viernes, 8 de marzo de 2019

La Psiquiatría, brazo asesino del Sistema


Disidencia: el sistema nos llama locos 

Rafapal, el amigo Rafael Palacios. La Locura Moderna, ganador en la categoría literaria (los venerables) en los primeros Premios Disidencia que concede La Tribuna de España, entregados el pasado sábado 23 de febrero. Abre su extraordinario libro con la frase del filósofo indio Krihsnamurti cuando aseveraba que “no es sano estar bien adaptado a una sociedad enferma”.

Nos vuelven literalmente, concienzuda y sañudamente locos. La psiquiatría como brazo criminal del Sistema. Metódicos abusos criminales psiquiátricos. Un bata blanca, vulgo loquero: diabólico cruce entre narco y cura, madero e inquisidor, rata de cloaca y volátil cucaracha.

Una mayúscula estafa asesina.

La locura, como gran lugar común, falaz y rastrero. Como grandilocuente mito contemporáneo. Demencia proyectada por los medios de intoxicación de masas y generada por el poder político, en línea del célebre proyecto MK Ultra.
Y enfatizada con nuestros depravados estilos de vida.

La cincelada estafa de los comecocos: psicología, psicoanálisis y psiquiatría. La ilógica lógica de los psicofármacos, absolutamente perversa. Drogadicción en masa de poblaciones enteras. Idiotización y control social. Una nueva Naranja Mecánica con aciagos expertuzos y corruptores de cerebros amenazando con terapias y técnicas para remediar estereotipos sexistas, machistas, racistas. Lo raro, lo que no encaja, el unheimlich freudiano.

Primero se asalta la conciencia de la población imponiendo, falseándolo, un modelo según el cual el bienestar y el malestar de los sujetos dependen de un estado bioquímico.

Más tarde, se pone al alcance de la mano de dicha población una cura en forma de pastilla. Un nuevo soma huxleyano. A la luz de las leyes que rigen el mecanismo de los mercados, nos encontramos ante el diseño uno de los grandes negocios que mueven el mundo. La pútrida farmaindustria. Engañar a la gente y encubrir los genuinos y veraces problemas bajo la alfombra, un negocio que nunca dejará de crecer.

Los amos y sus camellos quieren que soportemos el imposible ritmo vital y, mientras, nos proporcionan los auxilios necesarios para ello. La imposición del estilo de vida estatolátrico y capitalista tiene efectos secundarios. Las cuerdas se dilatan hasta que se rompen.

La realidad, un gran manicomio

 Universidades, medios de comunicación y consultas vomitan su mierda sin descanso. ¿Estás jodido? Bien, tus niveles de dopamina o de serotonina se encuentran alterados por un desequilibro químico. No te preocupes, te podemos ayudar.

Obviamente, la desazón que mora en tu cabeza tiene que ver con el padecimiento de tu vida.

No podemos ni debemos ignorar factores decisivos. Las condiciones de vida, la esclavista situación laboral, la liquidación de las relaciones sociales, el desmoronamiento de las saludables relaciones entre ambos sexos, el aniquilamiento de la vida comunitaria o, simplemente, el aire envenenado que llevamos respirando toda nuestra vida en nuestras urbes de mierda (quien viva en Madrid, que mire hoy al cielo desde algún lugar elevado). Tenemos lo que los amos nos dan. Acaba uno poseyendo la tenebrosa certeza de ser cómplice, sin serlo, de una monstruosidad (la drogadicción en masa de miles de alumnos, por ejemplo). Y no puedes ignorar el inexcusable apunte de que el inicio de los manicomios (centros de control, poder, vigilancia, auténticos vertederos humanos, redefinidores de lo humano...) coincide, casi de manera simultánea, con la inauguración de las escuelas nacionales.

El manicomio ya no está hecho de correas, muros, barrotes, cerrojos. Se ha vuelto vago, impreciso, incorpóreo. El verdadero manicomio hoy, esencialmente, son los psicofármacos. Estamos en presencia de una turbadora mutación antropológica: los psiquiatras y las empresas farmacéuticas ya no se limitan a curar a los enfermos, también pretenden curar a los sanos. El mundo, Occidente, como gran frenopático.
  
Psiquiatría, el gran timo

Psiquiatría, una falacia fracasada. La psiquiatría, una industria deletérea, atroz, fraudulenta, ilegítima, mítica, falaz. Una pseudociencia. Una pavorosa destrucción de cientos de infancias y posteriores edades. Psiquiatría, una parodia de medicina y ciencia. La psiquiatría, combatiendo contra lo más noble, si quedase algo, de la medicina. Salud mental: hipernegocio. Y meter el turbo del control social. Fraude psiquiátrico astuto. Violación con otro nombre.

Cuando ya los medicamentos no bastan, vuelve el uso oculto del electrochoque. Este es el nuevo manicomio, menos visible, más discreto: diagnóstico y psicofármacos subyugan la escena. Drogando sin cesar al populacho. Drogando bajo la coartada de la curación. Actos criminales como terapias. Incluidos niños, con la fraudulenta trola del TDAH (1). Metiendo a renacuajos ritalín en vena. 

Vamos, en román paladino, anfetas. Tráfico de drogas para niños. La muchachada, futuros consumidores del meganegociete. Las escuelas, ora manicomios, ora ludotecas, diagnosticando, con las complacencias paternas, a todo quisque.

El control mental y social infantil llegará después. Y su inexcusable porción de violencia. Trastornos creados por decreto en los sórdidos DSM (2). Los manuales yanquis. Desde 2013, el quinto. Sus páginas, perfectos envoltorios  para recoger las heces de tu chucho. Se inventan enfermedades para vender drogas. Legales, eso sí. Diagnósticos falsos para obtener provecho económico. La esquizofrenia, paradigma de la industria más pingüe y abyecta de este mandarinato de carniceros. Se achicharran vidas. Los electrochoques nunca dejaron de existir. La lobotomía, psicocirugía, finamente expresado, una escabechina humana. 

Psiquiatría mediante, se arrasa con el más elemental sentido de justicia, corrompiendo leyes y moralidad. Ejemplo sangrante: tutelas de jóvenes y adultos. O el impresionante asunto de los yonquis. Se promueve la idea de que la adicción es incurable. Engaño nocivo en los diagnósticos de los colgados del jaco. Más madera.
Almas aherrojadas

Cómo devolverle al hombre su alma, en definitiva. Cómo impedir que el monstruoso Estado y el avasallador Capital nos desposean definitivamente de nuestras propias existencias. Cómo aspirar a una brizna de belleza en este loco mundo. Y apetecer algo de justicia divina. Si Alguien habitase en las alturas. En fin.



Luys Coleto en exclusiva para La Tribuna de España



(1) TDAH: (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad
(2) DSM: Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders es el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (American Psychiatric Association, APA) y contiene descripciones, síntomas y otros criterios para diagnosticar trastornos mentales.

***************************************************************************************
***************************************************************************************

No hay comentarios:

Publicar un comentario