Pablo Jofré
Leal
En este cuarto
lustro del siglo XXI asistimos, en el plano internacional, a la
consolidación de la impunidad como conducta, en materia de cumplimiento del
derecho internacional por parte de una de las entidades más terroristas, que ha
dado la historia de la humanidad: el régimen sionista israelí.
Efectivamente, A
70 años de la Nakba (catástrofe en árabe) a 51 años de la Guerra de Junio de
1967, a un poco más de un cuarto de siglo de lo que fue el fraude de los
Acuerdos de Oslo y 12 años ya del bloqueo criminal contra la Franja de Gaza,
Israel ha demostrado ser una maquinaria criminal. Un vecino inamistoso, un
régimen depredador, que no dejará la Palestina histórica a no ser por la fuerza
de la razón y la acción de Palestina y su pueblo. Como también de aquellos que
creemos en la justicia, así si ella se ejerce con todas las formas de lucha
contra el terrorismo institucionalizado a partir de la creación de la entidad sionista.
El terror
desde sus orígenes
Un régimen surgido
de determinaciones arbitrarias y con todo el peso de la conciencia de una
comunidad internacional que quiso, mediante la partición de Palestina —mediante la Resolución N° 181
de noviembre del año 1947— y la
cesión de aquello que no le pertenecía, tratar de apaciguar su responsabilidad
frente a los crímenes del nacionalsocialismo, pero en cuya deuda el pueblo
palestino ha sido el que ha pagado las consecuencias, sin tener arte ni parte y
con un sionismo que ha pasado de ser considerado parte de un pueblo víctima a
convertirse en una sociedad victimaria.
A 70 años de la Nakba ha quedado establecido que Israel, no dejará de
ocupar los territorios
usurpados de la ribera occidental, seguirá violando todas y
cada una de las resoluciones emanadas de organismos tan diversos como las
Naciones Unidas, su Consejo de Seguridad, la Asamblea General, la Unesco o
cualquiera otra que ha demandado a Israel que cese su política criminal contra
el pueblo palestino. Un Israel que seguirá enfrascado en su política
colonialista, racista y criminal y que nos permite, con justa razón,
parafrasear su actuar, definiéndola como un régimen nacionalsionista.
¿Cómo no definir a
Israel como un régimen terrorista, una imitación siniestra del régimen nazi, si
cada una de sus acciones así lo refleja desde sus primeros arribos a Palestina
a fines del siglo XIX? Pruebas al canto: protege su proceso de colonización
previo al año 1948 con el actuar de bandas armadas como la Haganá. Este
movimiento realizaría acciones armadas contra la población palestina y que
posteriormente, con apoyo británico, conformaría una fuerza de ataque
compuesta por 50 mil milicianos que concretaría el nacimiento de la entidad
sionista en mayo del año 1948, participando activamente en la expulsión
de cientos de miles de palestinos de sus tierras ancestrales.
Una escisión de la
Haganá, la denominada banda de Irgún, fundada por el sionista ucraniano Zeev
Jebotinsky, se convertiría en una de las organizaciones más violentas en
tierras palestinas, asesinando, tanto población local como funcionarios y
soldados británicos. De este grupo Irgún se desgajó, otro movimiento
terrorista, la denominada Banda de Stern, conocida también como Lehi, fundada
por el sionista polaco Abraham Stern, quien murió acribillado mientras se
escondía de sus captores en un armario. Stern fue reemplazado por quien sería
Primer Ministro Israelí, el bielorruso Yitzak Shamir. Todas estas
organizaciones, sin reparo moral alguno y sin recriminar las formas de lucha
empleadas, usaron el terrorismo en forma cotidiana. Fueron la base, el ADN
terrorista del actual Ejército terrorista de Ocupación Israelí.
La conjunción de
esto grupos, junto al sostén británico en asesoría, hombres y armas
permitirían, que el día 14 de mayo del año 1948, en una acción concertada,
entre el sionismo dirigido por el dirigente de origen polaco David Ben Gurion y
las autoridades británicas —que concluían su Mandato ese mismo día— se
proclamara el nacimiento de una entidad que surgirá a contrapelo de los
derechos de la población palestina y con su claro rechazo. Los países árabes
vecinos, como era lógico esperarlo entraron en guerra contra las fuerzas
israelíes.
La entidad surgida
tras su proclamación signó como pruebas para esa acción, espurios derechos
mitológicos, como también aquellos aparentemente legales, derivados de la
Declaración Balfour e incluso de victimismo y crisis de conciencia, surgidos
tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. El 14 de mayo de 1948 fue
también el disparo de inicio, para un proceso de limpieza étnica, que continúa
hasta el día de hoy: La Nakba.
Una Nakba
catalizada por la acción del terrorismo sionista, pletórico de furor homicida y
que implicó la expulsión de sus tierras ancestrales de 700 mil palestinos, a
manos de fuerzas israelíes, que aplicaron la política aprendida de las hordas
nacionalsocialistas y que a partir de esa fecha comenzaron a arrasar casas,
cultivos, demoler construcciones, quemar, asesinar a todo aquel que se cruzara
en su camino. Fue la expresión brutal pero eficiente de los aprendices de las
técnicas del Tercer Reich. Alumnos ejemplares, que saciaron su sed homicida con
un pueblo pacífico, cuyo gran pecado no fue haber impedido con fuerza, desde el
inicio, la presencia colonialista de los judíos sionistas europeos que
comenzaron a llegar en tropel, en hatajos ambiciosos a tierras palestinas.
Hitos del
terrorismo Sionismo
El 14 de mayo del
año 1948 marca el punto de partida, no sólo de un año trágico, sino también una
etapa histórica, donde el crimen, la colonización, ocupación y destrucción, han
sido conceptos que se han hecho carne en la vida de millones de palestinos. La
Nakba representa una tragedia, para los árabes en general y el pueblo palestino
en particular, pues consigna el inicio de la usurpación de las tierras
palestinas, la expulsión de miles de familias de sus casas, de sus aldeas, de
sus pueblos, de sus arraigos, donde millones de ellos aún malviven en el
transtierro. La Nakba significó el descalabro demográfico, moral y
territorial, el inicio de un proceso basado en el terror, el racismo, el
asesinato, la desarabización y consiguiente judaización de la Palestina
Histórica.
Una política de
expansión sionista, que tiene como otro de sus hitos el desarrollo del programa
nuclear israelí a partir de la década del 50 del siglo XX bajo el apoyo francés
y el silencio estadounidense y británico. Tal programa le ha permitido contar
hoy, con al menos 300 artefactos nucleares. Otra marca importante fue la
participación en la Guerra del Canal de Suez contra Egipto, en unión de Londres
y Paris, donde Israel, bajo la operación terrorista Susannah, y cumpliendo el papel de ejecutor, llevó a cabo
una serie de acciones de sabotaje en suelo egipcio. Ello, a cargo de
agentes sionistas de la unidad 131, para beneficiar a los ingleses de los
intentos estadounidenses de apoderarse del vital y estratégico Canal de Suez,
cuya nacionalización había sido decidida por el líder egipcio Gamal Abdel
Nasser en julio del año 1956.
Una estrategia
geopolítica de extender el territorio israelí a costa de sus vecinos y en
especial de Palestina, que se consolida el año 1967 con la ocupación militar de
nuevos territorios de Oriente Medio en general —altos del Golán, la Península
del Sinaí— y de Palestina en particular con la ocupación de la Franja de Gaza y
Al-Quds Este, por parte de las fuerzas ocupantes israelitas. Fuerzas de
conquista, que siguen allí —a excepción del Sinaí devuelto a Egipto—
y que están establecidas bajo diversas formas de dominio. En Cisjordania
bajo el control territorial de gran parte de los 5860 kilómetros cuadrados
de la ribera occidental, la construcción de asentamientos donde habitan 650 mil
colonos judíos sionistas.
Consignemos el
caso de la Franja de Gaza con un
bloqueo cruel, inhumano, criminal, que impide un mínimo desarrollo de lo que es el campo de concentración más grande del
mundo. Un territorio asediado, que en las últimas semanas ha tenido que
sufrir el ataque bárbaro contra su población movilizada en aras del derecho al
retorno, una población que ha servido de tiro al blanco, para que cientos de
francotiradores gocen en la ignominia de su acción criminal.
Todo lo descrito,
viola todas y cada una de las resoluciones de las Naciones Unidas que
exigen la retirada israelí de los territorios ocupados. El fin de la
construcción de asentamientos, para instalar lo más violento del sionismo, en las
tierras bajo invasión militar. El derribo del muro de la vergüenza, el cese de
la demolición de viviendas, el retorno de los refugiados, el término de los
asesinatos de la población indefensa, entre otras demandas. Pero…un
Israel ciego, sordo pero no mudo, sigue imperturbable, vendiendo la imagen de
ser “la mayor democracia de Oriente Medio”. Una parte más de la estrategia de
hasbara, que anima las mentiras y fantasías del sionismo y que trata de
disfrazar su esencia asesina.
Cada palabra
escrita contra la ocupación israelí de Palestina, se agudiza cuando la justa
rabia e indignación frente a los atropellos cometidos por el sionismo, se hace
presente. Cuando aparece de estampida cada 14 de mayo la necesidad y lo vital
que resulta conmemorar la Nakba, que al mismo tiempo representa conceptual y
concretamente una catástrofe, nos lleva por el camino de la lucha del pueblo
palestino, por sus justas reivindicaciones, por el derecho al retorno, por
lograr la expulsión del invasor.
En un trabajo publicado el año
2017 sostenía que “La Historia de
violaciones de la entidad sionista contra el pueblo palestino sigue su curso en
la Franja de Gaza, en Cisjordania y el Al-Quds. Ello, en un marco regional
donde el respeto por los derechos humanos del pueblo palestino ha quedado,
interesadamente en segundo plano frente a otra serie de hechos”. Efectivamente,
la ocupación de Palestina y la violación de los derechos de su pueblo pretende
ser invisibilizada, ya sea invocando la guerra de agresión llevada contra el
pueblo sirio y el de Yemen, el supuesto peligro que representa Irán y su
programa nuclear a pesar de la firma del Plan Integral de Acción Conjunta con
el Grupo 5+1 en julio del año 2015 y el pretendido combate occidental contra
las bandas terroristas takfiríes .
Cada uno de esos
conflictos ha sido aprovechado por el sionismo y sus aliados occidentales,
principalmente Francia y el Reino Unido sobre todo en momentos que las
miradas de estas potencias europeas están centradas en sus propios temores
contra el takfirismo, sus problemas económicos y esa pesadilla que significa,
para la Europa opulenta, el tener en sus puertas a cientos de miles de
refugiados, que se visualizan como una plaga a la cual hay que controlar,
aunque gran parte de los refugiados del mundo se agolpan en Turquía, Irán,
Jordania, El Líbano, Paquistán y sólo Alemania se encuentra entre los diez
países, que mayor cantidad de refugiados ha recibido desde el año 2011 a la
fecha.
Es en este
contexto, donde se pretende abandonar a Palestina y su sueño de
autodeterminación. Ello hace imprescindible el levantar la defensa de los
derechos humanos de la población palestina en sus territorios ocupados y
aquellos refugiados. En ese composición política regional e internacional,
Israel intensifica la violación de los derechos humanos de la población
palestina en Cisjordania y la Franja de Gaza, viola el derecho
internacional, asesina a moribundos con balazos en la cabeza, profana la
Mezquita de Ibrahim en Al-Jalil, impide la entrada de peregrinos a la Explanada
de las Mezquitas en Al-Quds, detiene a niños y jóvenes, confisca tierras,
demuele viviendas, destierra a familias enteras. Acribilla a manifestantes en
la Franja de Gaza. Usurpa, roba, asesina, viola y sigue considerando que actúa
bajo un mandato divino.
Estamos en
presencia de un régimen donde el delirio, la perversión, el carácter criminal
de una sociedad debe ser castigada. Resulta evidente, que bajo lo descrito, la
idea de los dos Estados es simplemente una farsa. La judaización de Al-Quds, el
muro, los asentamientos, los crímenes cotidianos, expresa una política de
limpieza étnica, la consolidación de una política basada en el terror que lleva
a la entidad sionista a considerarla como uno de los regímenes más criminales
que ha tenido la humanidad.
Es en este plano,
que cada 14 de mayo nos debe alentar a trabajar aún más por lograr la
liberación de Palestina. No basta con llorar. Las palabras encendidas, el
discurso conmemorativo debe ser acompañado, claramente, por la decisión de
combatir al invasor, de expulsarlo más allá del Mediterráneo, de hacerlo
sucumbir bajo el la justa lucha del pueblo palestino y aquellos que la defienden
y admiran. Ese es, uno más, de los objetivos que cada 14 de mayo nos alienta al
recordar la Nakba, que no es otra acción que volver a pasar por el corazón.
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REPRODUCCION PARCIAL DEL ARTICULO PUBLICADO EN LA WEB: EL ESPIA DIGITAL , TITULADO: Jornadas de infamia: No cesa la masacre de Israel sobre los palestinos. Ahora no están los misiles de EEUU, Reino Unido y Francia
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NOTA DEL
AUTOR DEL BLOG:
¿Acaso queda algo por decir después de leer este
artículo? El estado sionista de Israel es la expresión del terror que exporta a
todo el mundo. El sionismo tiene en su poder a los países más fuertes de
Occidente. Su macabro plan del Nuevo Orden Mundial tiene su máxima expresión al
doblegar al gigante americano y a los acólitos de la OTAN.
Utiliza su potencial económico para someter a su
voluntad a los gobiernos de esos países y usa su fuerza militar para sus
propios intereses. ¡Pobre Estados Unidos y pobre Europa!
¿Quién organiza todas las guerras actuales? ¿Quién
invade países a su antojo?
¿China? ¿Rusia?¿Irán?¿Corea del Norte? No señor, no.
Estos países no tienen más remedio que buscarse la vida al igual que otros
muchos que ya cayeron para que esta banda de terroristas no les aplasten.
Tienen que hacerse con el arma nuclear y dedicar unas sumas de dinero imponentes
a gastos militares simplemente para defenderse de esta gentuza ávida de poder y
dinero.
El que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que
oiga, y el que tenga entendimiento será capaz de descubrir quién representa a
la serpiente antigüa, a la gran ramera, al anticristo mencionado en la Biblia.
Ellos son los que provocarán el Armagedon, …si alguien
no lo remedia.
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