lunes, 16 de febrero de 2015

Juan Gabriel Labaké, el abogado que denunció a Nisman un mes antes de su muerte



Jueves 12 de Febrero de 2015 00:00



Durante una entrevista publicada por el Diario Público de España, Juan Gabriel Labaké, abogado en la causa del atentado a la mutual judía AMIA, aseguró que acusó al fiscal Alberto Nisman de traición a la patria casi un mes antes de que lo encontraran sin vida en su departamento.

Según la periodista Ana Delicado, corresponsal en Buenos Aires del diario español, la muerte del fiscal Alberto Nisman “ha suscitado un nuevo interés por la investigación del atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en 1994, que causó 85 muertos”, al tiempo que señala “La inconsistencia de la denuncia que el propio Nisman presentó contra la presidenta argentina Cristina Fernández a pocos días de su deceso pone en duda toda la pesquisa que lo llevó a acusar a Irán del ataque”.

“La llamada pista iraní se impuso desde el momento mismo del atentado, con el abandono casi automático de otras posibilidades”, sostiene Delicado. La participación en la investigación de los servicios de Inteligencia de Estados Unidos e Israel fue un elemento clave. La presunta utilización de un coche bomba en el atentado fue el otro factor que dirigió la evolución de la causa.

El acusado de comprar aquel vehículo que está imputado desde el inicio del proceso es el argentino de origen sirio, Alberto Kanoore Edul, defendido por Labaké, quien denunció al fiscal Nisman por traición a la patria ante el Procuraduría General, el 23 de diciembre del año pasado, es decir, 27 días antes de su misteriosa muerte.

El diario español, resalta en la entrevista, que Labaké respondió “desde el interior de la causa, y con los documentos en mano”, y que “llegó a otras conclusiones de las que siguió el fiscal”.

En tal sentido, Labaké asegura que la clave de la causa Amia, “está en un informe secreto confidencial que la CIA entregó a Miguel Angel Toma”, quien en 2002 era jefe de SIDE, documento que “está en una caja fuerte del juzgado”, por el que el fiscal Nisman, “me hizo firmar un acta en el que me comprometía a guardar la confidencialidad” de su contenido, “informe de 150 páginas elaborado por la CIA y el Mossad, como consta en el propio documento”.

Para explicarlo, el abogado defensor de Kanoore Edul, se remite al año 2002 cuando Eduardo Duhalde, luego de asumir la presidencia provisional del Poder Ejecutivo Nacional, pidió ayuda al Departamento de Estado para refinanciar la deuda de Argentina con el FMI, organismo que le insinuó “que arreglara el problema con la CIA, porque con el ex presidente Fernando De la Rúa (1999-2001), por una imprudencia, se había publicado la identidad y la fotografía del jefe de la CIA en Buenos Aires”, agencia que había quedado “muy resentida” por ese hecho, y para solucionarlo, Duhalde le pidió a Miguel Ángel Toma, que “arreglara” el tema con el entonces director de la CIA, George Tenet, quien le recibió en Estados Unidos, momento a partir del cual “se reiniciaron las buenas relaciones”, a cambio de que la Argentina acepte investigar el tema AMIA en base a dicho informe confidencial.

Según Labaké, el informe “vino con la indicación de Tenet de que debía manejarlo exclusivamente el agente de Inteligencia Jaime Stiusso por ser hombre de su confianza”, puesto por Duhalde como jefe de contrainteligencia, conduciendo la sala de espías que pincha los teléfonos, “el arma de Inteligencia sucia más importante”, remarca.
El informe de la CIA fue traducido por Stiusso, “bastante mal por cierto”, subraya Labaké,  y en enero de 2003, Toma se lo entregó al juez Juan José Galeano, primer magistrado en la causa AMIA, quien “no alcanzó a hacer casi nada porque le destituyeron en 2004”.

El juez que sucedió a Galeano, Rodolfo Canicoba Corral, “se dio cuenta de la bomba de tiempo que tenía y se hizo el distraído”, hasta que a finales de 2004, la AMIA y la DAIA, pidieron que a Nisman le ascendieran a fiscal general y que le transfirieran las facultades de juez instructor, “algo permitido cuando el caso es muy complejo y tiene enorme repercusión pública”, que le posibilitó a Nisman llegar a disponer de un equipo de “43 empleados, de los cuales 32 son abogados, y un presupuesto casi ilimitado. Con todo eso en la mano, Nisman fue cayendo en la red de Stiusso”, precisa Labaké.

Labaké asegura que pudo acceder al informe de la CIA y compararlo con el exhorto de Nisman que usó como fundamento para solicitar la extradición de ocho funcionarios y diplomáticos iraníes. “Hay párrafos que son calcados. Esto me llevó a presentar la denuncia contra Nisman. Oficialmente, ese informe forma parte de la causa AMIA, sólo que no está en las carpetas de la causa, sino bajo llave”, revela el abogado, y complementa diciendo que el “exhorto de Nisman, así como el informe secreto de la CIA, están basados en informaciones que les dan ex agentes del servicio secreto iraní que habían pertenecido a la Organización de los Muyahidines (MKO). Cuando el ayatolá Alí Jameini hizo su revolución en 1979, los del MKO le propusieron seguir con acciones violentas, Jameini los sacó del poder y estos pidieron protección a la CIA, que les armó una base secreta en Irak, donde la CIA mantuvo, adiestró y financió a 3.000 guerrilleros hasta hace tres o cuatro años, al menos. La CIA los usó en su informe confidencial y Stiusso los utilizó con nombre y apellido como prueba de la culpabilidad de Irán en el atentado de la AMIA”, relata el letrado.

Posición de los Kirchner
Sobre la posición del Gobierno de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández ante a la pista iraní, Labaké señala que hasta 2011, “los Kirchner se habían comprometido con la política del Mossad y de la CIA, y por eso nombraron a Héctor Timerman como ministro de Relaciones Exteriores, dado que él les hizo ver que como vivió años en Nueva York, y como pertenece al grupo laborista de Simon Peres e Isaac Rabin en Israel, los podía conectar con el American Jewish Committee (AJC), grupo que nuclea a los más poderosos judíos influyentes de Estados Unidos.

Sin embargo, Labaké sostiene en la entrevista que CFK “comenzó a sospechar de Stiusso desde enero de 2011, cuando ordenó a Timerman que tomara contacto con su homólogo sirio para que este país le sirviera de intermediario con el embajador de Irán”. Más tarde, cuando CFK firmó el Memorándum de Entendimiento con Irán en enero de 2013, “comenzaron a abrirse las aguas entre Stiusso y Cristina”.

“Es cuando él comenzó a preparar acciones psicológicas contra el Gobierno. Stiusso, que no es ningún tonto, armó una red en donde los jueces dependían de él, no del poder Ejecutivo. Mientras las cosas fueron amablemente bien entre él y los Kirchner, no hubo problema. Todos los juicios que comenzaron a activarse contra la presidenta surgieron cuando desde la Secretaría de Inteligencia (SI) Stiusso empezó a fogonearlos”.

Abuso y falsa denuncia
Respecto a la denuncia por “abuso de autoridad y falsa denuncia” que hizo contra el fiscal de la causa Amia, Labaké precisa que Nisman hizo un segundo dictamen hace dos años, “acusando a diez países latinoamericanos de tener células terroristas iraníes dormidas. Sumando todo, además, hay discriminaciones contra los musulmanes más que probadas”.

En tanto sobre las causas del atentado el abogado dice que “nuestra sospecha es que se hizo por peleas internas de Israel para terminar con las tratativas de paz entre el ex primer ministro Isaac Rabin y el entonces presidente de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) Yaser Arafat, pero le usaron en un primer momento para inculpar la línea Irán-Siria-Hezbollah-Edul, mi cliente. Yo intervengo en la causa para defenderle, porque le acusaron de comprar la furgoneta que supuestamente explotó en la AMIA, y de armarla con explosivos”.

También recuerda que “al año de los acuerdos de Madrid entre Arafat y Rabin en 1991, explotó la embajada (marzo de 1992). Dos años después (julio de 1994), explotó la AMIA, y año y medio después,  mataron a Rabin.

Atentado a la embajada
Sobre el atentado a la embajada de Israel, Labaké indica que “tiene la misma estructura” que el de la Amia “por la organización logística y por el encubrimiento”, y asegura que “el ataque a la embajada no se produjo con coche bomba sino con explosivos colocados dentro del edificio. Pero cuando la policía comenzó a estudiar la explosión interna, el jefe de seguridad de la embajada se presentó en comisaría y presionó para que se tomara como única pista de investigación el coche bomba. Esto lo descubrió el secretario penal de la Corte Suprema, Alfredo Bisordi, que fue a la comisaría intempestivamente al día siguiente del atentado, y se encontró al jefe de seguridad”, de la embajada.

Luego Labaké relata detalles del entuerto sobre si hubo coche bomba o no, que tuvo como protagonista a la propia Corte Suprema menemista, cuando le pidió a la Academia Nacional de Ingeniería una pericia, la que determinó que “la explosión fue adentro de la embajada, pero como la misma embajada protestó, la Corte citó en una audiencia conjunta a los peritos de la Federal y de la Gendarmería, que sostenían que el ataque fue con coche bomba, y a los de la Academia. Los peritos de esta institución destrozaron la argumentación de la Gendarmería y de la Federal, y la Corte declaró públicamente una nueva pista de investigación hacia la explosión interna, sin abandonar la del coche bomba. El por entonces embajador Itzhak Avirán tomó el micrófono en un canal de televisión y dijo que si hacían eso, lo considerarían un acto claro de antisemitismo y promoverían un juicio político a la Corte. Ésta cedió, y en 1998 declaró que no se podía determinar quién produjo el atentado, pero que había sospechas de que fue un grupo de la yihad islámica. Un año después, de manera secreta, esa declaración de la Corte se transformó en un fallo, y el caso quedó archivado. La embajada, entre tanto, nunca pidió la producción de ninguna prueba”.

Atentado a la AMIA
“En la AMIA sucedió lo mismo. No había coche bomba, ni cráter en la vereda”, responde Labaké a la pregunta de lo sucedido en la mutual judía, y agrega: “Los periodistas Jorge Lanata y Joe Goldman escribieron el libro Cortinas de Humo en el que se recoge el testimonio de once testigos que no vieron ninguna camioneta estrellarse contra el edificio. 

Con la explosión, los muebles del departamento vecino a la AMIA se corrieron hacia la ventana que daba hacia la calle, y no al revés. Si hubiera existido el coche bomba, el edificio de enfrente habría sufrido más daños de los que tuvo. La forma en que se desploma parte del edificio también es elocuente para llegar a esta conclusión”.

La investigación
El ex presidente Carlos Menem, en una actitud “inédita y por única vez en la historia del país, trazó una línea imaginaria alrededor de la AMIA, y por decreto presidencial, cedió ese perímetro como lugar de competencia para que investigaran al Ejército israelí, a la Mossad, al FBI y a la CIA. Nuestra Gendarmería y la Policía tuvieron que ponerse a las órdenes del Ejército israelí y del FBI. En esas condiciones, un militar de Israel se encontró con un motor con el número de fabricación intacta caminando entre los escombros, recuerda Labaké.

El propio juez Galeano, en 1996, “dudó de la existencia del coche bomba y le pidió al director del Instituto de Estructura y Explosivos de la facultad de Ingeniería de Tucumán, el Dr. Rodolfo Danesi, que hiciera una pericia por computación digitalizada, la cual determinó que el explosivo, de entre 300 a 400 k de amonal, estuvo dentro de la AMIA a metro o a metro y medio desde la puerta de entrada”, dice el entrevistado del diario español.

Finalmente, Labaké confiesa que ha perdido clientes por defender a un ciudadano de origen sirio. “Soy político, y se me han negado todos los accesos a la prensa. Nadie quiso publicar mi libro “Amia Embajada, ¿verdad o fraude?”, ni distribuirlo, ni venderlo. Mandé ejemplares a 153 periodistas de grandes medios de comunicación y nunca tuvo eco. 

Mi interés, al margen de defender a Edul –lo hago gratis, porque lo han fundido económicamente con esta acusación— es intentar liberar a Argentina de este pegajoso tema. Mientras nosotros no solucionemos esto, mientras no levantemos  la acusación de que no hemos querido investigar lo de la AMIA, nos van a ligar al conflicto de Medio Oriente. Y esto ha servido en Argentina para crear el clima de que se está protegiendo a Irán. Y cabalgando sobre esto, desestabilizan un Gobierno. El problema es que, en realidad, desestabilizan al país”, finaliza diciendo el abogado de uno de los imputados en la causa Amia.

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