Emilio
Botín, asesinado por el narcotraficante Jesús Samper, amante de su hija Ana
Patricia, la actual presidenta del Banco de Santander.
Emilio
Botin, foto: twitter
Emilio Botín fue asesinado. Eso dice la querella presentada en el Juzgado
Central de Instrucción nº 1 de Madrid. Más de dos millones de personas han
conocido la primicia que ofrecía La Tribuna de Cartagena, una información que en
pocas horas se convertía en viral obteniendo más de 800.000 visitas en
latribunadecartagena.com y causando que cientos de periódicos digitales y
páginas webs (sin ningún pudor ni respeto a la autoría de la información que la
legislación ampara) divulgaran la noticia.
Querella
Más de dos millones los españoles han tenido conocimiento del escándalo
sobre la muerte del dueño del Banco de Santander y ningún gran medio de
comunicación (prensa, radio y televisión) se han hecho eco de la noticia ¿Por
qué este silencio en torno a todo lo que ocurre alrededor del Banco de
Santander? ¿De verdad hace falta explicarlo?
No es sólo (que ya sería mucho) el dinero que la entidad de los Botín gasta
en anuncios publicitarios en todos los medios que callan es que, además, son
muchas las operaciones bancarias que los grandes grupos de comunicación
mantienen con el Banco de Santander. Dice el viejo refrán castellano “nadie
muerde la mano que te da de comer”. Pero el impacto producido por la
noticia que desvelaba La Tribuna de Cartagena no lo ha podido detener,
siquiera, todo el dinero de la familia Botín.
Recordemos que La Tribuna de
Cartagena informaba, en absoluta primicia periodística : “Emilio Botín
no falleció por un infarto en su domicilio de Somosaguas sino que fue asesinado
en su propio despacho de la Presidencia del Banco de Santander de la Ciudad
Financiera de Boadilla del Monte.”
Esta es la afirmación recogida
literalmente en la querella presentada en el Juzgado Central de Instrucción
número 1 de Madrid por el letrado Carlos Javier Sánchez-Seco Vivar, que podría
hacer tambalear las más altas estructuras políticas y financieras de España
pues considera (entre otros) a la actual presidenta del Banco de
Santander Ana Patricia Botín y a su madre, la viuda del banquero Paloma O´Shea,
encubridoras y, posiblemente inductoras, del asesinato de Emilio Botín
llevado a cabo por el narco Jesús Samper Gaviria y los responsables de
seguridad del Banco Carlos Martínez, Carlos Rubio y José Manuel García Entrena.
Precisamente los querellados, además de Ana Patricia Botín y su madre,
Paloma O´Shea, son Jesús Samper, Carlos Martínez, Carlos Rubio y José Manuel
García Entrena.
Y ninguno de los grandes medios de comunicación ha dicho nada. No fuimos
los primeros en tener la noticia. Antes que nosotros tuvo la querella encima de
su mesa el conocido director de uno de los tres periódicos digitales más
importantes de España. Y no pudo publicarla. Sí quiso pero, repetimos, no pudo publicarla. Las
conexiones con el Banco de Santander pudieron más que su ambición periodística
de sacar a relucir la verdad. Y devolvió las pruebas a la misma fuente que
después nos las entregaba a La Tribuna de Cartagena. No sé si ustedes se han
detenido a pensarlo pero hay que ser muy valientes para publicar lo que hemos
publicado. Nosotros no nos inventamos nada. Ni damos veracidad a la información
ni se la quitamos. Nos limitamos a reproducir lo que dice la querella
presentada por el letrado Carlos Javier Sánchez-Seco Vivar y de la que conoce
todos los extremos el juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz
Gómez, uno de los magistrados más valientes de la judicatura española. Pero
el hecho de que la querella afirme que Jesús Samper, narcotraficante colombiano
y amante de desde hace años de Ana Patricia Botín, actual presidenta del Banco
de Santander fuera el que ejecutó el asesinato, aún parece más repertorio de
novela negra americana en la que se junta el dinero, la pasión por el mundo del
motor, el sexo, la droga y la muerte como resultado final, casi imprescindible
de la trama. Pero les aseguramos que no se trata de un relato novelesco ni de
un guión cinematográfico. Botín se había trasladado con su amante, María
Sánchez del Corral a Italia a ver el que sería su último Gran Premio de Fórmula
1, una pasión por el motor que patrocinaba con mucho dinero y que compartía con
la mujer de su vida (que no era su mujer Paloma O´shea). También compartía con
ella trabajo, era su Directora de Marketing Corporativo y Marca, y pensaba
llevarla al altar tres meses después. Se lo había dicho a su mujer y hasta
había preparado un listado de bienes a dividir. También se lo había comunicado
a sus hijos. Paloma O`shea (con la que estaba casado) y Ana Patricia Botín (su
hija a quien no quería ni por asomo como heredera) decidieron matarlo. Eso no
nos lo inventamos en La Tribuna de Cartagena.
Carecemos de la imaginación suficiente para elucubrar un plan tan siniestro. Eso es lo que dice la
querella presentada contra la viuda del banquero y la hija (actual presidente
del Banco de Santander) por inducir al asesinato. Y fue asesinado en la propia
Ciudad Financiera que el Banco de Santander tiene en Boadilla del Monte y en la
que, hace tiempo, había ordenado construir un lujoso apartamento junto a su
despacho. Y allí le mataron tres hombres: el amante de su hija, el
narcotraficante colombiano Jesús Samper Gaviria, Carlos Martínez, Carlos Rubio
y José Manuel García Entrena. Tampoco nos inventamos nada de esto. También es
literalmente lo que dice la querella presentada ante el juez Santiago Pedraz.
Fue –decíamos- en la Ciudad Financiera del Banco de Santander, un complejo que
dota de mejores y mayores medidas de seguridad que la embajada de los estados
Unidos de la calle Serrano. Pero no fue preciso desactivar ninguna alarma.
Los
dos compañeros de ejecución del viejo banquero eran (nada más y nada menos) los
propios responsables de seguridad de la entidad financiera. Le agarraron
por detrás y le inyectaron en el cuello una dosis (no sabemos de qué) mortal de
necesidad. Y allí quedó tendido el cuerpo de Botín mientras el narco Jesús
Samper llamaba por teléfono a su amante y le daba la noticia que esperaba: “Ya
está. He matado a tu padre”. Y Ana Patricia Botín, sin despeinarse, cogía
inmediatamente un vuelo en jet privado en dirección a Madrid y desde el avión
daba órdenes por teléfono para que a su llegada, en la sala contigua a donde
yacía cadáver Emilio Botín, se produjera el anómalo nombramiento de ella como
presidenta del Banco. ¿Creen ustedes que somos capaces de inventarnos algo así?
Trabajaríamos en Hollywood. También lo dice la querella y aporta todo lujo de
detalles que son del conocimiento del titular del Juzgado Central de
Instrucción nº 1 de Madrid. Nosotros nos hemos limitado a contarlo, ¡que no es
poco y hay que andar sobrado de arrestos!.
Una historia de las más bajas pasiones y de los más caros vicios. Una
historia que esconde una gran cuestión económica (Botín quería a toda costa que
fuera su hijo Javier quien le sucediera) y a Ana Patricia no podía ni verla. De
hecho, harto de los deslices extramatrimoniales de la hoy presidente del Banco
de Santander, ordenó a Jesús Samper que se marchara de España, que se dedicara
en exclusivo a sus negocios del narcotráfico y que desapareciera de la vista de
su hija y de la suya. Y tampoco nada de esto lo inventa este diario. También
estos extremos son absolutamente del conocimiento de la autoridad judicial.
De todas formas, la cuestión de las drogas no sólo tocaban de cerca a Botín
por la relación que mantenía su hija, desde hace años, con Jesús Samper (que
según dice la querella) era un narcotraficante colombiano. La familia y su
imperio financiero siempre han sido relacionados con la financiación ilegal o
con el blanqueo de dinero procedente del narcotráfico.
Pero el escándalo sobre la muerte de Botín no queda sólo en conocer qué le
ocurrió de verdad al patrón del banco más poderoso de España. Lo que la
información publicada ha vuelto a poner sobre el tapete es la posible
relación del Banco de Santander con el dinero procedente del
narcotráfico.
Ya a finales de la década de los 90, se hizo célebre la “Operación
Casablanca", una investigación policial que permitió a las autoridades
norteamericanas desmantelar una red de blanqueo de dinero procedente del tráfico
de drogas y, por primera vez, establecer una relación probada entre el
narcotráfico procedente de los cárteles mexicanos y varias entidades bancarias.
Y el nombre del Banco de Santander fue de los primeros en salir a la palestra
junto a los bancos mexicanos Bancomer, Serafín y Confía. Corría el año 1.998
del pasado siglo y entonces, gracias a la “Operación Casablanca” la
policía logró incautar 35 millones de dólares.
El método de blanqueo de dinero consistía en que un mensajero del cartel de "Juárez" o de "Cali" ingresaba el dinero resultante del narcotráfico en una cuenta bancaria en Los Ángeles. Después realizaba una transferencia a otra cuenta en un banco mexicano, donde los banqueros conocían la procedencia del dinero. Entonces estos bancos mexicanos giraban el dinero a unas cuentas del cartel en Los Ángeles, con lo que se cerraba el ciclo de blanqueo de dinero. Las investigaciones de la “Operación Casablanca” llevadas a cabo por las autoridades de Estados Unidos, duraron más de tres años y pusieron por primera vez al descubierto la mayor trama de blanqueo de dinero por narcotráfico conocida hasta el momento. Y allí estuvo ya, omnipresente, a través de su filial mexicana el Banco de Santander. Y no debió aprender la lección la presidencia del Banco porque nunca dejó de andar metida en líos relacionados con el blanqueo del dinero presuntamente procedente del narcotráfico.
No hace tanto que la Audiencia Nacional investiga al Banco de Santander por
presunto blanqueo de dinero relacionado con la “Lista Falciani”. De
hecho, el titular del Juzgado Central de Instrucción nº 5 de la Audiencia
Nacional, José de la Mata, conforme a la información obtenida por la
denominada “Lista Falciani” ya ordenó (en su día) el registro de la
Ciudad Financiera del Banco de Santander en Boadilla del Monte, el mismo lugar
donde (según la querella presentada) fue asesinado Emilio Botín. El juez de la
Mata investigó la posible colaboración entre el Banco de Santander y el
británico HSBC, en el blanqueo de capitales, posiblemente procedentes del
narcotráfico. Entonces, agentes de la UCO requirieron información en relación
con los fondos alojados en el Banco de Santander, procedentes del HSBC, con la
sospecha de que el capital viajaba desde Suiza hasta España.
Dentro de la misma “Lista Falciani” el Banco Santander también fue
investigado por un posible delito contra la Hacienda Pública, una investigación
que los abogados de la familia Botín entienden prescrita por tratarse de
operaciones del año 2.007, pero el blanqueo de capitales tendría
prescripción si se demostrara que tras aflorar el dinero la entidad financiera
continuó realizando operaciones delictivas para eludir la acción de la Agencia
Tributaria. Los agentes de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil estuvieron
durante horas practicando registro en la Ciudad Financiera del Banco de
Santander en Boadilla del Monte, el mismo lugar donde –según la querella
presentada- se produjo el asesinato de Emilio Botín. Los miembros de La
Benemérita intentaron obtener pruebas que incriminaran al Banco de Santander en
la existencia de fondos ocultos a la Hacienda Pública.
También gracias a la famosa “ Lista Falcani” supimos que la familia
Botin, directamente, había ocultado en Suiza, durante varios años, más de 2.000
millones de euros, cuestión que se solventó con el pago de una multa.
El Banco de Santander también fue investigado en los estados Unidos por
posible blanqueo de dinero procedente del narcotráfico, según reveló
la revista financiera de EE UU Bloomberg Markets Magazine
(BMM). La publicación señalaba, en un reportaje que diversas
entidades bancarias multinacionales de Europa, Estados Unidos y México
habían blanqueado miles de millones de dólares procedentes del
narcotráfico. El reportaje revela que WellsFargo, Bank of America,
Citigroup, American Express y Western Union habrían realizado
operaciones financieras utilizando dinero procedente de las
actividades ilícitas de los cárteles del narcotráfico mexicanos. La
información publicada por Bloomberg Markets Magazine (BMM) reveló la
existencia de aviones para transportar hasta 22 toneladas de cocaína, que
fueron adquiridos con fondos opacos procedentes de algunas de las entidades
investigadas. En dichas investigaciones aparecía el Banco de Santander junto a
otros bancos, entre los Citygroup (dueño en México de Banamex) y, de
nuevo, el británico HSBC. Según el autor del reportaje de BMM, Michael
Smith, los bancos de Estados Unidos, México y la Unión Europea
habrían permitido que a través de sus cuentas los narcotraficantes mexicanos
movieran al menos 39.000 millones de dólares en los últimos 20 años.
Pese a que el Banco de Santander aparecía en las filtraciones como “entidad
supervisada”, el banco que ahora preside Ana Patricia Botín consiguió pasar de
puntillas por tan tenebroso asunto. La única entidad financiera que entonó el mea
culpa fue Wells Fargo que admitió conocer, desde el año 2.004 el
riesgo de ciertas operaciones que no controló tal y como era su deber. Ese
arrepentimiento no fue gratis: gracias a él se le permitió al grupo
financiero Wells Fargo llegar a acuerdos con el Departamento de
Justicia de Estados Unidos por los cuales el banco se comprometió a
reformar sus sistemas de vigilancia y abonó una multa de 160 millones
de dólares.
Pero volvamos a España y a los problemas que el Banco de Santander está
teniendo dentro del territorio patrio porque, además de la Audiencia Nacional, muchos
han sido los juzgados locales que han tenido que abrir procedimientos por
delito fiscal y blanqueo de capitales en los que aparece involucrado el Banco
de Santander; así, por ejemplo, la Audiencia Provincial de
Madrid condenó al empresario Jacob Benzaquen Belilty a siete años de
cárcel por haber ocultado en el HSBC más de nueve millones de euros.
Aunque la familia Botín no se sulfura. Si no se sulfuró para celebrar un
consejo de administración teniendo a su padre muerto en la habitación de al
lado donde, tan sólo unas horas antes, su amante se lo había cargado (que no lo decimos
desde La Tribuna de Cartagena sino la versión, que conoce perfectamente Su
Señoría porque así lo sostiene la querella presentada) cómo va a perder los
nervios por la imposición de una multa. La familia Botín está muy
acostumbrada a acumular multas. La Sala III del Tribunal Supremo
confirmó la sanción de un millón de euros impuesta, el 12 de junio del
2.015, por el Consejo de Ministros al Banco Santander, como sucesor por
una falta muy grave prevista en la ley de prevención del blanqueo de capitales
y financiación del terrorismo.
Y no hablamos de un incumplimiento puntual. El Banco de Santander se ha
hecho grande a base de sucesivos incumplimientos. Y tampoco lo decimos
nosotros. Esto lo dice el Tribunal Supremo: "En el presente supuesto,
no podemos hablar de un incumplimiento ocasional porque de la muestra se
detectan 601 incumplimientos (225 en ingresos de cheques, 10 en cobros de
cheques, 17 en transferencias y 349 en ingresos en efectivo). Vamos,
que se incumplen las normativas muchas más veces de las que se cumplen. En
particular, en ingresos en efectivo se analiza una muestra de 350 operaciones y
en 349 de ellas no se tiene la documentación preceptiva". Y miren lo
que sigue diciendo el Tribunal Supremo respecto del Banco de Santander: "Añade
que la muestra son más de 602 operaciones, por un importe de más de 50 millones
de euros, con lo que no puede decirse que sea irrelevante”.
Y en relación con los indicios delictivos de las operaciones, la sentencia
destaca que “los mismos están siendo objeto de una investigación abierta en
el Juzgado Central número 5 de la Audiencia Nacional. Asimismo, la Sala
considera proporcionada la sanción de un millón de euros, y rechaza la
pretensión del banco de reducirla a 150.000 euros. Expone que está en la zona
de mínimos, ya que la horquilla del tramo inferior en que se encuentra iba
desde los 150.000 euros hasta los 83,5 millones de euros, y finalmente se ha
fijado en un millón”.
Y no vamos a hablarles de los negocios del Banco de Santander en Panamá y
otros paraísos fiscales. Ni de sociedades pantalla. Ni de miles de cosas que
resultan muy aburridas. Pero que las conocemos. Desde La Tribuna de
Cartagena sólo reivindicamos y defendemos nuestro derecho a informar de manera
veraz y objetiva (que es lo que hacemos), no inventando nada pero
contando la verdad aunque a algunos (por muy poderosos que sean) les
duela.
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