Disidencia:
el sistema nos llama locos
Rafapal, el amigo Rafael Palacios. La
Locura Moderna, ganador en la categoría literaria (los venerables) en
los primeros Premios Disidencia que concede La Tribuna de España,
entregados el pasado sábado 23 de febrero. Abre su extraordinario libro con la
frase del filósofo indio Krihsnamurti cuando aseveraba que “no es sano
estar bien adaptado a una sociedad enferma”.
Nos vuelven literalmente, concienzuda y
sañudamente locos. La psiquiatría como brazo criminal del Sistema. Metódicos
abusos criminales psiquiátricos. Un bata blanca, vulgo loquero: diabólico cruce
entre narco y cura, madero e inquisidor, rata de cloaca y volátil cucaracha.
Una mayúscula estafa asesina.
La locura, como gran lugar común, falaz y
rastrero. Como grandilocuente mito contemporáneo. Demencia proyectada por los
medios de intoxicación de masas y generada por el poder político, en línea del
célebre proyecto MK Ultra.
Y enfatizada con nuestros depravados
estilos de vida.
La cincelada estafa de los comecocos:
psicología, psicoanálisis y psiquiatría. La ilógica lógica de los
psicofármacos, absolutamente perversa. Drogadicción en masa de poblaciones
enteras. Idiotización y control social. Una nueva Naranja Mecánica
con aciagos expertuzos y corruptores de cerebros amenazando con terapias y
técnicas para remediar estereotipos sexistas, machistas, racistas. Lo
raro, lo que no encaja, el unheimlich freudiano.
Primero se asalta la conciencia de la
población imponiendo, falseándolo, un modelo según el cual el bienestar y el
malestar de los sujetos dependen de un estado bioquímico.
Más tarde, se pone al alcance de la mano
de dicha población una cura en forma de pastilla. Un nuevo soma huxleyano.
A la luz de las leyes que rigen el mecanismo de los mercados, nos encontramos
ante el diseño uno de los grandes negocios que mueven el mundo. La pútrida
farmaindustria. Engañar a la gente y encubrir los genuinos y veraces problemas
bajo la alfombra, un negocio que nunca dejará de crecer.
Los amos y sus camellos quieren que
soportemos el imposible ritmo vital y, mientras, nos proporcionan los auxilios
necesarios para ello. La imposición del estilo de vida estatolátrico y
capitalista tiene efectos secundarios. Las cuerdas se dilatan hasta que se
rompen.
La
realidad, un gran manicomio
Universidades, medios de
comunicación y consultas vomitan su mierda sin descanso. ¿Estás jodido? Bien,
tus niveles de dopamina o de serotonina se encuentran alterados por un
desequilibro químico. No te preocupes, te podemos ayudar.
Obviamente, la desazón que mora en tu
cabeza tiene que ver con el padecimiento de tu vida.
No podemos ni debemos ignorar factores
decisivos. Las condiciones de vida, la esclavista situación laboral, la
liquidación de las relaciones sociales, el desmoronamiento de las saludables
relaciones entre ambos sexos, el aniquilamiento de la vida comunitaria o,
simplemente, el aire envenenado que llevamos respirando toda nuestra vida en
nuestras urbes de mierda (quien viva en Madrid, que mire hoy al cielo desde
algún lugar elevado). Tenemos lo que los amos nos dan. Acaba uno poseyendo la
tenebrosa certeza de ser cómplice, sin serlo, de una monstruosidad (la
drogadicción en masa de miles de alumnos, por ejemplo). Y no puedes ignorar el
inexcusable apunte de que el inicio de los manicomios (centros de control,
poder, vigilancia, auténticos vertederos humanos, redefinidores de lo
humano...) coincide, casi de manera simultánea, con la inauguración de las
escuelas nacionales.
El manicomio ya no está hecho de correas,
muros, barrotes, cerrojos. Se ha vuelto vago, impreciso, incorpóreo. El
verdadero manicomio hoy, esencialmente, son los psicofármacos. Estamos en
presencia de una turbadora mutación antropológica: los psiquiatras y las
empresas farmacéuticas ya no se limitan a curar a los enfermos, también
pretenden curar a los sanos. El mundo, Occidente, como gran frenopático.
Psiquiatría,
el gran timo
Psiquiatría, una falacia fracasada. La
psiquiatría, una industria deletérea, atroz, fraudulenta, ilegítima, mítica,
falaz. Una pseudociencia. Una pavorosa destrucción de cientos de infancias y
posteriores edades. Psiquiatría, una parodia de medicina y ciencia. La
psiquiatría, combatiendo contra lo más noble, si quedase algo, de la medicina.
Salud mental: hipernegocio. Y meter el turbo del control social. Fraude
psiquiátrico astuto. Violación con otro nombre.
Cuando ya los medicamentos no bastan,
vuelve el uso oculto del electrochoque. Este es el nuevo manicomio, menos
visible, más discreto: diagnóstico y psicofármacos subyugan la escena. Drogando
sin cesar al populacho. Drogando bajo la coartada de la curación. Actos
criminales como terapias. Incluidos niños, con la fraudulenta trola del TDAH (1). Metiendo a renacuajos ritalín en vena.
Vamos,
en román paladino, anfetas. Tráfico de drogas para niños. La muchachada,
futuros consumidores del meganegociete. Las escuelas, ora manicomios, ora
ludotecas, diagnosticando, con las complacencias paternas, a todo quisque.
El control mental y social infantil
llegará después. Y su inexcusable porción de violencia. Trastornos creados por
decreto en los sórdidos DSM (2). Los manuales yanquis.
Desde 2013, el quinto. Sus páginas, perfectos envoltorios para recoger
las heces de tu chucho. Se inventan enfermedades para vender drogas. Legales,
eso sí. Diagnósticos falsos para obtener provecho económico. La esquizofrenia,
paradigma de la industria más pingüe y abyecta de este mandarinato de
carniceros. Se achicharran vidas. Los electrochoques nunca dejaron de existir.
La lobotomía, psicocirugía, finamente expresado, una escabechina humana.
Psiquiatría mediante, se arrasa con el más elemental sentido de justicia,
corrompiendo leyes y moralidad. Ejemplo sangrante: tutelas de jóvenes y
adultos. O el impresionante asunto de los yonquis. Se promueve la idea de que
la adicción es incurable. Engaño nocivo en los diagnósticos de los colgados del
jaco. Más madera.
Almas
aherrojadas
Cómo devolverle al hombre su alma, en
definitiva. Cómo impedir que el monstruoso Estado y el avasallador Capital nos
desposean definitivamente de nuestras propias existencias. Cómo aspirar a una
brizna de belleza en este loco mundo. Y apetecer algo de justicia divina. Si
Alguien habitase en las alturas. En fin.
Luys Coleto
en exclusiva para La
Tribuna de España
(1) TDAH: (Trastorno
por Déficit de Atención e Hiperactividad
(2) DSM: Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders
es el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la
Asociación Americana de Psiquiatría (American Psychiatric Association, APA) y
contiene descripciones, síntomas y otros criterios para diagnosticar trastornos
mentales.
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