domingo, 5 de febrero de 2017

Estados Unidos construye el ``muro de Trump´´ desde hace tres décadas



Al-Dabi Olvera
Los diferentes gobiernos de EE.UU. han edificado 1.050 kilómetros de barreras desde hace más de 30 años.  Desde 1986, Estados Unidos ha levantado diversas barreras para detener la inmigración en su frontera sur. Ese año, la Administración de Ronald Reagan aprobó la Ley de Reforma y Control de Migración y comenzó a construir algunas cercas, que alcanzaron los 106 kilómetros a partir de 1990, durante el mandato de George H.W. Bush.

Sin embargo, EE.UU. no erigió un muro como tal hasta que ocupó la Casa Blanca el demócrata Bill Clinton. De manera paradójica, su esposa y candidata del mismo partido en las elecciones presidenciales de 2016, Hillary Clinton, se puso del lado de los migrantes latinos.

La infraestructura que con Clinton medía apenas 16 kilómetros hoy alcanza 1.050 kilómetros, alrededor del 33 % de la frontera entre México y EE.UU. Con ese dirigente también comenzó la Operación Guardián —que incluía medidas policiales y patrullaje militar— y se aprobaron leyes propuestas por el Partido Republicano que, hoy en día, todavía provocan deportaciones y separaciones familiares.

Influencia del 11-S
Después de los ataques contra las Torres Gemelas del 11 de septiembre del 2001, la política de EE.UU. se radicalizó. Durante el mandato de George W. Bush, el enfoque de la seguridad en la frontera se amplió a la lucha antiterrorista. Sin embargo, tanto el entonces gobernador de Texas, Rick Perry, como México y otros países de América Latina se opusieron de manera frontal.

El muro se extendió por California, Arizona y Nuevo México en 1995, en donde se amplió en 2003, 2004 y 2010. En 1997, la Operación Río Grande provocó nuevas edificaciones en los límites de Texas con Coahuila  —hasta Piedras Negras, 105 kilómetros— y Tamaulipas, con 345 kilómetros desde Laredo hasta el golfo de México.

Hoy en día, esa serie incontinua de separaciones físicas se rige bajo tres operaciones: 'Gatekeeper' en California, 'Hold-the-Line' en Texas y 'Safeguard' en Arizona.

De hecho, en Tijuana ya hay tres muros: una reja eléctrica, una de cemento y una de barrotes. Además, funcionan detectores de calor y movimiento y varios helicópteros sobrevuelan sus playas hasta la costa de San Diego, mientras que drones vigilantes sobrevuelan otras partes del muro.

A su vez, la Patrulla Fronteriza ha incrementado su personal en un 500 %: los 25.000 agentes de estos momentos contra los 135 de 1992.

Consecuencias
Esta política no ha disminuido el ritmo migratorio, tan solo ha provocado que las personas crucen por zonas más peligrosas, como la reserva de los indígenas tohono o'odham, un pueblo que vive en un territorio ancestral que ocupa zonas desérticas que forman parte de los estados de Arizona (EE.UU.) y Sonora (México).

La politóloga Alexandra Novosseloff, autora del libro 'Muros entre hombres', explica a RT que la iniciativa de Trump "no es realmente un nuevo muro". Al respecto, esta especialista asegura que la construcción de una separación física en toda la frontera entre México y EE.UU. deja dudas tanto sobre su financiamiento como sobre su viabilidad por motivo de los accidentes geográficos —desierto, montañas y cañadas— y genera incertidumbre sobre los efectos que ocasionará en las poblaciones fronterizas.

Una compañía israelí se postula para construir el muro de Trump: "debe ser una obra inteligente"
Una empresa de seguridad israelí que participó en la construcción del muro fronterizo entre Israel y Egipto presentará su tecnología en una conferencia en Virginia la semana que viene.

La compañía de seguridad israelí Magal Security Systems Ltd. busca obtener un contrato para ayudar a construir a Washington el muro fronterizo entre Estados Unidos y México.

Ejecutivos de la empresa, que participó en la construcción del muro fronterizo entre Israel y Egipto, presentarán su tecnología de seguridad en una conferencia en la ciudad norteamericana de Alexandria (Virginia) que se celebrará la próxima semana. Según el director ejecutivo de Magal, Saar Koursh, el país norteamericano necesita un muro "inteligente".

"Lo que se necesita es tener una barrera que pueda dar indicaciones, información en tiempo real, inteligencia en tiempo real sobre quién trata de cruzarla", ya que poner "una barrera no impedirá que alguien sobrepase el muro", afirmó Koursh al periódico israelí 'The Jerusalem Post'.

Las acciones de Magal han subido un 5,7 % después de que el mandatario estadounidense diera luz verde a la construcción del muro fronterizo. En total, las acciones de la empresa de seguridad ha experimentado un aumento de un 50% desde la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales el pasado 8 de noviembre.

Por su parte, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, calificó de "gran idea" la decisión del presidente estadounidense de construir el muro en la frontera de EE.UU. con México. "El presidente Trump está en lo cierto. Yo construí un muro a lo largo de la frontera meridional de Israel que logró detener la inmigración ilegal", afirmó.

Días atrás, el mandatario norteamericano firmó un decreto que autoriza la construcción del muro, además de una orden que prohíbe la entrada a su país de ciudadanos de siete países musulmanes.


Análisis: Tras el Muro de los dos partidos
Manlio Dinucci

Ante la prensa occidental que hoy condena la extensión de un muro que ya existe entre Estados Unidos de México, el analista italiano Manlio Dinucci recuerda que esa barrera divisoria no es resultado de una voluntad proteccionista sino, por el contrario, de la política de globalización. El famoso muro entre Estados Unidos y México es un proyecto bipartidista iniciado por Bill Clinton y continuado por el presidente republicano George Bush hijo y por su sucesor demócrata Barack Obama. Dinucci observa que lo que ha tenido efectos sociales devastadores para México no es el muro sino el tratado TLCAN, o NAFTA, que supuestamente debía ser un puente entre los países firmantes, pero cuya finalidad real era ampliar el proceso de deslocalización, a pesar del peligro de empobrecer a México y, después, a Estados Unidos.

Es 29 de septiembre de 2006 y el Senado de Estados Unidos vota la «Secure Fence Act», ley propuesta por la administración republicana de George W. Bush, que estipula la construcción de 1 100 kilómetros de «barreras físicas» fuertemente vigiladas en la frontera con México para impedir las «entradas ilegales» de trabajadores mexicanos. Richer Durbin, uno de los dos senadores demócratas del Estado Illinois, vota «No», pero el otro vota «». Su nombre es Barack Obama y 2 años después será electo presidente de Estados Unidos. Entre los 26 demócratas que votan «», haciendo posible la aprobación de la ley, aparece también el nombre de Hillary Clinton, senadora por el Estado de Nueva York, que 2 años más tarde se convertirá en secretaria de Estado de la administración Obama.

En 2006, Hillary Clinton ya era toda una experta en el tema de la barrera anti-inmigrantes, que ya había promovido cuando era «First Lady». Y es que fue su esposo, el presidente demócrata Bill Clinton quien comenzó la construcción de esa barrera en 1994, en el momento en que entra en vigor el TLCAN, el Acuerdo de «libre» comercio entre Estados Unidos, Canadá y México [1], un acuerdo que abre las puertas a la libre circulación de capitales y de capitalistas, pero que cierra la entrada de los trabajadores mexicanos a Estados Unidos y Canadá.

El TLCAN ha tenido efectos devastadores en México. El mercado de ese país está inundado de productos agrícolas estadounidenses y canadienses de bajo precio –gracias a las subvenciones estatales–, lo cual ha provocado el derrumbe de la producción agrícola mexicana, con efectos sociales demoledores para la población rural. Se crea así un vivero de mano de obra barata que será reclutada por las maquiladoras, que son miles de establecimientos industriales creados a lo largo de la frontera –del lado mexicano– y que en su mayoría son propiedad o se hallan bajo el control de empresas estadounidenses. Gracias al régimen de exoneración de impuestos, esas empresas exportan hacia México productos semi-terminados o componentes de productos que serán ensamblados en suelo mexicano y reimportan hacia Estados Unidos los productos terminados, obteniendo así ganancias mucho más elevadas debido a los costos más bajos de la fuerza de trabajo mexicana, entre otras ventajas.

En las maquiladoras trabajan fundamentalmente mujeres jóvenes e incluso adolescentes. Los horarios son desastrosos, los efectos tóxicos tremendamente elevados, los salarios son muy bajos y los derechos sindicales prácticamente inexistentes. La pobreza, el tráfico de droga, la prostitución y la criminalidad galopante determinan la existencia de condiciones de vida extremadamente malas en esas zonas. Basta con recordar el nombre de Ciudad Juárez, en la frontera con el Estado de Texas, localidad mexicana tristemente célebre debido a los innumerables homicidios de mujeres jóvenes, en su mayor parte obreras de las maquiladoras.


Esa es la realidad del otro lado del muro cuya construcción inició el presidente demócrata Bill Clinton, prosiguió el republicano George Bush hijo y que fue reforzado por el también demócrata Barack Obama. Ese es el muro que el republicano Donald Trump quiere ahora completar cubriendo totalmente los 3 000 kilómetros de frontera. Esa realidad explica por qué numerosos mexicanos arriesgan sus vidas –miles de ellos mueren en el intento– para entrar en Estados Unidos, donde pueden ganar mejores salarios, aunque sea trabajando ilegalmente en beneficio de otros explotadores.
Cruzar esa frontera es como irse a la guerra. Hay que burlar la vigilancia de helicópteros y drones, atravesar barreras de alambre de púas, evitar las patrullas armadas –cuyos miembros son a menudo ex soldados estadounidenses que participaron en las guerras de Afganistán e Irak y tienen entrenamiento militar en el uso de las técnicas que se practican en escenarios de guerra.

Es todo un símbolo el hecho que, en la construcción de varios tramos de esa barrera que separa a Estados Unidos de México, la administración del demócrata Bill Clinton utilizó en los años 1990 las plataformas metálicas de las pistas desde las que habían despegado los aviones que bombardearon Irak en la primera guerra del Golfo –agresión desatada por el presidente republicano George Bush padre. Recurriendo al material utilizado en las guerras posteriores, seguramente es posible completar esa barrera bipartidista.

NOTAS
Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio
[1] El TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) también se designa a menudo bajo las siglas en inglés NAFTA (North American Free Trade Agreement o, en francés, bajo las siglas ALENA (Accord de Libre-échange nord-américain). Nota de la Red Voltaire.)

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NOTA DEL AUTOR DEL BLOG:   En este artículo, desde mi punto de vista, se ve una vez más la manipulación mediática con la insistencia por remarcar lo mala que es la extrema derecha que representa Donald Trump. Cuando el sionismo mundial está con su plan de globalización en horas bajas, necesita de estos movimientos “populistas” de Trump y otros para que sirvan de revulsivo a una población exhausta de sus perrerías como la crisis económica sin precedentes, los recortes de libertades, la pérdida de calidad de vida que esos mismos sionistas han provocado.

Es entonces cuando ellos en un proceso muy calculado ceden el paso a elementos de caricatura como Trump. Si verdaderamente surgiera un líder capaz de mover a la población a luchar contra esa perniciosa élite mundial ya le habrían cortado las alas antes de que naciera como tal. 

Es muy curioso que aquellos pocos líderes mundiales que se enfrentan actualmente o se enfrentaron en el pasado a estas élites pareciera  como si les faltara un hervor y con sus formas ante el mundo, se antojan o se antojaron incapaces de llevar a cabo su tarea de favorecer a los pueblos. 

Pienso en Saddham Hussein, Muhammar El Gaddafi, Hugo Chávez o su sucesor Nicolás Maduro, y algunos más.

Al final siempre queda la duda, si es la mala propaganda que hacen de ellos sus enemigos los sionistas, la que hace zozobrar sus aparentes buenas intenciones o realmente les dejan subir al poder para dejarles en ridículo ante la opinión pública por sus verdaderas ineptitudes. El caso es que ellos siempre tengan el control de los dos bandos, opuestos sólo aparentemente ante la opinión pública.

Soy consciente de la terrorífica interrogante que planteo. ¿Acaso los revolucionarios de la historia estuvieron todos controlados por las élites? 

No es baladí la cuestión cuando uno pone la lupa sobre esos supuestos revolucionarios desde hace al menos dos siglos.

Cuando se analizan los personajes históricos involucrados en las últimas revoluciones: francesa, mejicana, bolivariana, rusa y otras vemos personajes todos ellos pertenecientes a las logias masónicas más potentes de su época.

Todo el mundo sabe que detrás dela masonería están los judíos sionistas y los illumnatti de la élite mundial.

De todo lo dicho se deduce que al multimillonario Trump le toca hacer el papel de malo ante el mundo para que a través de los grandes medios de desinformación masiva de la élite se consiga recalcar ante el pueblo desinformado que manda un loco, que ha sido elegido democráticamente con lo que se le demuestra que “hay democracia” pero nos hacen incubar los votos de repulsa ante tal personaje para volver a empezar con el engaño de siempre. Todo esto, y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, implican a Putin su enemigo del momento en el “hackeo”  de las elecciones americanas para, de esta forma, liberar la culpabilidad del pueblo americano harto de los manejos sionistas por haber votado a semejante personaje como su presidente.
Ciertamente lo tenemos muy complicado.

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