Ayer 3 de junio tres pobres desgraciados usados mentalmente y drogados por sus asesinos entrenadores, que viven entre nosotros aquí en Occidente, mataron indiscriminadamente a 6 ciudadanos inocentes e hirieron a unas docenas más en Londres.
Es la historia negra que se repite una y otra vez, cada vez con mayor frecuencia en los propios paises de sus instigadores.
Hay que repetir una vez mas la barbarie expresada por estos promotores del terror que todos sabemos por quién están pagados: la élite sionista y los paises controlados por ellos como EE.UU., Israel, Arabia Saudita y casi todos los paises europeos que sometidos por la OTAN ayudan como corderos a esta nefasta mafia.
Si añadimos la desinformación añadida por los medios de comunicación controlados mayoritariamente por ellos, observamos como además de asustar a sus poblaciones para que se vuelvan más dóciles e implantar sus dictados económicos y de poder, crean una opinión totalmente plagada de islamofobia. Recalcan siempre machaconamente el grito "ALA ES GRANDE" mientras asesinan. Esta es la forma de echar auténtica mierda (Són líderes de la fabricación mundial de este producto fecal) sobre lo que significa el Islam con su profunda filosofía pacifista y humana.
Nadie en la prensa occidental es capaz de decir esto: ¡SEÑORES! ¡EL ISLAM NO ASESINA!
"Es evidente que a los asesinos no les gusta el Islam, pero al Islam le gustan todavía menos los asesinos".
"Terrorismo e Islam son incompatibles"
¿Por qué no son capaces de desvincular lo uno de lo otro? Simplemente porque a los amos de la prensa no les interesa hacerlo. Mas bién les interesa emponzoñar... lo único que saben hacer.
ES POR ESTO QUE PARA NO REPETIR SIMPRE LA MISMA HISTORIA EN LOS ARTICULOS DE MI BLOG os pongo este artículo de los verdaderos hijos del Islam para darles esa voz que se les niega de forma abrumadora en los medios:
Los silencios de la prensa
cuando las víctimas son musulmanes
La realidad es que el terrorismo no forma parte del
islam
02/06/2017 - Autor: Ángel Álvarez Hernández - Fuente: Webislam
La prensa
occidental no deja de enterrar en el olvido los cadáveres de musulmanes. Los
atentados terroristas de DAESH solo son noticia relevante cuando se cometen en
occidente. Si el atentado es en Oriente Medio, la prensa occidental apenas hace
una reseña de los hechos. Los grandes medios de comunicación y las grandes
Agencias de Información internacionales, no han dejado de confundir e incluso
identificar al terrorismo como el islam, llamándolo radical, islamista,
integrista o extremista. La realidad es que el terrorismo no forma parte del
islam, y los criminales que lo practican vulneran constantemente los dichos del
Profeta, (PyB) y el Sagrado Corán, (que la mayoría de los periodistas no se molestan
ni en conocer). Nada hay más contrario a la sharia y a la yihad que
un terrorista suicida. No existe una guerra entre occidente y oriente, ni
entre islam y cristianismo. Una guerra así sería una creación artificial y el
paraíso para los traficantes de armas y las entidades financieras más sucias,
tal y como el Papa Francisco denunció en Sarajevo, cuando declaró:
“Quien habla
de paz y favorece la guerra (…) es un hipócrita”
Es necesario
que los medios de comunicación visibilicen a los musulmanes que condenan el
terrorismo y se oponen al mismo jugándose su propia vida. Algo que no se hace,
salvo poner alguna declaración de manera fugaz.
Para la
prensa española apenas es noticia la islamofobia. De esta manera, al no
visibilizarse la islamofobia parece que no existiera. Si el ciudadano medio no
ve los incidentes islamófobos que sufre la comunidad musulmana y solo ve los
atentados terroristas que se realizan en su nombre, por fanáticos y
delincuentes, es lógico que se sienta amenazado.
El asesinato
en Portland de dos hombres que intentaron apaciguar a un supremacista blanco
que estaba insultando a dos chicas musulmanas, (una de ellas con hiyab),
ha pasado casi desapercibido en la prensa española y europea. También ha pasado
casi desapercibida la condena a tres años de prisión del agresor islamófobo que
pateó el vientre a una mujer musulmana embarazada que perdió a sus gemelos. Los
atentados terroristas en Turquía, Siria o cualquier otra parte de Oriente Medio
se ofrecen como algo trágico y rutinario.
La prensa
apenas se hizo eco cuando un grupo terrorista asesinó a 68 niños y mujeres que
viajan en autobuses en un intercambio de civiles en Siria. El asesinato por un
terrorista suicida de 22 niños y adolescentes ha vertido ríos de tinta y horas
en los medios de comunicación de masas. Todas las victimas deberían ser
tratadas igual, pero al no hacerse esto, se está cayendo en un agravio
comparativo muy lamentable.
Esta
política mediática está fomentando la islamofobia y dando una visión
distorsionada del islam y los musulmanes. No podemos referirnos a los
periodistas que publican noticias sobre terrorismo como desconocedores del
islam (y de la forma de actuar de los terroristas) cuando llevan décadas
escribiendo sobre este problema.
En los
grandes medios de comunicación aparece el dolor que generan los terroristas en
occidente, las vidas que han destrozado y el sufrimiento, pero jamás, casi
nunca, aparecen los enormes beneficios que generan los actos terroristas en las
ventas de armas, ni una explicación lógica que aclare cómo es posible que el
mal llamado Estado Islámico no haya desaparecido después de estar siendo
bombardeado, “teóricamente”, por Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña y
Francia, cuatro de los cinco ejércitos más fuertes del mundo. Tampoco se investiga
a quién venden los terroristas el petróleo que controlan o cómo realizan la
compra de armas. Desconocemos los nombres de quienes se benefician
económicamente de sus crímenes.
Si nos
fijamos en los autores de los atentados terroristas en occidente podemos
constatar que son delincuentes, fanáticos con trastornos mentales o militares
neonazis que quieren fomentar la islamofobia y la xenofobia contra los
refugiados de países de mayoría musulmana. El padre de Salman Abedi (el
terrorista suicida de Manchester que rezaba a voces en la calle), según la web voltairenet.org , era un ex agente libio captado
por el MI6 (británico), que intentó atentar contra Gadafi y participó en la
creación del Grupo Islámico Combatiente en Libia (GICL), franquicia de
al-Qaeda, junto a Abdelhakim Belhadj, actual “Emir de Trípoli”, quien colaboró
con la OTAN en la Guerra de Libia entre febrero y octubre del 2.011, que acabó
con la destrucción del país con mayor desarrollo humano de África. Actualmente,
Libia es un estado fallido desgarrado entre diferentes gobiernos y milicias que
se reparten a tiros el territorio y las “zonas petroleras”.
Estamos ante
un juego criminal, donde los medios de comunicación, no están haciendo su
función. Estamos ante un escenario de guerra de cuarta generación donde no
existen enfrentamientos directos entre países occidentales o potencias
desarrolladas sino que, en la sombra, éstas apoyan los intereses económicos de
corporaciones financieras que se centran en el control de negocios como el
petróleo, la venta de armas y las drogas. Esta guerra de cuarta generación,
entre otros elementos, se caracteriza por ser:
a) Una
guerra asimétrica, que se desarrolla a través de grupos terroristas, que
desestabilizan países atacando concentraciones civiles, como cines,
espectáculos musicales, supermercados o zonas turísticas de gran afluencia.
Ejemplo de esto son los atentados de Manchester o Madrid (11M)
b) De baja
intensidad, que se desarrolla a través de la utilización de elementos
políticos, sociales, económicos y psicológicos, que incluyen desde las
presiones diplomáticas y económicas o las operaciones psicosociales, hasta el
terrorismo y la insurgencia con objetivos selectivos. Ejemplo de ésta son las
sanciones económicas a Corea del Norte o diplomáticas a países como Irán o
Rusia.
c)
Sucia, con intervención del ejército, o grupos paramilitares contra
grupos políticos disidentes y opositores en un país determinado. Ejemplo de
esto fue el exterminio de toda la clase intelectual o dirigente en Afganistán,
o el asesinato de sindicalistas o periodistas en México o Colombia.
d)
Aplicación del terrorismo de Estado, con atentados selectivos contra dirigentes
de organizaciones políticas o sociales. Ejemplo conocido son los casos de Palestina.
e) La
creación de grupos fanáticos o sectas donde se utiliza el lavado de
cerebro y en las que es esencial la propaganda y la manipulación a través
de las redes sociales. Páginas web, blog o videos, que son editados, y en los
que aparecen crímenes, acciones militares o escenas que son recreadas en platós
dedicados a filmar escenas que son difundidas por la redes sociales.
En esta
guerra de cuarta generación la información juega un papel fundamental, y los
medios de comunicación dan la impresión de no ejercer su labor independiente de
denuncia social.
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