Por Javier Molina
No es fácil encontrar en un mismo
medio opiniones enfrentadas tan fundamentadas como las que vengo
manteniendo con Carlos Doblado. Como en la vida, ante un mismo
escenario, son diversas las formas de ver y analizar las situaciones
con el objetivo de buscar un posicionamiento correcto consecuente. Y
en este momento de mercado, mientras que Carlos tiene una versión
alcista para el S&P, la mía es totalmente contraria pese a
lo que comentó Warren Buffett el otro día. Según él, si los
tipos de interés en USA siguen en 0 otros 50 años, el Dow
Jones se irá a los 100.000 puntos.
A ese respecto, solo podemos analizar
una economía y su índice de referencia para ver, a simple vista,
que esa afirmación no se ha probado como correcta. Fíjese en el
caso de Japón. Y pese a que el caso deEstados Unidos es
diferente, pues su población no está en decrecimiento ni
envejeciendo al modo japonés (el caso europeo se puede empezar a
parecer) los tipos en cero no ayudarán a incrementar más
los beneficios empresariales al entrar nueva competencia en un
entorno de muy suave crecimiento de la demanda, con sus implicaciones
sobre la economía.
Volviendo al inicio, son varios los
motivos que me llevan a este grado de escepticismo. Cierto es que, en
ese último més, me he perdido un buen tramo al alza y que
a día de hoy no puedo más que admitir esa situación. Pero mi
estrategia de inversión se proyecta en un horizonte temporal más
amplio y, salvo que los hechos demuestren lo contrario, hay que
mantenerla mientras tenga sentido.
Y los eventos sobre los que sustento mi
teoría no han cambiado. De facto, se van agravando con el paso del
tiempo y vienen a reforzar mis ideas. Desde mi punto de vista, el
mercado se sostiene gracias a la intervención masiva de los bancos
centrales. Esto nos ha llevado a una nueva dimensión
cuyos resultados finales no tenemos muy claros. Valga como
ejemplo, las dudas del banco central de Japón respecto a
los tipos negativos y las distorsiones que éstos pueden crear en la
economía. De otro lado, sigo pensando que la economía mundial no lo
está haciendo tan bien como nos venden desde Wall Street.
Los resultados empresariales, de media, no están saliendo bien
y veo las proyecciones, año sobre año, de los próximos trimestres
con crecimiento negativo. Sólo el mercado de empleo parece aguantar
el tipo y es lo que nos quieren hacer ver pues, hasta en eso, hay
cierto truco.
Fíjense en el siguiente gráfico y la
divergencia de estos últimos años.
La línea roja muestra el porcentaje de
población que tiene un empleo. La azul, la velocidad a la que el
dinero cambia de manos. La correlación entre esas dos variables era,
hasta el 2010, muy alta. Sin embargo, desde entonces se ha roto esa
relación positiva por varias causas. De un lado, desde la crisis del
2009, los sueldos han caído entre un 5 y un 20% en función
de su clase social y respecto a su cesta de la compra. Y, pese a los
tipos de interés en 0, las familias intentan ahorrar lo que pueden.
Eso nos da como conclusión que cada vez hay menos renta real
disponible y que la población media es más pobre. Si miramos ese
dato, fíjese como la clase media ha pasado del 53% del 2008 al 44%
en 6 años. A ese ritmo de caída, en 30 años ya no habrá
clase media... La clase baja ha pasado en ese período del 25%
al 40%. Con esos datos, ya ven que algo no funciona bien en este
modelo económico y que esas políticas expansivas que sustentan
a los mercados no parece que impacten en la economía real.
Uno de los ratios que también me gusta
observar, para ubicarme en la ecuación rentabilidad/riesgo que asumo
como inversor, es el “Tobin´s Q ratio”. Éste se obtiene de
dividir el total valor del mercado entre el valor total de las
empresas que lo componen. La información la proporciona la Reserva
Federal y, pese a que tiene un retraso de unos meses, nos da pistas
sobre aquella ecuación. A día de hoy, pese a no estar en zonas muy
elevadas, sí me dice que el riesgo que asumo al comprar ese
activo es alto respecto a la media y, por tanto, la rentabilidad que
puedo obtener es relativamente baja. En otras palabras, que no compro
barato para intentar vender caro sino más bien todo lo contrario.
Y no hace falta volver sobre datos de
PER, sobre la deuda disparada a todos los niveles por esa política
económica expansiva, el efecto de las recompras de acciones propias
en los beneficios por acción, etc. Son muchos los frentes abiertos
que, pese a que es verdad que pueden seguir así durante un tiempo,
al final se tiende a los fundamentales. Y esos nos indican que, a
estas alturas, el riesgo es mucho mayor que la rentabilidad que
se puede obtener.
Analice sus decisiones de inversión en
base a sus propios criterios. Ya ve que cada analista expone sus
razones y, ciertamente, pueden ser correctas aún teniendo
implicaciones contrarias. Yo me mantengo en mis argumentos y sigo
apostando por la caída de Wall Street.
Fuente:
Blogs.elconfidencial***************************************************************************
Artículo publicado en: http://www.elespiadigital.com/index.php/noticias/politica/13339-los-graficos-que-invitan-a-pensar-que-wall-street-si-deberia-caer
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