miércoles, 6 de enero de 2016

Los petromonarquías aliadas de Occidente que apoyan al terrorismo islámico se enfrentan a Irán

La disyuntiva: o con Teherán o con las satrapías criminales.

Martes 05 de Enero de 2016 13:49


Siguiendo los pasos de Arabia Saudita, Baréin anunció este lunes la ruptura de las relaciones diplomáticas con Irán. El motivo para tomar esta medida, según el Ministerio de Exteriores bareiní citado por la agencia RIA Novosti, es la "continua injerencia (de Teherán) en los asuntos del Reino y del Consejo de Cooperación del Golfo".

"El Reino de Baréin ha decidido romper relaciones diplomáticas con la República Islámica de Irán y exige que todo el personal de la sede diplomática (iraní) abandone el país en 48 horas. Además, Baréin cerrará su Embajada en Irán", señala el comunicado.

La decisión de Manama se produce en medio del aumento de las tensiones entre Irán y Arabia Saudita, que este domingo cortó los lazos diplomáticos con la república islámica tras la ejecución de un destacado clérigo opositor chiita pese a los numerosas peticiones del país persa para que no lo hiciera.

Baréin por su parte, suele acusar a Teherán de estar detrás de la ya antigua insurgencia latente en el pequeño reino insular desde que comenzaron las protestas de la mayoría chiita contra los gobernantes suníes de Baréin en el 2011.

Sudán también corta los lazos con Irán 
 
Sudán anunció este lunes la ruptura de relaciones diplomáticas con Irán y exige que el personal de la sede diplomática de la república islámica abandone el país, según reza un comunicado del Gobierno del país.
"La República de Sudán ha declarado 'persona non grata' al embajador de Irán y requiere que todos los funcionarios de la misión diplomática abandonen el país. También fue decidido el retorno del embajador sudanés acreditado en Irán", ha declarado el presidente de Sudán, Omar Hasán al Bashir, citado por la agencia TASS. La decisión fue tomada siguiendo los pasos de Arabia Saudita y Baréin.

Kuwait retira a su embajador de Irán 
 
El Ministerio de Exteriores kuwaití ha llamado a consultas este martes al embajador de ese emirato en Irán, informa la agencia oficial KUNA. Según la información disponible, la medida se debe al ataque sufrido la semana pasada por la Embajada saudita, obra de manifestantes que protestaban por la ejecución del prominente clérigo chiita Nimr al-Nimr en Arabia Saudita.

Este ataque supone una "flagrante violación de las convenciones internacionales y de los compromisos internacionales de Irán en materia de seguridad de las misiones diplomáticas", señala el comunicado del emirato.

Protestas que se tornan violentas

La muerte del jeque Nimr ha desatado una fuerte reacción de repulsa, no solo entre los altos cargos de Irán, sino también entre la población. Este sábado manifestantes incendiaron el consulado saudita en la segunda ciudad más grande de Irán, Mashhad.

Horas después la embajada saudí en Teherán también fue objeto de un ataque, cuando manifestantes lanzaron contra la sede cócteles molotov, y luego irrumpieron en el edificio y lo incendiaron. La policía usó los gases lacrimógenos para dispersarlos.


Un manifestante muerto en protestas anti-régimen en Qatif, Arabia Saudita

 
La policía de Arabia Saudí ha matado a un joven y herido a otro durante las protestas populares en la región de Qatif, en la parte oriental del reino, donde ellos se manifestaban para condenar la ejecución del prominente clérigo shií Sheij Nimr Baqir al Nimr y la represión de la minoría shií por parte del régimen de Riad.

Ali Umran al Daud murió cuando la policía saudí disparó contra manifestantes en la localidad de Awamiyah, en la región de Qatif.
Un niño de ocho años resultó también herido por los disparos de la policía.
Los manifestantes gritaron eslóganes contra la familia reinante Al Saúd y pidieron el derrocamiento del régimen.

Grandes grupos de manifestantes fueron golpeados y arrestados mientras que las fuerzas de seguridad rodearon a un grupo de jóvenes saudíes que estaban quemando neumáticos para protestar por la ejecución de Sheij Nimr.

Testigos presenciales en Awamiyah y Qatif señalan que las dos regiones están en un estado de guerra con cientos de soldados saudíes desplegados en las calles.

Estas fuentes señalan que un centro policial ha sido incendiado así como varios vehículos y un autobús en Qatif.

Un miembro de las fuerzas de seguridad fue atropellado y muerto en la carretera de Anizah al Badaya, cerca de la ciudad de Qassim.
Protestas en Bahrein

Asimismo, en Bahrein, miles de personas salieron a las calles y cantaron eslóganes como “Muerte a los Al Saúd”. Los bahreiníes llevaban pancartas para mostrar su condena a la ejecución de Sheij Nimr y advirtieron a Riad que el derramamiento de la sangre de Sheij Nimr no quedará sin respuesta.

Las organizaciones pro-derechos humanos han condenado a Arabia Saudí por no atender a la situación de los derechos humanos en el reino. Ellos señalan que Arabia Saudí ha implementado políticas represivas que dañan la libertad de expresión, asociación y asamblea.
Miles de iraquíes protestan tras la ejecución de un líder chiita en Arabia Saudita
"Gobierno, encuentra una solución porque hoy vamos a quemar la Embajada", era una de las proclamas que gritaba la multitud.
 

Miles de manifestantes han llenado este lunes la plaza central de Bagdad y luego han marchado por la ciudad para expresar su indignación por la muerte del jeque chiita Nimr al Nimr, ejecutado en Arabia Saudita el pasado 2 de enero, informa AFP.

"Exigimos que nuestro Gobierno cierre la Embajada de Arabia Saudita, eche al embajador y boicotee todos los productos sauditas y los bienes producidos por los países aliados a Riad", dijo uno de los manifestantes, Hatem Oraid. "Gobierno, encuentra una solución porque hoy vamos a quemar la Embajada", era una de las proclamas que gritaba la multitud.

A su vez, los diplomáticos de Arabia Saudita han lamentado la reacción del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ante la ejecución de 47 personas. El veredicto a favor de la ejecución de 47 presos en Arabia Saudita, entre ellos el prominente clérigo chiita Nimr Baqir al Nimr, fue pronunciado "de manera justa y sin ningún tipo de prejuicio racial o religioso", reza un comunicado oficial de la misión de Arabia Saudita ante la ONU, citado por Reuters.

Senador ruso: Ejecución de Al-Nimr no restó la fidelidad de EEUU a Arabia Saudí

Un senador de alto rango ruso polemiza las declaraciones de las autoridades de EE.UU. tras la ejecución de medio centenar de personas, incluido el clérigo chií, el sheij Nimr Baqer al-Nimr en Arabia Saudí.

Era el sábado cuando el mundo islámico y en particular la comunidad chií, se desoló profundamente al enterarse de la ejecución del sheij Al-Nimr y otras 46 personas bajo supuestos cargos de desobediencia a la casa real gobernante, incitación a la lucha sectaria y terrorismo.

La noticia provocó una ola de condena y protestas a nivel internacional por parte de diferentes gobiernos, organizaciones y grupos e incluso desató la reacción de Washington que se limitó a pedir a Riad que respete los derechos humanos.

Ante esta situación, el senador Konstantin Kosachev, quien a su vez es el presidente del Comité de Asuntos Exteriores del Consejo de la Federación de Rusia, tras cuestionar dicha posición de EEUU, la ha calificado de “no constructiva”.

En este sentido, fue muy curiosa la reacción de Occidente con sus valores ‘inquebrantables’, porque mientras la Unión Europea (UE), a través de la jefa de su Diplomacia, Federica Mogherini, osó a pronunciar una mantra sobre el incumplimiento por parte de Arabia Saudí de principales libertades cívicas y políticas, los estadounidenses quedaron fieles a sí mismos y a los saudíes”, ha escrito este domingo Kosachev en su cuenta de Facebook.

Asimismo se ha referido a las declaraciones del portavoz del Departamento de Estado estadounidense, John Kirby, quien mostró su preocupación por un posible aumento de las tensiones en la región de Asia Occidental tras la ejecución del prominente clérigo chií.

A su juicio, en caso de una escalada de las tensiones en Asia Occidental tras la ejecución masiva en el reino árabe, los estadounidenses echarían la culpa a países como Irán y Siria, puesto que el país norteamericano siempre encubre a los regímenes leales y demoniza a desleales. “Con todas las consecuencias destructivas que acarrea esta práctica”, ha concluido.

5 claves del conflicto entre dos países que pretenden ser líderes en el mundo musulmán
¿Quién era Nimr Baqir al Nimr?

Nimr Baqir al Nimr era un destacado líder espiritual de la minoría chiita en Arabia Saudita que contaba con gran apoyo popular y mantenía una postura opositora frente al Gobierno saudita. Su ejecución se llevó a cabo pese a las numerosas peticiones de Irán para que se anulara.

Tras la ejecución, el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, describió a Nimr al Nimr como un "mártir" pacífico y advirtió a Arabia Saudita de que se enfrentará a "la venganza divina".

La cuestión religiosa

Una de las principales desavenencias entre ambos países consiste en que sus habitantes profesan diferentes ramas del islam: el chiismo y el sunismo.

Dos de los lugares más sagrados para los musulmanes, La Meca y Medina, se encuentran en Arabia Saudita, lo que le proporciona gran importancia en el amplio campo de los países sunitas. Irán, por su parte, cuenta una población predominantemente chiita.

Petróleo

Las economías de ambas naciones tienen una gran dependencia de los hidrocarburos, siendo Arabia Saudita el principal productor y exportador a nivel mundial de estos productos. Las diferencias de Riad y Teherán en este campo surgen en torno al precio al que deben venderse y a su volumen de producción.

Arabia Saudita, al tener una población inferior a la de Irán, y también relativamente más rica, se ve dispuesta a tolerar precios más bajos a corto plazo, mientras que Irán necesita dinero para dar impulso a su economía tras años de sanciones.

Conflictos en la región

Los dos países respaldan a partes opuestas en los conflictos en Oriente Medio. En Siria, el Gobierno iraní presta su apoyo a Bashar al Assad, mientras que Arabia Saudita busca su destitución. En Yemen, Teherán está a favor de los rebeldes hutíes, chiitas, concentrados en el suroeste del país. Arabia Saudita, por su parte, presta su apoyo a los partidarios del presidente Abd Rabdo Mansur Hadi, que abandonó el país tras la caída de la capital. El país árabe encabeza la coalición que desde hace varios meses realiza ataques aéreos a gran escala contra las posiciones de los rebeldes.
 
El mejor amigo y el peor enemigo de EE.UU. en el mundo musulmán

Una de las razones del conflicto se explica por el hecho de que de entre todos los países musulmanes Arabia Saudita es el principal aliado de Estados Unidos e Irán, su principal enemigo.

Los estadounidenses tienen desde hace tiempo bases militares en Arabia Saudita, y hasta el año 2003 una de ellas fue un gran centro de mando para su Fuerza Aérea en Oriente Medio. Además, Arabia Saudita forma parte de la coalición internacional creada por Estados Unidos para combatir al Estado Islámico.

Irán en cambio ni siquiera tiene relaciones diplomáticas con EE.UU., que quedaron rotas en 1980 después de la toma de la embajada estadounidense en Teherán.

Análisis: El régimen de los Saud se tambalea después de ejecutar al jeque al-Nimr

Por André Chamy
La monarquía saudita es hoy una dictadura anacrónica, propietaria de Arabia Saudita, como en tiempos en que el Congo era considerado propiedad personal de rey de los belgas, Leopoldo II. Por supuesto, el régimen saudita sabe que está en peligro y trata de preservar su poder recurriendo al terror. Pero la ejecución del jeque chiita al-Nimr puede tener el efecto contrario. Y ya Irán está dispuesto a respaldar una rebelión chiita en el reino wahabita.

El jeque Nimr Baqr al-Nimr, conocido opositor a la petrodictadura saudita, fue ejecutado el 2 de enero de 2016 por «sedición, llamado al derrocamiento del Estado y desobediencia al imam del reino y a su gobernador». 
 
El drama de La Meca, la prolongación de la guerra contra Yemen, la disminución de las reservas en divisas, estos y otros problemas siguen acumulándose sobre las espaldas del rey Salman de Arabia Saudita, cuya autoridad se ve por consiguiente cada vez más cuestionada. Pero, además de la guerra abierta por el poder, el reino saudita acaba de dar un paso que tendrá graves consecuencias, tanto en el plano interno como en el ámbito regional.

En efecto, el rey Salman acaba de hacer ejecutar a 47 opositores, acusados de haber cometido supuestos crímenes terroristas. Sin embargo, el único crimen de muchos de los ejecutados era el de ser chiitas en un reino wahabita y oponerse la política oficial de opresión aplicada contra esa parte de la población desde hace muchos años, incluyendo las presiones de carácter económico.

El jeque al-Nimr era un conocido religioso vinculado a varias universidades y denunciaba la corrupción característica del régimen saudita a todos los niveles del poder. Predicaba la creación de una oposición constructiva y «reflexiva» que pudiera expresarse libremente sobre las dificultades y defectos del régimen. Sin embargo, a pesar de sus fuertes críticas, nunca llamó al derrocamiento del régimen saudita.

El jeque al-Nimr denunciaba la opresión y la confiscación por un clan de los medios y riquezas del país, medios y riquezas que los miembros de ese clan dilapidan sólo en función de la satisfacción de sus propios placeres y en la realización de proyectos descabellados, poniendo con ello en peligro la vida entre las diferentes comunidades. También reprochaba al régimen saudita su total desinterés, así como su actitud –en su opinión inaceptable– hacia Ahl El Beit (los descendientes del profeta Mahoma), que llega incluso al extremo de destruir sus tumbas.

Las autoridades sauditas habían arrestado a al-Nimr en varias ocasiones, creyendo que lograrían obligarlo a inclinarse ante ellas, resultado que nunca alcanzaron. La última vez que lo hicieron fue en ocasión de las manifestaciones de Al-Qatif (en el este de Arabia Saudita), durante la llamada «primavera árabe» y montaron después un expediente donde lo acusaban ¡por actos terroristas!

Aquel arresto resulta particularmente absurdo cuando tenemos en cuenta que tuvo lugar precisamente en momentos en que la propia Arabia Saudita participaba en una campaña política y militar tendiente a desestabilizar la República Árabe Siria, pretextando nada más y nada menos que una supuesta falta de democracia en este último país.

La ejecución sumaria de al-Nimr fue dada a conocer en un comunicado del ministerio saudita del Interior, donde se recordaba «la decisión de la Corte Suprema emitida el pasado 15 de octubre, donde se citan como razones principales la sedición, el llamado al derrocamiento del Estado y la desobediencia al imam del reino y a su gobernador».

La corte saudita había calificado entonces al jeque al-Nimr como un «mal que sólo puede ser arrancado de raíz mediante la muerte». Desde el momento mismo en que se pronunció el veredicto hubo numerosas declaraciones de denuncia contra las condiciones en que se tomó la decisión de condenarlo a muerte, así como insistentes advertencias dirigidas al régimen saudita sobre las consecuencias que tendría su ejecución.

El reino saudita nunca ha tolerado la crítica

Ya a principios de los años 1980, Khaled Al-Nuzha, un ingeniero de la industria del petróleo, había reclamado una distribución justa de las riquezas en Arabia Saudita, lo cual le valió morir bajo la tortura. Por su parte, el novelista Abderrahman Al-Munif, describía los daños que provocaba el petróleo en la política y las sociedades árabes, señalando que esa riqueza arcaica no duraría y que las ciudades acabarían desmoronándose como castillos de naipes o «ciudades de sal».

Más recientemente, el bloguero Raif Badaui, fundador del sitio web Free Saoudi Liberals, fue acusado de «cibercrimen de blasfemia» y condenado a 10 años de cárcel, 1 000 latigazos y 266 000 dólares de multa.
En cuanto al funcionamiento del reino, el nuevo rey modificó el orden de sucesión al nombrar a su hijo Mohammed ben Salman como vicepríncipe heredero, a pesar de su juventud y falta de experiencia.

Recientemente circuló en Arabia Saudita un texto cuyo autor se presenta como príncipe y nieto del fundador del reino, el rey Abdelaziz. Ese documento sugiere al rey Salman que abdique «y parece que el autor de ese llamado ha obtenido respaldo de sus pares. Ha dicho en voz alta lo que los sauditas normales sólo pueden pensar bajito si no quieren acabar en la cárcel y siendo condenados a recibir azotes», indica The Guardian [1].

El artículo subraya la ausencia casi total en Arabia Saudita de instancias de mediación política y de sociedad civil:
«Hasta una asociación caritativa necesitará esperar durante años para lograr registrarse. Una asociación que se ocupa de la diabetes tuvo que esperar 17 años antes de ser registrada. Sólo basta que médicos o contadores quieran reunirse para que el régimen se ponga nervioso.»

El autor del artículo de The Guardian, Brian Whitaker, estima que el carácter autocrático del régimen saudita constituye un problema fundamental. El monarca no tiene que consultar a nadie para tomar una decisión y el rey Salman toma decisiones desacertadas, «lo cual puede tener graves consecuencias para el futuro del país». Whitaker señala seguidamente que, para los sauditas, la única manera de resolver los problemas es gastando aparatosamente. Y agrega:
«Aunque los sauditas tienen los bolsillos bien llenos, eso no puede durar eternamente. El drama de La Meca fue un síntoma revelador: se gastaron sumas considerables en construcciones de prestigio y para hacer el peregrinaje teóricamente más seguro…»

Guerras absurdas en Yemen y Bahréin

El nuevo rey Salman, quien llegó al trono en enero de 2015, abandonó la prudencia que caracterizaba a los dirigentes sauditas, los cuales preferían actuar por debajo de la mesa y evitar el enfrentamiento directo con aquellos a quienes veían como enemigos. Siempre creyeron que podían comprarlo todo, ¡incluyendo la guerra y la paz! Actualmente, el rey Salman está dilapidando desatinadamente las reservas del reino, además de haber metido al país en una guerra imposible de ganar en Yemen.

Desde el 26 de marzo de 2015, una coalición militar encabezada por Arabia Saudita está bombardeando Yemen [2]. El reino de los Saud dice actuar a pedido del presidente yemenita Abd Rabbo Mansur Hadi, quien se refugió en Riad después de haber sido expulsado del país por una rebelión. El pretexto de Arabia Saudita es que los rebeldes huthis, blanco de los bombardeos, contarían con el respaldo de Irán, rival de Arabia Saudita en la región. Hasta ahora, los bombardeos aéreos sauditas no logran hacer retroceder significativamente a los rebeldes.

Desde el 19 de marzo de 2015, la violencia en Yemen y los bombardeos aéreos han dejado al menos 767 muertos y 2 900 heridos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que además señala que el balance real es mucho más alto. Al menos 405 civiles han muerto en los bombardeos aéreos, según la ONU, y ya se cuentan en el país más de 120 000 personas desplazadas por la guerra, a las que hay que agregar las 300 000 personas que ya habían tenido que huir de sus hogares debido a la intensificación de los combates. Yemen sufre actualmente una grave carencia de víveres, de medicinas para los enfermos crónicos y de combustible.

El presidente Mansur Hadi salió de Yemen en marzo, luego de ser expulsado de la capital y, posteriormente, del gran puerto de Adén, en el sur del país. Las milicias huthis habían tomado el control de la capital desde septiembre de 2015. Dichas milicias tienen como aliado al ex presidente Ali Abdallah Saleh, quien dirigió el país hasta 2012 y abandonó el poder como resultado de un acuerdo concluido, también bajo la égida de los sauditas, en medio de la «primavera árabe».

La realidad es que los rebeldes huthis han conquistado la mayor parte de Yemen presentándose, con razón, como «el movimiento de los desheredados» e iniciando así una revolución.

Las injerencias externas nunca han cesado en Yemen. Hace muchos años que Arabia Saudita viene aplicando una política destinada a debilitar ese país vecino. Quien único ha sacado provecho de esa injerencia ha sido el grupo terrorista conocido como AQPA (al-Qaeda en la Península Arábiga), con sede en Yemen, grupo que ha logrado imponerse como rama principal de la organización yihadista [3].

Los sauditas imponen esta guerra, destructora de vidas humanas y de infraestructuras, a un país ya desangrado. Pero, a pesar de los enormes medios desplegados, Arabia Saudita no logra avances en el terreno. Está sucediendo más bien todo lo contrario: las tropas del reino wahabita sufren diariamente reveses y están siendo atacadas en su propio suelo. Y los sauditas se ven obligados a recurrir al uso de mercenarios para enfrentar la resistencia yemenita. El fracaso ya parece total y no dispone actualmente de ningún respaldo.

Es importante recordar que la agresión saudita contra Yemen debía dar inicio a una coalición de los países sunnitas de la región –con la participación de Pakistán y Turquía. Pero esta coalición ha ido reduciéndose y ya cuenta solamente con la participación de algunos países del Golfo cuyas fuerzas están desgastándose [4].
La intervención directa de Arabia Saudita en Bahréin no ha resultado mucho más exitosa ya que la revuelta de la oposición mayoritaria no decae, a pesar de la maquinaria represiva implantada allí por los sauditas y sus aliados [5].

La guerra en Siria

Hace más de 4 años que se inició la guerra en Siria y nadie ignora que nunca habría tenido lugar sin la activa participación de Arabia Saudita, que no escatimó en medios para desatarla y mantenerla. Riad ha puesto todos los medios posibles a la disposición de todo el que estuviese dispuesto a luchar contra el presidente Bachar al-Assad.

Cantidades insospechadas de armas de la mejor calidad son compradas y entregadas indiscriminadamente a través de las fronteras de Siria con Jordania, con Turquía y, al principio de la guerra, con Líbano. Los medios de prensa que cuentan con financiamiento saudita también han sido puestos al servicio de la guerra contra Siria, sin olvidar a los mercenarios financiados a golpe de millones de dólares y sin escatimar en gastos [6]

Últimamente, al comprobar que las cosas no marchan en la dirección que esperaba –sobre todo desde la intervención en el terreno de todos los aliados de Siria (el Hezbollah, Irán y finalmente Rusia)–, el reino saudita está tratando de hacer fracasar las soluciones políticas, erigiéndose en organizador de la oposición que supuestamente debería participar en las negociaciones con el gobierno sirio.

Y, también últimamente, una cincuentena de religiosos sauditas han llamado a los países árabes y musulmanes a respaldar a los actores de la «yihad» en Siria contra el poder de Bachar al-Assad y sus aliados ruso e iraní.

El comunicado que la Unión Internacional de Ulemas Musulmanes publicó en internet el lunes 5 de octubre de 2015 es extremadamente claro: «Exhortamos a la Umma [la nación musulmana] a rechazar la intervención rusa en Siria aportando respaldo moral, político y militar a la revolución del pueblo sirio» [7].

El llamado porta las firmas de más de 50 religiosos sauditas, entre los que se encuentran varias figuras del movimiento islamista. Esos ulemas, no afiliados a las autoridades sauditas, comparan la intervención rusa con la entrada del ejército soviético en Afganistán, en 1976, hecho que califican de «invasión».

Este llamado, lanzado desde Doha –en Qatar– sirve de caja de resonancia a la posición saudita. Riad ya había denunciado el inicio, el 30 de septiembre de 2015, de la intervención de la aviación rusa en Siria en apoyo al gobierno de Bachar al-Assad. El llamado de los religiosos sauditas a la «guerra santa» coincide con el de la clase religiosa oficial de Arabia Saudita, que ya había calificado la guerra civil en Siria como «yihad».

Los ulemas islamistas se cuidan mucho de contradecir abiertamente la línea del reino wahabita. No llaman expresamente a los sauditas a luchar junto a «sus hermanos sirios» sino que piden apoyo militar para la oposición, ante la intervención rusa, que califican de «cruzada cristiana ortodoxa en tierra del islam».

El mismo día, unos 40 grupos de supuestos rebeldes sirios, como el Ejército Libre Sirio, respaldado por Occidente, llamaron a la formación de una alianza regional para luchar contra «la ocupación ruso-iraní de Siria».

Se trata del último estertor de la estrategia saudita.

A todos los fracasos anteriormente mencionados hay que agregar la mortal estampida de La Meca, que causó la muerte de 1 800 personas –el balance inicial de 717 muertos ha ido subiendo de forma incesante [8].

Varios dignatarios iraníes murieron en esa estampida. Y también en este caso las autoridades sauditas se negaron a hablar de ello, mientras circulaban rumores de que el incidente en realidad fue organizado, lo cual convirtió el asunto en un diferendo entre Estados [9]. Pero la moderación que han mostrado los dirigentes iraníes sobre este asunto no debe interpretarse como una muestra de debilidad.

La República Islámica de Irán se ha acostumbrado a no mezclar diferentes temas y contenciosos. Y los sauditas no deberían tomar a la ligera sus advertencias. Prueba de ello es el hecho que los iraníes se negaron a incluir temas como Siria y la propia posición de Teherán hacia Israel en las negociaciones sobre el programa nuclear de Irán.

Para sus seguidores, el jeque al-Nimr ha pasado a la categoría de mártir ya que pertenece a una corriente de pensamiento y de creencia que considera el martirio del imam Hussein como el ejemplo de la lucha del Bien contra el Mal. La ejecución de al-Nimr no tendrá otro efecto que recordar que el reino saudita aún tiene cuentas pendientes con los iraníes.

NOTAS
[1] “Saudi Arabia is worried – and not just about its king”, Brian Whitaker, The Guardian, 29 de septiembre de 2015.
[2] «Las fuerzas contrarrevolucionarias bombardean Yemen», Red Voltaire, 26 de marzo de 2015.
[3] «Comprendre les origines de la guerre au Yémen», Le Monde, 17 de abril de 2015. «Les guerres cachées du Yémen », Pierre Bernin, Le Monde diplomatique, octubre de 2009.
[4] «Exclusivo: Los planes secretos de Israel y Arabia Saudita», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 22 de junio de 2015. «¿Por qué Occidente guarda silencio sobre la guerra de Yemen?», por Martha Mundy, Counterpunch (Estados Unidos), Red Voltaire, 6 de octubre de 2015.
[5] «La contrarrevolución en Medio Oriente», por Thierry Meyssan, Komsomolskaya Pravda (Rusia), Red Voltaire, 15 de mayo de 2011. «L’incendie est hors contrôle», por Manlio Dinucci, Il Manifesto (Italia), Réseau Voltaire, 22 de septiembre de 2011.
[6] «Arabia Saudita apoya el terrorismo en Siria desde 2012», por Elie Hanna, Al-Akhbar (Líbano), Red Voltaire, 29 de junio de 2015.
[7] «Des religieux saoudiens appellent au jihad contre la Russie en Syrie», Eléonore Abou Ez, FranceTVinfo, 6 de octubre de 2015.
[8] «Bousculade à la Mecque: le bilan serait de 1 849 morts mais Riyad se mure dans le silence», Russia Today, 20 de octubre de 2015.
[9] «Confirmado: Arabia Saudita secuestró colaboradores del Guía de la Revolución iraní», Red Voltaire, 13 de noviembre de 2015.

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