Por Luis Rivas
El rincón suroriental de Europa es el
último botín objetivo de la lucha de influencias política y
estratégicas en el Viejo Contiente. Dos territorios surgidos de la
desaparación de la República Federal de Yugoslavia están dirigidos
por líderes que se dejan cortejar por Washington y Bruselas. Para
ellos, los esponsales con la Unión Europea y la OTAN supondrían el
lavado automático de un oscuro pasado. Ambos dirigentes ocultan en
su dote acusaciones de asesinatos y los peores tráficos imaginables.
Pero ahí les tenemos: el montenegrino
Milo Dukanovic y el albanokosovar Hashim Taçy, sueñan, el primero,
con ingresar en la Alianza Atlántica; el segundo, con sentarse en la
mesa de los líderes que dirigen Europa desde Bruselas.
Los dos se mantienen en el poder desde
hace años, indiferentes a las acusaciones de fraude electoral y
violación de las libertades de las que son acusados por organismos
internacionales y por la oposición interna. Ambos han sabido
edificar su poder mediante el clanismo y las amenazas que, en muchos
casos, se ha traducido en desapariciones o asesinatos sin esclarecer
de rivales políticos o de periodistas que osaron denunciar sus
apaños.
A los Estados Unidos, bien informados
de la realidad, nunca les ha importado utilizar a sospechosos para
sus defender sus intereses. Ya está demasiado oída la frase: «puede
que sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta». Los
europeos, más blandos y fofos, gastan millones en investigaciones
para después encerrar las conclusiones en una caja fuerte cuya
combinación de apertura se lanzará al mar o, incluso, se entregará
a Washington.
A la OTAN, a palos
Milo Dukanovic, el primer ministro
montenegrino, lleva desde octubre oyendo a la calle clamar en su
contra. Los manifestantes han sido gaseados y aporreados con
brutalidad, según se puede observar en las pocas imágenes que las
televisiones occidentales dejan ver. Para Dukanovic, todo se resume
en un punto: las protestas están atizadas desde Moscú para
dificultar la entrada de la antigua república yugoslava en la OTAN.
La Alianza Atlántica ha prometido acoger bajo su protección a
Montenegro durante su reunión de diciembre.
Pero a la negativa de muchos ciudadanos
a ver a su país bajo el control militar atlantista y, por lo tanto,
norteamericano, se une también a las voces de representates de la
sociedad civil, de los estudiantes o de las organizaciones de gays,
lesbianas y transexuales. Dukanovic insiste: «Es un intento de golpe
de Estado apoyado por Rusia ». En la calle, otros le responden: «No
es la Otan, ni Rusia; es la pobreza». Y son tan educados que no
añaden el ya conocido « estúpido».
Dukanovic, el neo-pro-occidental, ha
sabido jugar la baza anti-rusa en sus salidas al exterior, mendigando
una plaza en la mesa otaniana. Considera así, que la protección
militar occidental y los abrazos con uniformados y pares políticos
atlantistas harán olvidar su pasado y, en especial, su
enriquecimineto personal fulgurante, el de su hermano, Alexander
(Aco) y el de su hermana, Ana.
De la Liga Comunista, al
contrabando de tabaco con la Camorra
Milo Dukanovic, después de pasar por
la jefatura de la rama juvenil de la Liga de los Comunistas de
Montenegro, se convirtió, al concluir la guerra en Yugoslavia
(1991), en el más joven primer ministro de la historia de su nuevo
país. A los 29 años ya era responsable de los destinos de la
pequeña república, todavía aliada — y unida- a su vecina
Serbia. Pero ya había comprendido que el lider serbio Slobodan
Milosevic representaba al demonio para el mundo occidental. Y en 2006
inició la separación de los dos territorios. Dukanovic no ha
abandonado el poder desde entonces, salvo en dos peqeuños periodos.
Mal que le pese, las hemerotecas y la
memoria de las redes sociales le recordarán más como un presunto
delincuente, que se ha hecho millonario gracias al contrabando y a la
corrupción.
Bajo su control, Montenegro se
convirtió en el centro europeo del contrabando de tabaco. Miles de
millones de euros fueron lavados en Suiza, Chipre o Montecarlo,
gracias a la colaboración de socios «profesionales», miembros de
la Camorra napolitana y de la mafia de la Apulia, más cercana a la
costa adriática montenegrina, la Sacra Corona Unita.
La justicia italiana no dudó en
acusarle. Según el fiscal de la ciudad de Bari, Giusseppe Salsi,
Dukanovic fue responsable de «promover, organizar y gestionar una
organización de tipo mafioso». Su teléfono estuvo intervenido
durante 20 meses por los investigadores italianos.
Más tarde, Dukanovic y su familia
desarrollaron el negocio inmobiliario local, aprovechando el «boom»
turístico, y se hicieron con el control de bancos, como el First
Bank (Prva banka). Se calcula que la fortuna personal del «premier»
montenegrino alcanza los 17 millones de euros. La de su hermano, Aco,
en más de 160. Su hermana, Ana, que también se ha beneficiado,
según la prensa local y la oposición, del «pelotazo» de las
privatizaciones bancarias, prefiere no desvelar sus cuentas. Todo un
ejemplo para los hijos de un juez.
Para el primer ministro, «si en los
Balcanes no cuaja el estado de derecho, es culpa de la falta de
desarrollo económico». Él no explica cómo se puede ser millonario
con un sueldo oficial que no llega a los 3000 euros al mes.
En Montenegro todos conocen sus manejos
y muchos han pagado con su vida hacerlos públicos. Periodistas y
también antiguos colaboradores, arrepentidos, «pentitos» italianos
del crimen organizado, han sido asesinados o han muerto en extrañas
circunstancias. Otros medios de comunicación han sido prevenidos con
bombas e incendios. La organización internacional Reporteros sin
Fronteras sitúa a Montenegro en el puesto 114 mundial en cuanto al
respeto a la libertad de la prensa.
En un gesto de cinismo y sentido del
humor, el gobierno de Podgorica ofreció protección a la periodista
Olivera Lakic, del diario Vijesti. Ella lo rechazó por considerar
que lo que se pretendía era controlar su trabajo y sus fuentes.
Lakic, como varios colegas suyos de diferentes medios, ha sufrido
agresiones físicas sin que se hayan encontrado a los culpables.
El cinismo de Dukanovic ha alcanzado su
mayor cota al proponer la acogida en su pequeño territorio de
120.000 refugiados de Siria. Él, que en su tiempo entregó a
refugiados musulmanes bosnios a los serbios de Bosnia, mercadea ahora
con la carta humanitaria, para eliminar resistencias a su entrada en
la OTAN.
De la limpieza étnica, a la
mesa de Merkel y Hollande
Los preceptores de la moral y la ética
europea también pescan en esta zona del continente. Bruselas acaba
de firmar un «Acuerdo de estabilización y Asociación» con la
autoproclamada república de Kosovo. Otro joven dirigente y
sospechoso habitual de jueces independientes, el Vice Primer Ministro
y responsable de exteriores, Hashim Thaçi, pretende así borrar
definitivamente su negro curriculum.
Thaçi, ex comandante en jefe del UCK,
Ejército de Liberación de Kosovo, la guerrilla que luchó contra la
autoridad de Belgrado para obtener la independencia del territorio,
cuna de Serbia, no solo se ha enriquecido personalmente, como
Dukanovic, no solo se ha perpetuado en el poder mediante el fraude y
las amenazas, sino que es sospechoso de la limpieza étinca de
serbios y de gitanos de Kosovo, y de haber eliminado a sus colegas
comandantes del UCK que en un momento pudieron hacerle sombra.
Entre todas las acusaciones sobre
tráficos diversos, destaca el de órganos humanos extraidos a
prisioneros serbios. No son acusaciones de agentes a sueldo de
Belgrado o Moscú. Son las conclusiones de dos jueces suizos: Carla
del Ponte, ex fiscal del Tribunal Internacional para la ex
Yugoslavia, y Dick Marty, encargado del informe sobre tráfico de
órganos humanos por el Consejo de Europa.
Las conclusiones de ambos magistrados
implican a Thaçi en este delito sin ninguna duda. El ahora jefe de
la diplomacia albano-kosovar fue incluso detenido en Budapest, en
2003, por mandato de Interpol. Pero la presión de ciertos países
protectores, como Estados Unidos o Francia frustraron el trabajo de
la justicia. Las conclusiones de Del Ponte y Marty duermen en la
oscuridad de los archivos.
Solo ahora, cuando los testigos han
desaparecido, cuando las pruebas se han difuminado, cuando los
autores de los delitos han tenido tiempo suficiente para borrar las
evidencias, el Parlamento kosovar ha aprobado abrir una
investigación. Los jueces serán extranjeros, pero se aplicará la
ley de Kosovo. Curioso cóctel para blanquear un pasado delictivo.
UNESCO, no; UE, ya veremos.
El inicio de las negociaciones con la
UE para una eventual — y muy hipotética- entrada en el club
europeo, se producía también al tiempo que Kosovo y sus aliados
recibían una inmensa bofetada diplomática. La UNESCO la ventana de
entrada a Naciones Unidas de los que tienen impedido el ingreso por
la puerta principal, rechazó a la antigua provincia Serbia.
Un duro golpe para quien pasó de ser
miembro de un grupo independentista sufragado por el líder albanés,
Enver Hodja, a niño mimado de Madeleine Albright, Richard Holbrooke
y William Clinton. Ellos salvaron a Hashim Thaçi del Tribunal Penal
Internacional para la ex Yugoslavia (TPYI). Ellos ordenaron
bombardear posiciones serbias, para que el UCK finiquitara el trabajo
sobre el terreno.
Kosovo se autoproclamó independiente
de serbia el 17 de febrero de 2008…. Ese día, ondeaban en
Pristina, la capital, más banderas norteamericanas que europeas.
Desde entonces, Kosovo es un territorio fallido, gangrenado por la
corrupción, donde los europeos derrochan energía y dinero para
intentar obtener una apariencia de legalidad.
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