos no podía beneficiar, de ningún modo, a dicha organización y más con el reciente acuerdo de unidad palestina que habían suscrito con la formación de Abbas. No hubo reivindicación alguna de Hamás, no hubo grupo disidente palestino alguno que se hiciera cargo de la autoría, no hubo demandas de canje de presos palestinos por los colonos, no hubo peticiones de rescate. No hubo nada más que un, a los ojos del mundo, supuesto secuestro y asesinato de colonos judíos a manos de “terroristas palestinos”, sin más pruebas que dos cabezas de turco designados para el vodevil judío y una soberana patraña fabricada para el mundo por el Estado hebreo y su brazo armado criminal, el Mossad, quienes han propagado, convenientemente, una versión predecible y criminalizadora.

6.  Israel primero culpó al EIIL (el Estado Islámico de Irak y el Levante), otro chiringuito terrorista fabricado por la CIA en Irak, pero viendo que era una versión para chotearse fueron más prácticos y acusaron directamente a Hamás del secuestro, organización que negó cualquier implicación en el mismo. Algo verdaderamente sorprendente, por cuanto un grupo radical islamista, como es Hamás, siempre se jactaría de ejecutar un golpe de esas características.

7.  La pista predictiva del jefe del Mossad, Tamir Pardo, anunciando diez días antes del secuestro de los tres colonos de que se iba a producir un secuestro de jóvenes adolescentes judíos en la ribera occidental de Cisjordania, noticia publicada en el periódico judío Haaretz, deja a las claras que había un escenario pre-elaborado para ejecutar una operación de falsa bandera que, con toda probabilidad, iba a ser supervisada por el propio jefe del espionaje judío.

8.   Minutos después de subir, supuestamente, al vehículo, uno de los secuestrados, Gilald Shaar, llamó, presuntamente, a un número de emergencia de la policía israelí, en el distrito de Judea y Samaria. La conclusión que se deduce de la misma es que subieron al coche sin tener recelo alguno sobre el conductor, puesto que debía ser judío. Aparentemente, el conductor hizo un giro inesperado y Gilald comenzó a sospechar. En la llamada se pudo oír, al parecer, un “estoy secuestrado”, que fue grabado al igual que otras frases donde se oían gritos y un “¡la cabeza abajo!”, además de disparos. Cinco horas (nada menos) tardó la policía en entrar en acción, algo inaudito sabiendo que si tocan un pelo a los suyos no tardarían ni dos minutos en actuar. Fue un tiempo suficiente para ocultar, seguramente, los cuerpos de las víctimas, la prueba del delito.

9.  El enterramiento de los supuestos cadáveres se hizo como si hubieran estado destinados a ser encontrados. Los tres cuerpos aparentemente enterrados fueron hallados en Khirbet Arnaba (Arnaba Ruins), al norte de la aldea de Halhul, en la periferia norte de Hebrón, Palestina. Los cuerpos habrían sido enterrados apresuradamente y superficialmente en un wadi (una corriente estrecha), entre Jaljul y Beit Kahil.



A partir de aquí la cacería terrorista judía contra el pueblo palestino ha sido un hecho y todavía las verdaderas consecuencias están por venir, mientras que la sintonía y complicidad con las matanzas judías es absoluta por parte de los medios mundiales controlados por el sionismo, en particular, los españoles (ABC, LA RAZON, EL PAIS, LA VANGUARDIA, LIBERTAD DIGITAL…), ejemplo de inquina, desfachatez, abyección y orientada propaganda deformadora al servicio del militarismo judío. Esta es la cara más homicida de unos “falsimedios” que presumen de “independencia” informativa. Pero, como dijo con acierto Rafael Correa, presidente de Ecuador, la única independencia de las grandes corporaciones mediáticas es la de los dueños de las mismas: banqueros y empresarios alineados con el expolio terrorista de EEUU e Israel.

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FUENTE:

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