Sábado 23 de Enero de 2016 23:45
Hace 55 años, agentes de los servicios
secretos belgas y de la CIA introdujeron el cuerpo de Patrice Lumumba
en un barril de ácido y lo hicieron desaparecer. El Congo pudo haber
ido hacia una democracia y, por el contrario, fue hacia una de las
peores dictaduras africanas del siglo XX.
Fue el primer jefe de gobierno de la
República Democrática del Congo. Buscó la descolonización de su
país en manos de Bélgica y destruir totalmente el poder
colonialista europeo presente en África, erradicar el ultraje y el
expolio que durante siglos había sufrido el continente.
En 1958 se orientó decididamente hacia
la lucha por la descolonización del Congo por las escasas
posibilidades de acción social que le permitían las autoridades
coloniales belgas y así fundó el Movimiento Nacional Congolés,
partidario de crear un Estado independiente y laico, cuyas
estructuras políticas unitarias ayudaran a superar las diferencias
tribales creando un sentimiento nacional.
Tras la independencia de Bélgica, en
1960, el Congo celebró elecciones, y Patricio Lumumba, líder de la
lucha independentista, llegó a la presidencia con un programa
nacionalista y de izquierda.
Lumumba no pudo impedir que la retirada
del ejército belga diera paso conflicto político con
pronunciamientos militares, ataques a la población blanca y
disturbios generalizados.
La rebelión fue especialmente grave en
la región minera de Katanga, que se declaró independiente bajo el
liderazgo de Tschombé; Lumumba denunció que esta secesión había
sido promovida por el gobierno belga en defensa de los intereses de
la compañía minera que explotaba los yacimientos de la región.
Lumumba pidió ayuda a la ONU, que
envió un pequeño contingente de «cascos azules» incapaces de
restablecer el orden, y por eso pidió el apoyo de la Unión
Soviética, con lo que amenazó directamente los intereses
occidentales.
El presidente de EE.UU., Eisenhower,
dio entonces orden de eliminarlo. Y envió al agente de la CIA Frank
Carlucci, quien luego sería secretario de Defensa de Ronald Reagan.
Un golpe de Estado derrocó a Lumumba
en septiembre de 1960. Fue torturado brutalmente y fusilado por
mercenarios belgas, que disolvieron su cuerpo en ácido y esparcieron
sus restos para que no fuera reconocido.
Hace bien poco, en noviembre de 2001,
el parlamento de Bélgica reconocía la responsabilidad de su Estado
en la muerte de Patricio Lumumba.
Fue asesinado de esa manera por la gran
lucha política e ideológica que realizó para dar a conocer la
unidad como instrumento y vía para el logro de la liberación por
parte de los pueblos africanos, de los yugos coloniales que se
mantenían en el momento en que libró su lucha y que aún se
mantienen, incluyendo entre ellos al neocolonialismo naciente y al
imperialismo norteamericano que ya comenzaba a meterse en los países
africanos para sumarse a los saqueadores de las riquezas de ese
continente.
El pensamiento de Patrice Lumumba
constituyó un peligro para las potencias occidentales explotadoras
de los pueblos africanos. Medio siglo después, las autoridades
estadounidenses reconocieron su implicación en el derrocamiento y
asesinato del líder congoleño.
Vista en la distancia, su lucha fue la misma que hoy se libra en Nuestra América por darle una verdadera independencia.
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